pamplona - Iván Martínez terminó la temporada pasada como pichichi del equipo en Tercera y vuelve con gol en el nuevo curso.

Marcó un hat trick

-Sí. Nunca había metido un hat trick y pensaba que había que disfrutarlo, porque no creía que se fuera a repetir. Mira por dónde, a los tres meses he vuelto a marcar.

Y en una categoría superior.

-Eso es. Conozco la categoría, porque cuando llegué a Osasuna estaba en Segunda B, pero no conseguí marcar. Fue un año complicado, porque era la primera vez que salía de casa y tampoco le acompañaban los resultados. Seguir trabajando y creyendo en uno mismo fue clave. La temporada en Tercera me vino bien para madurar y llegar más preparado a Segunda B.

Han pasado de ser un equipo dominador a tener que sufrir.

-Somos jóvenes y sabemos que vamos a sufrir. Pero creemos en nosotros mismos y en nuestro trabajo. El equipo sufre junto y cuando tenemos el balón, sabemos atacar.

En este equipo defiende desde Barbero hasta el último defensa.

-Sí, soy el primero que me pongo manos a la obra y no me importan correr 11 ó 12 kilómetros para echar una mano al equipo. Suelo acabar los partidos con esa distancia recorrida. Sé que es bastante para un delantero, tal vez hasta demasiado. Pero es algo que va conmigo. Además, hice la pretemporada con el primer equipo y ahora tengo mucha chispa.

Trabaja mucho, pero lo cierto es que a los delanteros se les valora por los goles.

-Al final de la temporada, se mira cuántos goles has marcado. Tengo la tranquilidad de que el entrenador no me exige meter goles, sino que trabaje para el equipo, que ayude y que haga todo lo posible. Olvidándome del gol, el gol seguro que llega.

El último gol del sábado lo marcó con un vendaje en la cabeza.

-Sí. Llevaba dos goles y en un córner fui a despejar y me di con la cabeza de un rival. Me hice un corte en el párpado. Sangraba mucho y me retiraron. Me estaban curando la herida en el vestuario y apareció el segundo entrenador corriendo diciendo que tenía que estar en el campo, porque si expulsaban a alguno de mis compañeros, nos iban a dar el partido por perdido por alineación indebida (es obligatorio que haya siete jugadores con ficha del equipo de Segunda B). Así que me dijo que tenía que estar en el campo sí o sí, pero que en ningún caso le diera con la cabeza. Pero me pusieron un centro, me venía a la cabeza y no pude evitar rematar. Y entró. Está claro que era mi día.

¿Qué le pide a la temporada?

-Nunca sabes el techo de un equipo joven, pero pedimos la salvación.

¿Y a nivel personal?

-Que me respeten las lesiones y que haga todos los goles que pueda. Nunca me pongo cifra, pero si pueden ser más de 20, mejor.

¿Le llamó a su padre?

-Es lo primero que hago al terminar todos los partidos. Ya se había enterado por las redes sociales, porque aunque esté a mil kilómetros, me sigue. Gracias a la tecnología, Almería está más cerca.