a cara de Valentino tras ver las imágenes en el box, después de la bandera roja en MotoGP, lo decía todo. Y no será precisamente porque es un recién llegado o no ha vivido dramas todos estos años que lleva en el paddock. Pero es que ver repetido cómo las motos de Morbidelli y Zarco pasaban como auténticos misiles rozando las cabezas de Rossi y Viñales es para quitar el hambre a uno una buena temporada. Lo mismo que se rozó la tragedia en Moto2, cuando otro accidente brutal provocó otra bandera roja. Por eso, casi diría que los resultado ayer fueron lo de menos.

Todos los pilotos podrán estar la semana que viene en la parrilla en Spielberg y eso sin duda es lo más importante. Pero nos hace recordar bien claro que este deporte no es bádminton, y que seguramente no siempre tendremos tanta suerte. Los pilotos lo saben y lo aceptan, por eso aunque verán estas imágenes una y otra vez, nadie se quedará en su motorhome el próximo domingo. Y nosotros también lo tenemos que tener claro, para que cuando no tengamos la flor de hoy, no nos echemos las manos a la cabeza y soportemos ser noticia de portada en todos los medios. Porque pasará.

Y con este sofocón en el cuerpo lo que nos quedó fue una carrera dividida en dos con Pol Espargaró otra vez como gran damnificado, ya que la bandera roja asomó cuando lideraba y buscaba consolidar su gran ritmo de todo el fin de semana. En la reanudación volvió a aparecer su mala suerte de la semana pasada con otra caída que le está privando de una gran oportunidad de despedirse de la gran KTM con una victoria. Porque ayer volvió a demostrar que no es cosa de un día ni de unas condiciones determinadas. KTM está para quedarse.

Y el resto, Quartararo el primero, empeñados en dar alas a Marc el día que vuelva y pueda creer que aún se puede. Todos menos uno. Como siempre sin hacer ruido, el profesor Dovi se reivindicó en la semana que supimos que Ducati no contará con él para la siguiente campaña. Atención, que con las Yamaha en horas bajas y todos estos jaleos no descarten que se despida con un título en el bolsillo. Muchos nos alegraríamos porque además sería bien justo.