Confieso que ayer estuve media subida al Acebo esperando a que el navarro Óscar Rodríguez la liara (¿es cosa mía o con más kilómetros y más dureza habría tenido su chance?) y la otra media a que Carlos de Andrés le dedicara un “¡Bravo!” de los suyos a Alejandro Valverde, que por supuesto le dedicó. En esta Vuelta de ausencias (muchas) y blufs (unos cuantos, y mejor no señalar), ahí está el abuelete murciano, no solo dando la cara sino tomando la iniciativa -ayer, desde la primera rampa del puerto-, pese a lo misión imposible que parece desbancar al líder Primoz Roglic. A sus 39 años, y pese a haberse hecho daño en la muñeca en la montonera del sábado, volvió a intentarlo. Hubo unos años en el ciclismo, allá por los 90, en los que se llegó a hablar de la maldición del arco íris. Pero cuando cae en espaldas como las del ciclista de Movistar, su honra está a muy buen recaudo.