pamplona - El boxeador navarro Rubén Díaz esperaba medirse al italiano Matteo Signani el próximo 5 de octubre, por el campeonato de Europa de peso medio. La renuncia de Kamil Szeremeta, vigente poseedor del título, y la negativa del inglés Martin Murray, número uno del ranking, iba a permitir a Díaz poder pelear para ganar el cinturón.

Pero no será así. La EBU, en lugar del navarro, seleccionó de manera unilateral al armenio Gevorg Khatchikian para medirse a Signani, algo que las fuentes consultadas confirman. De hecho, el promotor italiano ya tenía todo firmado para que fuese así. Hasta esa semana, ni Rubén Díaz ni su mánager, Javier Gallego, conocían esta situación.

La secuencia es la siguiente. El lunes, Gallego recibe una llamada de la Federación Española, que le avisa de que han pedido un árbitro español para un combate entre Khatchikian y Signani. Esto sorprende a Gallego, mánager de Rubén Díaz, que rápidamente se pone en contacto con la EBU. El máximo organismo del boxeo europeo deja claro que “no interesa”, según asegura Gallego. Para arreglar este cambio repentino, al navarro se le asegura un combate ante el ganador en los próximos 90 días. El representante de Díaz no se muestra satisfecho, presenta una reclamación con apoyo de la Federación española, lo que hace que la EBU lleve la situación a votación del consejo, algo que sólo se hace en casos extremos. Se realiza la siguiente pregunta: “¿Se permite enfrentarse al número 3 o se acepta la reclamación del mánager Javier Gallego de llevar el partido a subasta?”. Una cuestión que, para el mánager, está “claramente manipulada”. “Yo acepto pelear el 11 contra el mismo rival y la misma fecha, no llevar la pelea a subasta”, afirma el mánager.

Ahí entra la gran duda para Rubén Díaz y para Javier Gallego. “Nos preguntamos: ¿permitimos este escándalo o seguimos con lo que nos garantizan?”, explica el representante. En este sentido, hay dos factores de peso. El primero, que si se sigue con la reclamación, Rubén Díaz podría perder ese segundo puesto en el ranking que le ha hecho reclamar. Y segundo, que Rubén podría ser incluso expulsado del europeo. Tanto Gallego como Díaz aceptaron, “con impotencia”, la propuesta de la EBU.

Algo que, como es obvio, ha sentado mal al boxeador navarro. “Ya estaba en Benidorm entrenando. Aunque no fuese oficial, lo lógico era que yo pelease”, afirma. Gallego, por su parte, es consciente de que “no es la primera vez” que esto ocurre en el boxeo. “Intentamos limpiar la imagen de este deporte de muchas situaciones así”, explica. Además, la edad de su representado también afecta: “Tiene 40 años. No le sobra el tiempo, y no es lo mismo a la hora de reponer fuerzas”. No esconden que preferían pelear contra Signani que contra el armenio, en caso de que éste lograse el triunfo, pero entienden que no les queda otra. Por ahora, Rubén Díaz seguirá preparándose, esperando a que la EBU, en esta ocasión, cumpla su promesa.