pAMPLONA - “Revisaré de nuevo el Tourmalet, a ver si me inspiro”, dice entre risas el alavés, la gran baza vasca para alcanzar la gloria en París. El buen humor no abandona a Mikel Landa en la antesala del Tour, la carrera más importante del mundo, a menos de una semana de que arranque homenajeando a Eddy Merckx. Landa, cuarto en 2017 y séptimo en 2018, observa la presente edición de la Grande Boucle como “una gran oportunidad” para estar entre los mejores. La ausencia del principal favorito, el cuatro veces campeón Chris Froome, de baja tras su fea caída en el Dauphiné, aireará el Tour, que entrará en una nueva dimensión sin la presencia del británico. “Será una carrera más abierta”, pronostica Landa. El alavés saldrá a por todas y por eso no está dispuesto a firmar nada antes de que comience la mayor odisea del ciclismo.

¿Tiene ganas de que comience el Tour de Francia?

-Sí. Tengo muchas ganas de que empiece el Tour. El Giro ha pasado, he podido desconectar y ya estoy en modo Tour.

¿Cómo llega física y mentalmente a la prueba más importante de la temporada?

-Yo creo que llego bien. Acabé muy bien el Giro, con frescura. No noté esa fatiga mala, que es lo que más miedo te puede dar. Descansé bien, recuperé bien y he podido entrenar con normalidad. La verdad es que me encuentro muy bien. En el aspecto mental, la segunda semana tras el Giro ha sido un poco dura, porque te apetece desconectar un poco, pero no se puede porque hay que centrarse en el Tour.

¿Cómo ha realizado el tránsito entre Giro y Tour, ha podido descansar?

-La primera semana descansé bastante. Salí con la bici día sí y día no, además de dar paseos. La segunda semana sí que se me hizo un poco más larga porque hay que mantener la concentración. A partir de ahí entras de lleno en la dinámica y fui a Alpes, he estado en Pirineos? El Giro se empieza a olvidar y solo te centras en el Tour.

Fue cuarto en la edición de 2017 y séptimo el año pasado. ¿Cuál es su objetivo?

-Creo que este año el podio está más abierto que otras veces. Que no esté Froome hace que sea una carrera más abierta. Parece que no hay un claro favorito por encima el resto. Si las cosas van bien y no tengo ningún percance, me veo peleando por el podio. En el Giro me quedé cerca. El Tour es una carrera diferente, pero por qué no. No veo a los rivales mucho más superiores a mí.

En el Tour compartirá capitanía con Nairo Quintana en el Movistar. ¿Cómo lleva esa situación?

-Estoy acostumbrado. Antes de fichar con Movistar ya sabía que me iba a tocar compartir, porque ya había dos líderes aquí (Quintana y Valverde). Ojalá Nairo y yo seamos capaces de hacer una jugada en el Tour como en el Giro (Carapaz y Landa se entendieron en carrera). A ver si nos encontramos mejor que el año pasado y podemos sacar ventaja de la condición de escaladores y también podemos plantar cara a los rivales, sobre todo, en la montaña.

Landa y Quintana. La bicefalia y el cruce de declaraciones. ¿Dígame, hay más polémica creada por la prensa con su relación respecto a Quintana que la que tienen entre ambos?

-Sí. Absolutamente. Al final a él le preguntan sobre estas cosas porque saben que responde y a mí también, porque saben que contesto. Cada uno defiende lo suyo y da su opinión. Es normal. Yo le respeto y admiro y yo creo que él también a mí. Se crea una tensión a través de los medios de comunicación que luego no hay. Hemos estado los dos revisando etapas de los Alpes, hemos compartido habitación. Tenemos una relación buena, normal.

Chris Froome, campeón en cuatro ocasiones de la carrera francesa y máximo favorito, no estará en la salida de Bruselas. ¿Un Tour sin Froome es menos Tour?

-Uff. No sé. O más. Creo que puede ser un Tour más bonito, más abierto. El hecho de que no esté Froome va a animar más a la gente. El que no se unan el máximo candidato y el equipo más fuerte abre más la carrera, sin duda. Sin Froome, se perderá ese morbo de que podría ser su quinto Tour, pero la carrera se abre para otros.

Tampoco estará Tom Dumoulin.

-Es un rival menos, pero, a diferencia de Froome, Dumoulin no condicionaba la carrera. Pero está claro que el holandés era un candidato al podio.

Ineos no contará con Froome, pero dispone de Geraint Thomas y Egan Bernal. ¿Siguen siendo ellos los favoritos para la victoria?

-Sí. Es un equipo al que no le da miedo coger la responsabilidad de la carrera, que la ata, que la cierra, que la conoce bien. Thomas, por lo que hizo el año pasado, arranca como favorito y Bernal viene demostrando que es un claro candidato a la victoria final aunque aún no tenga un podio o un gran resultado en una grande. Aun así creo que tiene cualidades para ello.

Siempre sostiene que no es lo mismo correr para el Ineos (él lo hizo en el Sky) que contra ellos. ¿Cómo se lleva eso en carrera, resulta frustrante?

-Sí, a veces. Es una situación difícil competir contra ellos. En el Ineos ves a corredores que por calidad pueden estar en el top 10, top 5 o incluso en el podio del Tour trabajando para un líder. Un equipo así cierra mucho la carrera, la bloquea. Hay que desarmarles. Ojalá lo consigamos entre todos.

¿Cómo se le puede hacer daño a un equipo así? ¿Atacando de lejos, mostrando imaginación táctica o se trata de aguantar?

-Un poco todo, pero lo cierto es que atacar de lejos conlleva muchos riesgos. Nadie quiere hacer ese sobreesfuerzo para luego no saber si se va a tener recompensa o no. Primero hay que esperar que falle su líder un día e intentar sacarle ventaja y después estar siempre ahí. Todo el mundo tiene días malos.

¿Se trata de correr a la contra, esperando el fallo?

-Por un lado se trata de correr a la contra y por otro lado de estar muy atentos toda la carrera. De por sí, la carrera pone muchas dificultades, las caídas, enfermedades? Hay que estar preparados para hacerles daño cualquier día.

¿Más allá del los ciclistas del Ineos, cuáles considera que serán sus principales rivales?

-Creo que Fuglsang está haciendo una temporada muy buena, con grandes resultados. Aunque no tenga un gran resultado en una grande, creo que es el corredor que más miedo ha metido esta campaña. Es uno de los favoritos. Adam Yates seguro que está bien. También está Nibali, que no sabemos cómo habrá recuperado tras ser segundo en el Giro. A Pinot se le ve muy bien tras apostar todo al Tour. También está Kruijswijk, cuya aproximación al Tour quizás no haya sido tan buena, pero el año pasado estuvo muy fuerte. Puede ser un rival.

El recorrido del Tour contará con poca crono y mucha montaña. ¿Es un trazado ideal para un ciclista de sus características?

-Sí. La verdad es que para mí es un recorrido mejor que el de otros años. La crono por equipos hará que pierda menos tiempo que si la hago solo y en la contrarreloj individual esperamos defendernos un poquito y olvidarnos cuanto antes de ellas.

Se está extendiendo la opinión de que, sin Froome en carrera, con un recorrido escaso de crono, es la gran oportunidad para los escaladores. ¿Considera que este Tour es un ahora o nunca?

-Decir que es un Tour de ahora o nunca es demasiado radical. Espero tener alguna otra oportunidad de ganar el Tour. Pero sí que es verdad que es un gran oportunidad.

A los 29 años, ¿considera que tiene más potencial que palmarés?

-Puede ser. Al final, por una cosa o por otra, he perdido varias oportunidades. Creo que a veces he tenido más capacidad de lo que ha sido luego el resultado, pero, bueno, soy así. Ha pasado así y también sirve de experiencia. Creo que mientras esté ahí, en esa pelea, tendré la suerte de mi lado y podré conseguir ese resultado que tanto ansío.

Habla de un gran resultado que ansía. ¿Qué firmaría en este Tour?

-Pues, la verdad, creo que nada. Es un Tour muy abierto y ya se sabe que, si me tengo que dar la hostia, me la doy. No me importa. Ya estoy acostumbrado y, como nunca gano nada ni tengo nada que perder, no quiero firmar nada. Puede ser un Tour muy bonito para mí y no vamos a hipotecar nada antes de empezar.

¿Dígame, dónde estará la clave de este Tour?

-Será difícil de acertar. Es un Tour con mucho desnivel acumulado. Creo que vamos a llegar a los Alpes bastante castigados. Aunque a priori no se vean etapas con llegadas en alto decisivas o etapas míticas, me da la impresión de que este año los Alpes harán daño. Pueden ser decisivos.

En 2017, cuando fue cuarto en el Tour, hizo doblete con el Giro y con la carrera francesa. Este curso ha repetido modelo. ¿No se le puede hacer larga la tercera semana del Tour?

-No lo sé. Yo me agarró a que en 2017 me salió bien y que este Giro lo he terminado muy bien y que la temporada pasada terminó pronto. Me siento fresco, las sensaciones están siendo buenas y no me voy a parar a pensar si la última semana se me va a hacer larga o no. Llegue como llegue, mi planteamiento será como si arrancase de cero. Iremos viendo.

Examinó junto a Quintana las etapas de los Alpes, que parecen las más exigentes y las que marcarán la carrera. ¿Qué conclusiones ha sacado?

-Me parecieron etapas más duras de lo que se suponía sobre el papel. Son etapas cortas, pero van a acumular mucho desnivel y se pueden sacar diferencias. Creo que este año los Pirineos son menos exigentes y será más difícil hacer daño, aunque la crono está en el medio y seguro que se obtendrán ventajas.

Qué es más temible, ¿la montaña o el estrés de la primera semana del Tour?

-Hay días que en el Tour la velocidad asusta, sobre todo en esa primera semana donde todo el mundo va a tope. Se toman muchos riesgos, pero son etapas que hay que pasar. Son complicadas para todos. Nadie va cómodo. En nuestros caso, el de los escaladores, se trata de sobrevivir e ir salvando el día a día. Se trata de no perder el Tour en esa primera semana. Las diferencias en el Tour suelen ser más pequeñas que en el Giro y no te puedes dejar ningún segundo por ningún lado.

La etapa de la Planche des Belles Filles parece ideal para la primera descarga del Ineos.

-Suelen llegar muy bien al Tour y seguro que, si están bien los líderes, tratarán de dar un golpe de autoridad desde el principio, así que habrá que estar atentos. Si se consigue algo, no será para tirar cohetes porque queda mucho Tour por delante, pero, si se pierde algo, tampoco será una catástrofe porque resta mucha carrera. Al menos habrá que tratar de empatar.

En el Giro demostró estar muy bien en la montaña. ¿Se asemejan las montañas de ambas carreras?

-Quizás el Giro tenga puertos con pendientes más duras, otro tipo de carretera y, sobre todo, otra temperatura más llevadera. Son carreras muy diferentes.

Se quedó a 8 segundos del podio del Giro y a 1 del podio de París en 2017. ¿Le sigue persiguiendo ese recuerdo o uno se olvida de esas situaciones con el tiempo?

-Es una pena porque echas la vista atrás y piensas: podría tener la foto del podio de los Campos Elíseos, la foto de Verona? pero, bueno, es culpa mía porque me he ido dejando esos segundos y al final los echo de menos el último día. A ver si algún día me toca a mí disfrutar de un podio por esa mínima diferencia.

¿Ha superado el miedo a la caídas tras unos meses aciagos?

-Sí, ya se me ha olvidado aquella sensación. Ya en la Itzulia y en Lieja se me olvidó todo. Veo lejos la fractura de vértebra, la de clavícula...

Es un enamorado del Giro, pero el Tour le trae de cabeza

-Sí. Al final el Tour no deja de ser la carrera más importante. Todo el mundo llega con muchas ganas, tiene muchísima repercusión. Aunque el Giro sea mi carrera favorita, hay que estar en el Tour, es especial. A veces el Tour resulta más fácil porque es una carrera que va más controlada. Mientras esté el Ineos, es una carrera entre comillas fácil, porque solo hay que seguirles (risas). Claro, luego está el poder aguantar. Cada vez estoy más cómodo en el Tour.

Algunas informaciones le sitúan en el Bahrain para la próxima campaña. ¿Eso le puede distraer o solo piensa en la carrera?

-La verdad es que termino contrato en el Movistar. Hemos ido hablando, pero no tengo ninguna oferta para renovar y Bahrain es una opción. Ojalá después del Tour todo se solucione. De todos modos, yo estaré centrado en carrera. En lo mío.