- Kibu Vicuña llegó a Pamplona después de un viaje que inició el domingo a primera hora de la mañana. Treinta horas de autobús para recorrer 1.500 kilómetros, la distancia que hay entre Calcuta y Delhi, un viaje en avión de ocho horas el martes a Amsterdam, otro avión ayer a Madrid y por fin un viaje en una camioneta alquilada para completar el recorrido a Motriko, donde dejó a su jugador Joseba Beitia y su novia Oihane, y él siguió hasta Pamplona, a donde llegó a media tarde, después de más de tres día en marcha.

El que fuera segundo entrenador de Osasuna con Jan Urban, guipuzcoano asentado en Navarra, llegó con ganas de dormir, pero encantado de su experiencia en India, donde ha hecho campeón de Liga al Mohun Bagan y ha fichado por el Kerala Blaster de la Superliga india para la próxima temporada. No pudo salir del país al principio de la crisis de la pandemia del COVID-19 hasta saber si la competición se suspendía definitivamente, ya que todavía quedaban cinco partidos por disputarse.

Ha llegado a su destino después de tres días y medio. ¿Cómo ha ido el viaje?

-Bien. Ha sido largo, pero no me puedo quejar. En India es donde tuvimos que pasar más controles ya que pasamos al estar 30 horas en carretera y había medidas más estrictas que en Amsterdam y en España. En Amsterdam había mucha gente paseando por la calle en parejas o en tríos sin máscaras y en los restaurantes podías comprar comida para llevar y la gente la comía en los parques, sentados a cierta distancia. Y ya en España en Madrid la única cinta de avión de la terminal 4 era la nuestra y el viaje en la camioneta que habíamos alquilado ha ido bien, porque se notaba que había menos tráfico que un día normal.

Supongo que lo más duro habría sido el viaje de 30 horas seguidas en autobús en India.

-Sí, hicimos las 30 horas de tirón, con paradas sólo para ir al baño. Los conductores se turnaban. La mayoría éramos gente relacionada con equipos de fútbol. No podíamos parar en ningún hotel. Estaba todo cerrado, porque atravesábamos la zona roja. En India el Gobierno ha dividido el país por colores rojo, naranja y verde, en función de cómo esté afectando la pandemia del coronavirus a cada zona, ya que es un país muy grande y la situación en cada zona es diferente. Desde Calcuta hasta Delhi atravesamos la zona roja. Teníamos que llegar con cinco horas de antelación al aeropuerto debido a la complejidad de los trámites y que en este momento todo es un poco más costoso, pero aún llegamos con tiempo. Así que después de 30 horas en autobús, las ocho horas de vuelo a Amsterdam se me hicieron cortas y pude dormir, descansar y leer. Eso sí, se insiste mucho en las distancias de seguridad, pero en el avión estábamos sentados codo con codo con el de al lado, ahí no había posibilidad de dejar distancia de seguridad. En Amsterdam pudimos pasar el día por allí y vimos que las medidas no son tan estrictas. Y de Amsterdam a Madrid el viaje de dos horas es muy cómodo y con ganas de llegar a casa, después de un viaje largo, pero no puedo decir que haya sido infernal.Se marchó en junio a India a un equipo, el Mohun Bagan, y vuelve siendo entrenador de otro, el Kerala Blaster.

-Así es. Nuestro equipo ha sido absorbido por otro de la otra Liga, que también ganó el campeonato y se quedan ellos con su entrenador y sus jugadores. Es curioso porque nosotros hemos ganado nuestra Liga y se ha desmantelado el equipo. Me llamó este otro equipo, me gustó el proyecto que presentaron y firmé. Ahora queda la incertidumbre de cuándo empieza la Liga. El año pasado yo fui el 27 de junio a la India para empezar a preparar todo pero la Liga se inició en octubre. La próxima temporada ya veremos cómo arranca, porque va a depender de cómo avanza el coronavirus en India. Ahora allí la situación es muy dura, todavía no se ha llegado al famoso pico y hay mucha gente que lo va a pasar mal.

Ha estado diez meses en un club de la India y regresa la próxima temporada. Eso indica que está contento con la experiencia que ha vivido.

-Sí. Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Recomendaría a todo el mundo ir una vez en la vida a la India, para valorar otras cosas, conocer su cultura... Es un país que merece la pena. No te deja indiferente. La gente es muy cariñosa. Y como entrenador compaginas el fútbol profesional y tiene ese punto del fútbol de formación en el sentido de que puedes ayudar al jugador a crecer, implantas una metodología y ves que puedes aportar cosas nuevas a los jugadores. Tienen muchas ganas de aprender y es muy gratificante para el entrenador. Los jugadores son muy agradecidos y yo he estado muy contento esta temporada.¿Qué objetivos tiene su nuevo equipo?

-La Superliga en India es una Liga bastante nueva, que va a cumplir siete años. Es de diez equipos y se juega a doble o triple vuelta y los cuatro primeros juegan play off. Este equipo ha sido subcampeón un par de veces, es el equipo con mayor base de aficionados de la Liga, con 45.000 seguidores en cada partido. La ciudad está en la costa y es muy bonita y tanto la sanidad como la educación están mejor que en otras zonas de la India, por lo que me cuentan.

¿Cómo ha llevado el confinamiento en India?

-Para los que estamos solos, el confinamiento es duro, porque son muchos días y muchas horas. Al principio nos dejaban salir a correr y empezabas el día con otra alegría. Pero después ya no se podía salir y hacía deporte en casa, pero no es lo mismo. Se hace duro, a pesar de que tratas de hablar con la familia, con los amigos... Mi novia está en Polonia y yo tampoco podía ir porque no tengo pasaporte polaco. La situación era extraña. La embajada organizó vuelos al principio de la crisis por el coronavirus, pero no podíamos volar porque la Liga no estaba cancelada y no sabíamos si íbamos a poder volver a competir. Hace diez días se tomó la decisión de que se daba por terminada y la embajada nos ayudó con los permisos para salir, unos trámites que no son sencillos. El problema es que apenas había vuelos. Hubo uno de la embajada suiza para el que no tuvimos billete y finalmente conseguimos plaza en el que nos trajo con escala en Amsterdam. Tener buena actitud seguro que ayuda a afrontar un viaje así...

-Afortunadamente, siempre trato de ver el lado positivo de las cosas. Cuando íbamos en el autobús, en una de las paradas que tuvimos, vi a mucha gente con maletas sin rumbo, gente que se ha quedado sin trabajo y viven al día. Tratan de volver a su sitio, pero no hay transporte público. Lo van a pasar muy mal. Nosotros teníamos nuestro autobús, teníamos un destino y una casa a la que llegar. Así que no me parece ni ético quejarnos de un viaje largo. Con la de gente que ha enfermado, con los que han perdido a familiares en todo el mundo... no nos podemos quejar. Somos unos afortunados con lo que tenemos.

¿Qué nos va a enseñar esta pandemia?

-Nos a enseñar a vivir al día. Nuestra cultura es comprar un piso, hacer planes, organizarnos la vida a largo plazo... Pero hay que vivir aquí y ahora. Viene un virus y paraliza el mundo. Es hora de vivir al día y vivir con menos.

"En India no pudimos parar en ningún hotel en 30 horas de autobús porque atravesábamos la zona roja y todo estaba cerrado"

"Vuelvo a entrenar en la India porque allí compaginas el fútbol profesional con el fútbol de formación, ayudas al jugador a crecer"

"Creo que esta pandemia del coronavirus nos va a enseñar que ha llegado la hora de vivir al día y vivir con menos"