Cuando crees ya está todo inventado en el periodismo, va Sergio Ramos e innova, al publicar en las redes sociales una autoentrevista (lo de auto es un decir, que se entrevé a Pilar Rubio en cada frase). Y sí, claro, es casi tan amable consigo mismo como si se la hicieran en el Marca o en el As, aunque sin la diversión extra de que se queje después, diciendo que se han malinterpretado sus palabras. Periodismo sin intermediarios, sin preguntas insidiosas de ésas que solo van a hacer leña del árbol caído o a sembrar cizaña. Como las los políticos cuando no admiten preguntas y con la ventaja de no tener ni que desplazarse. Y en cuanto al contenido, se lo pueden imaginar: perdón-perdón (“al 200%”, dice) por la tarjeta ante el Ajax; qué buen rollito tengo con el presi y los compis; y yo jamás influyo en fichajes de entrenadores y jugadores. Que es lo bueno de una autoentrevista: metes en ella a Sergio Ramos y te sale San Sergio de Capadocia.