con el fin de evitar las excesivas pérdidas de tiempo que ocasionaba la atención de los jugadores lesionados en el terreno de juego, las Reglas previeron que los futbolistas podrían ser evaluados por los servicios médicos sobre el terreno e, inmediatamente, fueran trasladados para ser tratados al exterior y no pudieran regresar hasta que el juego se hubiera reanudado.

Toda norma tiene excepciones para perfeccionarla y ésta nació ya con tres destinadas a subsanar el hecho de que no cabe jugar sin portero y que pueden existir lesiones de gravedad:

1.- Cuando se lesione el guardameta.

2.- Un guardameta y un jugador de campo choquen y requieran atención médica.

3.- Se produzca una lesión grave.

Posteriormente se valoró la inconveniencia de que un equipo quedara en clara inferioridad numérica:

4.- Varios jugadores del mismo equipo choque y requieran atención médica.

Más recientemente se tomó en consideración lo injusto de que un jugador que hubiera sufrido una entrada temeraria o de fuerza excesiva se viera obligado a salir del terreno:

5.- Se lesione un jugador como resultado de una infracción con contacto físico por la cual se amoneste o expulse al adversario.

Y para esta temporada surge una última excepción destinada a que en el lanzamiento de un tiro penal el equipo que sufre la infracción no se vea obligado a prescindir de su especialista:

6.- Se conceda un tiro penal y el jugador lesionado vaya a lanzarlo.

En estas seis situaciones, los jugadores podrán ser atendidos sobre el terreno, durante un tiempo razonable, y no serán obligados a abandonarlo.

La evolución de esta norma es un claro ejemplo de cómo la realidad obliga a ir modificando las Reglas de Juego para hacerlas más justas.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol