n o se me olvida la vez que tuve la suerte de dar la mano y hablar no más de 5 minutos con el gran Marcelo Bielsa. El futbolista que me lo presentó me dijo que para que me hiciera un poquito más caso que a un aficionado normal debía llamarle profesor. Yo sin ningún esfuerzo llamé profesor al profesor y me atendió de manera muy cordial. También iba preavisado de que Marcelo no iba a sonreír fácilmente y así fue, pero tampoco era el momento ni el lugar. He visto entrenar a muchos entrenadores y muy buenos, pero escuchar a ese señor mientras entrena les aseguro que no tiene desperdicio.

Estos días el míster argentino está siendo, a mi modo de ver, vilmente atacado por ser como es y por tomarse el fútbol como si la vida le fuera en ello. Su atrevido paso a la hora de saber todo del contrario esta vez no ha gustado a los ingleses.

La persona de su cuerpo técnico que él mando a ver cómo entrenaba su rival del domingo fue detenida por espía y parece que el famoso fair play de los ingleses ha volado por los aires. Bielsa se defiende con fútbol, pero ese espionaje futbolero se saltó las normas y el profesor está pagando por ello. Días después asumió la responsabilidad y pidió disculpas públicamente al igual que su club... pero la trastada no ha gustado.

A veces los entrenadores queremos saber todo sobre el contrario y en el caso del fútbol profesional se analiza todo lo que se pueden imaginar y después todo lo que no se pueden ni imaginar. Los equipos de trabajo que tienen los entrenadores detrás de ellos son auténticas empresas dedicadas a que sus equipos ganen cada domingo. El trabajo que hay detrás del que pone la cara es brutal y merece el máximo de los respetos. Que Marcelo Bielsa se haya columpiado, puede ser, pero ni una sola duda de que este tío no busca el camino más corto para ganar un partido.

Una vez me dijo un amigo entrenador que mientras ambos entrenábamos en Tercera me había espiado un entrenamiento detrás de unos arbustos. Nunca le creí pero ahora me doy cuenta de que Bielsa igual no es tan pionero.

El autor es Técnico deportivo superior