el disgusto de la derrota ante el Haro se quedó en un segundo plano cuando Toni García entró en el vestuario. Tras jugar un partido marcado por el calor, las papilas y los músculos de su garganta se dilataron al entrar en contacto con el vapor de agua de las duchas y sufrió un atragantamiento sin haber ingerido nada. Minutos de tensión en el vestuario, donde todos trataron de ayudar y acabaron con Toni García trasladado en ambulancia e ingresado una noche para ver la evolución de su organismo. Ayer, a las 9.55 horas, le dieron el alta. Directo a Merkatondoa con la intención de entrenar. El entrenador, Unai Jáuregui, le mandó a casa a descansar hasta mañana.

Le recomendaron no hablar mucho. Toni García resumió así lo que él vivió. “Fue un susto. Durante el partido me notaba la garganta seca y cuando terminé le pedí agua a un compañero, pero como estaba caliente ni bebí. Es cierto que estaba un poco resfriado, con bastante mucosidad y tal vez eso influyó. La cuestión es que al entrar al vestuario, el contraste con el vapor del agua de las duchas, unido a que tengo la nariz desviada, la cuestión es que no podía respirar. Me dijeron los médicos que por el tema del calor durante el partido, se me dilataron los músculos que tenemos en la garganta, las papilas... y no me entraba el aire, ni por la nariz ni por la boca”.

Enseguida sus compañeros le vieron y entre el fisio y todos los presentes le realizaron la maniobra de expulsión, pero no salía nada y el aire seguía sin entrar. Después de varios intentos vomitó un par de veces y ya empezó a sentirse mejor. “Yo también para ayudar me había metido los dedos por prevenir y me hice daño en la campanilla, que la tenía inflamada, del tamaño del dedo gordo de la mano. Notaba que la campanilla me tocaba la lengua. Así que cuando vino la ambulancia me dieron un relajante muscular fuerte por las venas para bajar la inflamación y me recomendaron pasar la noche en el hospital hasta ver cómo evolucionaba”.

No sabe muy bien qué le pasó. “Estrés, calor... todo se dilató. Un susto”. Recuerda con cierta angustia el momento en el que no podía respirara. “En un vestuario, con más de 20 personas y allí querían ayudar todos: el fisio, el utillero, el compañero... Estaban todos preocupados y me creaba más estrés porque no había forma de respirar. Todos lo hacen por ayudar, pero al estar tan encima me bloqueaban más. Me preocupé por el ambiente que se había creado. Fueron diez o quince minutos. Pero todo ha quedado en un susto y me encuentro bien. Beberé más agua otro día”.

Por ahora, nada que no se pueda terminar de curar con un antibiótico desde su domicilio. Eso sí, lo primero que hizo cuando le dieron el alta es ir al entrenamiento. “A las 9.55 me han dado el alta. Entrenábamos a las 10. He llegado a las 10.15 a entrenar, pero el entrenador me ha dado fiesta hasta el miércoles”. Al menos su presencia sirvió para que todos sus compañeros y el cuerpo técnico se quedaran tranquilos al verlo bien.

El miércoles espera entrenar con normalidad y si todo va bien quiere estar en condiciones de jugar el jueves ante el Llanes en Merkatondoa, el partido de dieciseisavos de final de la Copa Federación (19.30 horas). Una eliminatoria a partido único. Tudelano y Cortes jugarán otra a las 16.30 horas. Pasarla significa el pase a octavos. Y los cuatro mejores juegan Copa del Rey el próximo año.