miguel Maeztu vivió el domingo un partido que no olvidará. Marcó un hat trick, que no es el primero en Tercera en la dilatada trayectoria de un delantero de 32 años, en una semana dura. Su madre falleció de forma repentina la semana pasada. Un golpe para él, para su familia y para sus compañeros. “No pensaba jugar. No había entrenado. El entrenador me llamó para ver si quería jugar, porque él veía que podía ser bueno para mí mentalmente. No me lo había planteado. No sabía qué hacer. Tenía la cabeza en otra parte. Le pregunté a mi padre y me dijo que si me apetecía, que jugara. Le comenté que por apetecer, no me apetecía, pero pensé que podía ser bueno para que mi padre estuviera dos horas sin pensar en lo que nos había pasado y decidí jugar”.

Y le salió un partido completo. “Fue emotivo. Para no olvidar”. Por la dedicatoria no hace falta ni preguntar. Se guardó un minuto de silencio en el partido por el fallecimiento de su madre. “Me alegro de haber jugado por mi padre, porque se distrae viéndome. Siempre ha venido a verme allá donde he jugado, incluso en Segunda B cuando jugábamos cerca. Y en Tercera viene a todos los campos, así que sé que se puso contento”.

Para un delantero marcar tres goles también es una inyección de moral. En cualquier situación. “Siempre está bien meter tres goles y ayudar al equipo a acabar como lo estamos haciendo después de estar abajo todo el año”.

Ya había anotado hat trick con el Valtierrano y con la Peña Sport. “Las dos veces al Iruña. Y ahora al Beti Onak”. Dice que todas le hacen la misma ilusión. “El domingo, al ser un día diferente, no piensas. Pero marcar tres goles anima igual siendo la primera vez que lo logras o la tercera. Seguro que a Cristiano o a Messi les hará la misma ilusión marcar por muchos goles que lleven. Nunca te cansas de eso”.

Con 32 años, mantiene la ilusión. “Antes de llegar a los 30 piensas que ya te queda poco, pero no sólo depende del físico, sino de las ganas de competir. Y yo tengo esa ilusión y el cuerpo me acompaña. El día que pierda la ilusión, me iré. Es cierto que al cuerpo le cuesta recuperarse más, es el ciclo de la vida. Hoy (por ayer) estoy baldao, pero no me importa”.

Si con 32 años sigue jugando con la ilusión de un principiante, es porque el deporte le da vida. “El fútbol es la liberación del día, del trabajo. Antes, cuando era más joven, no me gustaba ir a entrenar, pero ahora me encanta. Me da el aire. Lo necesito. Me viene muy bien. Además, a mí el fútbol es el único deporte que me gusta practicar, así que el día que lo deje, no sé que haré”.

Y lo vive con pasión. “Si pierdo, me enfado. Eso no cambia. Lo que sí cambia son los enfrentamientos con el contrario. Intentas evitar discutir con el rival. Es lo único que me ha cambiado la edad. Antes era un tontín, bastante cañero. Con una chispa, saltaba. Ahora ya no. Desde el año pasado, es diferente. Imagino que será la experiencia. No me apetece discutir. Veo a la gente joven que lo hace y me veo reflejado, pero no merece la pena. Ahora cuando estoy en el campo intento disfrutar”. Y siempre ha encontrado un equipo en el que hacerlo. “En el Cirbonero he encontrado la gente de siempre, tan cariñosa, que trabaja por el club. Tras tres años de fase de ascenso no se ha podido repetir, pero estamos acabando bien la Liga”.

Fecha y lugar de nacimiento. 1-9-1986, Valtierra.

Trabajo. Tiene un negocio en Pamplona.

Trayectoria. Cumple su primera temporada en el Cirbonero. Tiene una dilatada trayectoria en el fútbol. Llegó procedente de la Peña Sport, donde estuvo cinco años, y antes en Valtierra (dos temporadas). En la 2010-11, ya estuvo en el Cirbonero.