l a regla 7 establece que cada uno de los periodos de un partido finaliza cuando han transcurrido los cuarenta y cinco minutos reglamentados y el tiempo adicional, no de “descuento”, que corresponda añadirles. Esta es la teoría, la práctica es necesariamente más compleja.

Decidir el momento exacto de concluir un partido no es algo automático y pasa por el sentido común del árbitro. No parece adecuado, aunque sea reglamentario, pitar el final cuando está a punto de producirse un gol o hacerlo justamente cuando va a ejecutarse una falta peligrosa o un saque de esquina.

Volviendo al texto de las Reglas de Juego, el único lanzamiento que obligatoriamente debe producirse aunque haya transcurrido el tiempo estipulado es el tiro penal. Buceando en la historia del fútbol parece ser que allá por el año 1891 el portero del Aston Vila, después de haber sido sancionado con un penal en los últimos instantes, tuvo la idea salvadora de patear el balón fuera del estadio. No era habitual por lo visto disponer de balones alrededor del terreno, por lo que transcurrió el tiempo y el árbitro decidió el final del partido. Para la siguiente temporada, las Reglas incluyeron que jamás un partido podría darse por finalizado sin que se lanzase un penal sancionado y así sigue escrito. La normativa siempre se va adaptando a la casuística.

Con respecto a los demás lanzamientos, nada hay reglamentado pero sí existe un criterio razonable que lleva a dejar lanzar una falta próxima al área o un saque de esquina que se haya producido dentro de tiempo aunque alargue su ejecución fuera de él. Por ejemplo, si un saque de esquina se produce en 44:50 se permitirá su lanzamiento aunque éste finalice en el 45:40. Se permitirán también los rebotes y rechaces propios de la jugada pero en cuanto el balón se aleje del área, el árbitro finalizará el juego. Tampoco permitirá otro lanzamiento de saque de esquina si el balón vuelve a salir.

En el mundial de 1978, el galés Clive Thomas pitó el final del partido un segundo antes de que Zico consiguiese ante Suecia el gol de la victoria. El árbitro, tan estricto que era conocido como The Book, había tomado una decisión perfectamente reglamentaria pero al día siguiente fue eliminado del Mundial. Las Reglas deben ser interpretadas a la luz de la razón.

El autor es Vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol