pamplona - ¿Se puede pedir un debut mejor?
-Fue un debut soñado. Salió prácticamente todo lo que queríamos y como queríamos. Y muy contentos por reforzar el mensaje que habíamos tenido durante la semana y para que los jugadores cojan esa confianza que va a ser muy necesaria para lo que queda de temporada.
Con cuatro días de entrenamiento en un equipo nuevo, ¿cómo se prepara un partido?
-Es un trabajo puramente de partido, porque no hay tiempo para los matices. Hay que ser muy conciso y que los jugadores no tengan dudas. Se trata de que los jugadores tengan las ideas claras. Han respondido muy bien, tanto involucrándose en las tareas como preguntando las posibles cuestiones. Luego, el tema del resultado afianza todo ese trabajo.
¿En qué insistió?
-El Izarra debe mostrarse como un equipo ambicioso, intenso, que tiene que llegar siempre la portería rival, y llegados a este punto, tiene que ser muy solidario y comprometido. Todo el mundo debe mostrarse muy unido y desgastarse mucho para evitar que nos hagan situaciones de gol y también aprovechar nuestra calidad para intentar hacer daño al rival. Primero que confiasen en ellos, en sacar la situación y en sus capacidades, y segundo que confiasen en el trabajo que vamos a hacer juntos. Si todos damos el 100%, estoy convencido de que lo vamos a sacar adelante.
¿Qué importancia tiene el aspecto psicológico?
-Mucha, porque a veces llegan con un bloqueo mental y están en un momento en el que no encuentran un rumbo. Nosotros hemos planteado un discurso positivo y desde la humildad y el respeto a todos los rivales, ser conscientes de que el Izarra para mantenerse tiene que ganar cinco partidos. Sólo hemos ganado uno, así que el discurso seguirá siendo el mismo. El único partido que nos debe obsesionar es el del Athletic. Mirar hacia delante o hacia atrás es absurdo. Y Merkatondoa debe ser un fortín.
¿Le costó decir sí al Izarra?
-No, porque era un paso natural que tenía que dar. Las circunstancias son las que son. Acepté el reto muy gustosamente porque creía en la capacidad del equipo. El camino marcará si la decisión fue correcta. Para mí, al menos, ha sido.
¿Conocía al Izarra?
-Lo conozco mucho por mi cercanía y lo había visto cuatro o cinco partidos en vivo. Decidí este año no entrenar en Tercera y dedicarme a ver Segunda B por si surgía la oportunidad de entrenar en Segunda B y así ha sido. Ese trabajo me ha servido para conocer a rivales y al propio Izarra.
Tiene mucha ilusión depositada en el fútbol.
-Les dije a los chicos el primer día que todo lo que he hecho en mi vida con 35 años ha sido para entrenar. Es mi vocación, lo vivo con pasión, trabajo muchas horas al día para ver vídeos, preparar entrenamientos... En 17 años es la primera vez que he parado de entrenar para formarme y tratar de entrenar en Segunda B. Es un reto apasionante y trataré de devolver al Izarra la confianza que han depositado en mí.