Gareth Bale ha puesto sobre la mesa un asunto espinoso al exigir al Real Madrid que no publique sus partes de lesiones, acogiéndose al derecho de todo trabajador a la privacidad de su historial médico (en teoría, ni el propio Real Madrid podría acceder a él, pero eso haría inviable el deporte profesional). Es un tema controvertido, porque se considera que dentro del derecho a la información de los hinchas está el de saber qué jugadores de su equipo podrán competir o no en la próxima o próximas jornadas. Y el lío añadido si el deportista es menor de edad. Y el cabreo lógico de quien vea publicadas dolencias que se presten al cachondeo -hemorroides, tratamientos contra la calvicie, operaciones de fimosis...-. Como siempre en estos casos, la solución debería estar en el sentido común: publicación de la duración estimada de la baja y, según cuál sea la lesión, contarla solo a grandes rasgos que, ya se sabe, el diablo está en los detalles.