El Mundial de motociclismo se ha puesto muy serio con los pilotos para evitar que compitan sin estar en buenas condiciones físicas. Para algo tan obvio como evitar que se hagan daño o se lo hagan a los demás. Hasta ese momento, cada piloto hacía lo que quería y, como todo deportista, lo que quería era competir como fuera: “Subidme a la moto, y si la mano no me funciona, ya frenaré con los dientes”. Y, así, hasta llegar a disparates como el de Jorge Lorenzo, que disputó en 2013 el GP de Holanda horas después de operarse de una fractura de clavícula. La nueva normativa es muy detallada -movilidad de cada articulación, tiempo mínimo tras haber sido anestesiado para ser operado, etcétera-, y por eso se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que el doctor Ángel Charte hizo ayer lo correcto al trasladar a Marc Márquez tras caerse en los entrenamientos de Tailandia, aunque el piloto le pegara “una bronca de cojones” por hacerlo.