donostia - Al comienzo del verano de 2009, en la pretemporada del año del ascenso, Lorenzo Juarros declaró que serían “muy malos” si no consiguiesen la salida de alguno de los tres porteros que tenía en la plantilla: Bravo, Riesgo y Zubikarai. El 1 de septiembre, tras el cierre del mercado, todos ellos seguían en Zubieta. Con la consiguiente tensión que generaba tener dos gallos como Bravo y Riesgo en el corral. Al contrario de lo que había sucedido en el primer curso en Segunda, el elegido fue Bravo y Riesgo apenas jugó por no querer renovar su contrato.

Se avecinan problemas en la Real. Esta vez el overbooking es aún mayor si tenemos en cuenta que a los Rulli y Moyá, que siguen en nómina con contrato en vigor, hay que añadirles la incorporación de Álex Remiro y el canterano, al que le gusta citar siempre a Aperribay, Andoni Zubiaurre. Sin olvidarnos que la Araña Ramírez, cuya continuidad cedido hasta el final de esta campaña se confirmará en los próximos días, como adelantó MD. En total, cinco guardametas en la atmósfera del primer equipo. Parecen demasiados.

Son muchos los que piensan que la contratación de Remiro responde a un espíritu de venganza de Jokin Aperribay. Pero la realidad es que el navarro es un portero al que venían siguiendo la pista en Zubieta desde hace mucho tiempo y las expectativas que ha generado su contratación son muy altas. Cuenta con la bendición de un vestuario en el que Aritz Elustondo y Mikel Merino, que han coincidido con él en categorías inferiores, han dado inmejorables referencias sobre sus condiciones.

Y luego está Luis Llopis. El entrenador de porteros se ha convertido en una pieza fundamental en el organigrama técnico de Zubieta. Gracias a su experiencia y a su buen talante actúa un poco de intermediador entre los nuevos, con el sello de Roberto Olabe, y los de la vieja remesa, con los que mantiene una excelente relación desde su primera etapa de txuri-urdin. El hernaniarra es feliz en Donostia y acaba de desechar una oferta de todo un Real Madrid, cuyo técnico, Zinedine Zidane, le ha insistido para que regrese, para cumplir el año de contrato que tiene firmado. En su cabeza hay dos obsesiones. Sacar un portero guipuzcoano de la cantera y que llegue y se consolide en el primer equipo, algo que no sucede precisamente desde Asier Riesgo, y convertir a Remiro en un guardameta de primer nivel. Llopis conoce bien al de Cascante y, según ha manifestado en Zubieta, le considera uno de los metas más prometedores de la cantera española. El planteamiento de la Real a día de hoy es que, por supuesto si se lo gana en pretemporada, arranque la temporada como el titular.

Rulli y Moyá La situación de los metas del pasado curso, Rulli y Moyá, parece estar clara, pero también se encuentra sujeta a los bandazos que se producen en un mercado veraniego que, como definió en su día Olabe, son seres vivos. Como venimos informando, la Real colgó el cartel de transferible al argentino en cuanto confirmó la contratación de Remiro. Incluso admite discusiones de que fuese el elegido para jugar al final de la campaña pasada con el objetivo de que se revalorizase y traspasarlo después, cuando se podría considerar que, de no querer que continuara, estaría provocando que actuase el guardameta, para ellos, menos bueno de los dos.

Con Gero Rulli sucede algo curioso: los anteriores años parecía que quería irse y la Real que siguiese y en este sucede justo lo contrario. Para ser justos, su rendimiento ha mejorado mucho en sus últimos encuentros, en los que ha convertido en complicado relegarle al banco. El platense ha declarado que es más feliz que nunca en Donostia y en el vestuario, pero el club le quiere vender y, además, por momentos parece tener hasta prisa por hacerlo. De momento, solo han trascendido dos propuestas del Mónaco que no le han convencido, aunque todos esperan que lleguen más.

Miguel Ángel Moyá parece responder al perfil perfecto para el rol de segundo portero. Con experiencia y con una personalidad arrolladora que le ha permitido convertirse en uno de los grandes jefes de la plantilla, le queda un año de contrato que, en teoría, piensa cumplir. En el papel que le asigne, a su edad, 35 años, no piensa generar ni el más mínimo conflicto, aunque luchará tan fuerte como el que más para discutir la vitola de titular al que sea. El ascenso del Mallorca no ha tardado en generar rumores y suspicacias sobre un posible retorno del hijo pródigo, que en su día dejó seis millones de euros en sus arcas por su venta al Valencia. Está muy a gusto en Donostia y parece complicado que no cumpla el año.

Si nos ceñimos a las palabras de Aperribay el miércoles pasado en Radio Marca, Rulli se irá y Moyá se quedará. Es decir, lo previsto. Pero esto da muchas vueltas. Lo más probable es que ninguno de ellos falten a la cita para comenzar la pretemporada el 8 de julio en Zubieta. Si ya hubo problemas con dos porteros de primer nivel, tres parecen multitud.