o cabe ninguna duda de que la “culpa” es de la televisión. Cuando se produce un gol es ya inevitable que además de repetir la jugada las imágenes se recreen en la celebración del gol y, salvo honrosas excepciones, los jugadores no defraudan, despliegan un amplísimo catálogo de ocurrencias más propias del teatro o del circo que de un terreno de juego.

No faltan los que en un gesto egoísta alejan a empujones a los compañeros que acuden a felicitarle o se señalan su número como si el gol fuera solo suyo y no de su equipo. En el podio del desatino recordaremos a un tal Fowler, que se dedicó a esnifar la línea de meta o a un jugador que fingió ejecutar de un disparo a un compañero en la Liga mejicana, con lo que cae por allí.

Más próximo, en nuestra Liga, conviene recordar a Martín Palermo que en el estadio del Levante, en la temporada 2001-02, se acercó a celebrar un tanto con los hinchas del Villarreal y en su entusiasmo derribaron la pared de separación causando al celebrante una doble fractura de tibia y peroné.

Las Reglas de Juego se han visto obligadas a encauzar estos incidentes y en la regla 12 leemos lo que sigue:

“Los jugadores pueden celebrar la consecución de un gol, pero sin extralimitarse; no se deberán alentar las celebraciones coreografiadas y no deben ocasionar una pérdida de tiempo excesiva.

Traspasar los límites del terreno de juego para celebrar un gol no se considerará una infracción sancionable con amonestación, pero los jugadores deberán regresar al terreno de juego tan pronto como sea posible.

Incluso si el gol se anula, se deberá amonestar a un jugador en caso de que realice algunas de las acciones siguientes:

Trepar a las vallas perimetrales o acercarse a los espectadores generando problemas de seguridad.

Gesticular o actuar de forma provocadora o exaltada.

Cubrirse la cabeza o la cara con una máscara o artículos similares.

Quitarse la camiseta o cubrirse la cabeza con ella”.

Es interesante remarcar que si se amonesta a un jugador por esta causa y posteriormente el VAR anula el gol la tarjeta permanece. Doble disgusto.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol