pamplona - En su primer año en la categoría, a Pedro Sánchez le está tocando sufrir. Pero no renuncia a su estilo de fútbol para salir a flote.

El penúltimo gana al líder. Habrá mucho trabajo para hacerle sentir capaz de hacerlo.

-La clave es creer. Trabajamos durante la semana con la idea de que podíamos ganar. Conocíamos a la Peña porque habíamos jugado ya dos partidos de Copa (2-1 en Tafalla y 3-4 en Huarte tras ir ganando 3-0) y uno de Liga (2-0). Además, habíamos roto una mala racha la semana anterior, la cabeza estaba mejor y, a partir de ahí, jugamos muy bien: defendimos y nos atrevimos con balón. Hubo fases en las que parecía que nos iban a remontar, pero supimos sufrir. Y aún su portero hizo un par de paradas y estrellamos un balón en el larguero. Ahora hay que convencer al jugador de que ese ritmo y esa intensidad hay que trasladarla a todos los partidos.

El triunfo le saca de los puestos de descenso. ¿Ayuda en lo psicológico?

-El jugador se refuerza. Cuando faltan los resultados, está muy presionado tanto entrenando como jugando. Se merman sus cualidades. Estos resultados deben servir para aliviar esa tensión, ese agobio que hemos tenido hasta diciembre. Ahora se ve al jugador más alegre y hay que aprovecharlo para sacar puntos.

¿Le había tocado entrenar a un equipo en esta situación?

-En este nivel no, pero sí en Liga Nacional, en Mutilva. Con un equipo muy joven (15 jugadores de primer año), íbamos últimos al final de la primera vuelta. Después hicimos una segunda vuelta espectacular y nos mantuvimos bien. No son situaciones iguales por la edad del jugador, pero se parecen en el sufrimiento.

Siempre ha apostado por un fútbol de toque. ¿La falta de resultados le ha hecho cambiar?

-No renuncias al estilo, porque todo el mundo relaciona un equipo mío con llevar el peso del partido, tener la posesión... Pero estos dos últimos partidos hemos dado una vuelta al tema y hemos tenido menos posesión. En lugar de descubrir las bazas y exponer tanto, hemos ajustado el tema defensivo. Y después con balón hacemos todo lo que sabemos, como siempre. Había que cambiar algo y por ahora nos han salido dos resultados buenos. Pero enero es complicado.

Es su primer año en la categoría. ¿Esperaba esta Tercera?

-Siempre veía la Tercera desde fuera, porque hay jugadores que has tenido. Me daba la sensación de categoría dura, pero desde dentro resulta más dura todavía, porque es muy competitiva, los equipos van al resultado independientemente del juego... En Liga Nacional se prima más la mejora del jugador o el jugar bien. Aquí da igual jugar bien o mal. Lo que importan son los puntos.

¿Cuesta mucho llegar a entrenar en Tercera?

-Sí. En Tercera hay una rueda de entrenadores y si estás en esa rueda, es fácil que puedas moverte de un equipo a otro. Pero como salgas o no estés, es complicado entrar. Tienes que tener la suerte de estar en un club en el que la directiva apuesta por entrenadores de casa, como me ha pasado a mí, o que asciendas con un equipo. Si no, es complicado llegar. Los clubes se mueven por la experiencia. Así que estoy muy agradecido al Huarte, donde los entrenadores son de casa. Yo empecé a entrenar porque un año no tenía hueco en la Mutilvera como portero, le fui cogiendo el gusto y hasta hoy.