pamplona - Javier Flaño (19-8-1984) dejó el fútbol en activo el pasado mes de junio, pero su vida sigue ligada al deporte. Tras 14 años como profesional y la carrera de Empresariales ya terminada, aborda el fútbol desde otros puntos de vista. Se ha iniciado en gestión desde el Programa Impulso 23 de la Federación Española que trata de profesionalizar la Segunda B y la Tercera y se estrena en el banquillo entrenando a un equipo de niños.

Tras dejar el fútbol en junio, ¿cómo es su nueva vida?

-Han sido meses en los que he ido analizando por dónde quería ir. En un primer momento me puse a estudiar Magisterio, porque me gustaba, pero en diciembre se pusieron en contacto conmigo de la Federación Navarra para abordar un puesto que está a medio camino entre la Federación Española y la Navarra y, como ya tenía terminada la carrera de Empresariales, me pareció un tema muy interesante porque compatibiliza el fútbol con la gestión. Me pareció que me podía aportar y que iba a ser bonito. El inicio siempre cuesta, porque es diferente a lo que he hecho hasta ahora, pero cada vez estoy mejor.

Lleva unos meses en el plan de la Federación Española Impulsa 23, asesorando a los clubes acerca de las ayudas de la RFEF.

-Es un programa de ayudas con cantidades importantes de la Federación Española con el objetivo de impulsar las categorías de Segunda B y Tercera. En estos primeros meses lo importante era presentar las solicitudes a estas ayudas, he tenido contacto con cada club y ahora hay que analizar la situación y ayudarles para ir profesionalizándose con el objetivo de que tengan estructuras más fuertes a medio plazo.

¿Con qué dificultades se encuentran los clubes?

-Los clubes tienen muchos gastos y estas ayudas les permiten crecer en el tema profesional y crear estructuras más fuertes. No están acostumbrados a esta tarea, pero la predisposición es buena y yo voy a estar ahí de la mano de la Federación Navarra y la Española para ayudarles a hacer las cosas mejor y regularizar situaciones a las que ahora no se les había dado tanta importancia.

¿A qué va dirigida esa ayuda?

-En Segunda B hay una ayuda para el fomento de la base, pero en Tercera la ayuda es principalmente para los desplazamientos y la profesionalización, que incluye tanto al primer equipo como al resto de categorías, en el sentido de poder contratar un coordinador, poder regularizar el papel de los entrenadores... Personas que aporten mayor valor al club. Es un proyecto a medio plazo, para 2023. Que en tres años las categorías se vean mejoradas.

¿En qué ha consistido la tarea de estos meses?

-De momento hemos hecho un análisis de la situación de cada club. Todo esto se comenta en Madrid, donde se toman las decisiones, y en los próximos meses iremos dando soluciones a los clubes para ir creando esta estructura.

¿Está descubriendo otro fútbol?

-Sí, el fútbol desde el punto de vista de la gestión. Tenía alguna idea, pero es una perspectiva diferente a la que tenía como jugador. La Segunda B está bastante profesionalizada, pero la Tercera tiene un margen de mejora importante en este aspecto.

¿En Madrid tiene contacto con otras territoriales donde la Tercera está más profesionalizada?

-Sí, estoy en contacto con otros técnicos y hay diferencias económicas notables entre clubes de Tercera de distintas Comunidades. En Navarra la percepción es bastante humilde, pero en líneas generales está haciendo bien las cosas y vamos a ayudar a que se hagan igual o mejor. La idea es adaptarse a los nuevos tiempos y a las exigencias que van a ser necesarias.

Decía Rafa del Amo que el presidente de un club de fútbol, tal y como lo concebimos hasta ahora, es una especie en extinción.

-Sí. Ese es un cambio importante que tienen que entender los clubes. Hasta ahora los clubes se han llevado de forma muy altruista. Tiene mucho mérito el tiempo que han invertido en que los clubes salieran a flote, pero esa percepción hay que ir cambiándola porque el panorama a medio plazo va hacia una idea en la que va a ser necesaria bastante gestión administrativa. Tienen que cambiar el chip y entrar en esa dinámica más profesional.

¿Esta función le lleva buena parte de su tiempo?

-Sí, me dedico a tiempo completo. El día a día suele ser en la Federación Navarra de Fútbol, pero periódicamente tenemos reuniones en Madrid para analizar la situación de cada Comunidad y establecer pautas comunes de actuación. Me toca realizar trabajo de administración y también de comunicación con los clubes. De hecho, me gusta estar con ellos y ver cómo trabajan y qué estructura tienen. Ahí me siento más cómodo que en el trabajo de oficina. Me gusta ver a los jugadores entrenar, estar con los dirigentes en su ambiente...

Y aún tiene tiempo para entrenar a un equipo de niños...

-Sí. No me sobra tiempo, pero hace poco terminé el segundo curso de entrenador y desarrollo las prácticas en un equipo de 6-7 años donde juega mi hijo y me quito el gusanillo de estar vinculado al fútbol. Es un tema muy formativo. Más que tema futbolístico, se trata de transmitir valores. Tenía dudas de si me iba a gustar, pero me lo estoy pasando muy bien.

En un equipo de niños, ¿qué papel tiene la educación frente a los resultados?

-Ganar o perder no es lo más importante, aunque siempre guste ganar. Lo fundamental es ir creando personas que sepan lo que es el equipo, que adquieran esos valores de respeto, de compañerismo... Son muy expresivos, siempre quieren hacer el gol ellos, pero tratas de darles herramientas para fomentar el trabajo en equipo y el respeto. Evidentemente, que mejoren como jugadores, pero sobre todo que se lo pasen bien y se vayan haciendo mejores personas.

Eso va en la línea de lo que ha transmitido como jugador.

-Sí. En el fútbol el tema de valores es fundamental. El mundo profesional es muy competitivo, pero no hay que olvidar que somos personas y hay que regirse por unos valores. Nos inculcaron esos valores desde pequeños y ganar a cualquier precio no vale. Hay que hacerlo de una determinada manera. Es lícito querer ganar, pero dentro de unas reglas, teniendo en cuenta que somos personas.

¿Los niños le ven más como futbolista, como padre de su compañero...?

-Alguno me dice algo que le ha comentado su padre, pero en general me ven como su entrenador.

¿Cómo le surgió la inquietud por hacer los cursos de entrenador?

-Mi hermano también decidió empezar y, como excusa, fuimos los dos juntos. No tengo muy claro que quiera entrenar en el futuro, pero el fútbol me gusta mucho y la también la gestión de la gente. Es una opción que me gusta tener ahí por si acaso me lanzo algún día. De momento he hecho dos cursos y me falta el tercero. Iré probando poco a poco, sin agobiarme. En verano tenía claro que quería parar del tema futbolístico para recargar pilas. El fútbol es precioso, pero desgasta mucho a nivel mental, sobre todo el de alta competición. Ahora soy más consciente de lo que significa el fútbol desde diferentes puntos de vista. Como jugador tienes una perspectiva bastante cerrada, pero con el tema de gestión y entrenamiento, ves otro enfoque y de todo se aprende.

Como entrenador, ¿quién le marcó?

-Destacaría a Javier Aguirre, que me dio la oportunidad de debutar en el primer equipo; a Pepe Bordalás, que es muy competitivo y te exprime como jugador; y a Enrique Martín, porque a nivel personal, saca lo mejor de ti, me ayudó y guardo un buen recuerdo.

¿Le da tiempo a algo más?

-No (se ríe). Pensaba que iba a estar más tranquilo, pero esta oportunidad de la Federación surgió así y según pase el tiempo ya veré dónde me encuentro mejor.

Ha compaginado el fútbol con la carrera de Empresariales. Tiene dos títulos de entrenador. Ahora inicia Magisterio. No responde al estereotipo de futbolista.

-Cuando eres profesional, gran parte de tu mentalidad está enfocada al fútbol, pero es compatible con la formación. Para mí ha sido algo positivo. No llevas el ritmo de una persona que sólo se dedica a estudiar, pero viene bien desconectar de los entrenamientos y contactar con gente de otro ámbito fuera del fútbol.

Ahora es padre.

-Sí. Tengo un hijo de seis años y medio y otro de cuatro. Enriquecen tu día a día y te diviertes con ellos. Tienen mucha vitalidad. Al mayor le entreno y como le gusta el fútbol le llevo a El Sadar. Le gusta el ambiente, cantar las canciones... en casa cantamos entre los dos. A mí gustaría que hiciera deporte, pero el que le guste.

¿Está disfrutando con Osasuna?

-Como aficionado estoy disfrutando mucho y ojalá dure en el tiempo. Que el proyecto tenga unas bases sólidas para seguir viendo a Osasuna en Primera División.