uenta la historia que los días de partido, los aficionados del Everton agotaban las existencias de unos dulces cremosos elaborados con almíbar y mantequilla. Se vendían en los aledaños del estadio del club que más temporadas ha competido en la máxima categoría del fútbol inglés (118). El éxito de estos caramelos dio apodo a jugadores y seguidores de la entidad, los toffees. Ahora, en esta entidad de Liverpool disfrutan de un caramelo que les ha brindado el enrarecido mercado. Tiene aromas cafeteros y se llama James Rodríguez (12-VII-1991, Cúcuta, Colombia). Deja un regusto a victoria.

James Rodríguez es, hasta la fecha, el fichaje más rutilante de la Premier League. Cuando se anunció su traspaso al Everton, diferentes cabeceras tasaron la venta en 25 millones de euros. No obstante, Banfield, donde James jugó entre 2008 y 2010 y participó en el primer título de la historia del club argentino -el Torneo Apertura de 2009-, aseguró que la salida del jugador del Real Madrid se había producido sin coste alguno. Porque si se hubiera tratado de una venta, debería haber recibido una compensación económica por los derechos de formación. Y Banfield no ha visto un duro.

El Everton disfruta ahora de este caramelito. Tras cuatro jornadas, el equipo cuenta los partidos por victorias y ocupa la zona alta de la Premier con un bagaje de 12 goles a favor y 5 en contra. En cuanto a James, ha firmado 3 goles y ha dado 2 asistencias. Es la nueva estrella, la cara visible del proyecto que conduce Carlo Ancelotti, que ya reclutó al colombiano cuando dirigió al Real Madrid y al Bayern Múnich. La ilusión del Everton la abandera James, que asiste a un renacimiento tras ser defenestrado por Zinedine Zidane. En su última campaña de blanco jugó 419 minutos de liga repartidos en 8 partidos (1 gol y 1 asistencia); como blue, en cuatro compromisos suma 332 minutos. James es feliz.

La confianza de Ancelotti ha revitalizado al colombiano, que luce de nuevo su exquisita zurda, esa que se calzó la Bota de Oro e impulsó a Colombia hasta los cuartos de final de la Copa del Mundo de Brasil en 2014, el mayor logro de la selección cafetera en un Mundial. Liverpool vive ahora días de gloria con esa calidad, visión de juego y templanza que no abunda en la Premier League, donde el músculo y la vertiginosidad es la ley. Cuando Ancelotti fue preguntado por la adaptación de James al estilo de juego inglés, respondió: "No estoy preocupado por el tema físico, si estuviera preocupado ficharía a Usain Bolt y no a James". La fe está dando sus frutos.

Los toffees no lograban ganar las cuatro primeras jornadas desde la temporada 1969-70, cuando a la postre levantaron el título de la liga inglesa; entonces reinaba la bautizada como Santísima Trinidad, conformada por Howard Kendall, Alan Ball y Colin Harvey. Es la quinta vez que el Everton realiza un arranque semejante en su longeva historia. Y en cuatro de ellas se alzó campeón.

Son referencias del pasado, pero que infunden optimismo en el futuro del club. La afición ansía reverdecer la trayectoria de un equipo cuya última de las nueve ligas que ha conquistado -es el cuarto club con más títulos ligueros de Inglaterra- se remonta al curso 1986-87, cuando Kendall hizo de guía en el banquillo antes de mudarse a Bilbao para coger las riendas del Athletic. El difunto Kendall era entonces el técnico de moda en Europa, con dos Ligas, una Copa y una Recopa al frente del Everton. Años prolíficos que son la nostalgia que hoy pesa.

En el aspecto mediático, James también aparece como faro del Everton. El cucuteño, según apunta el director de marketing del club inglés, Richard Kenyon, es el octavo deportista del planeta con mayor número de seguidores en las redes sociales. En el plano futbolístico, solo Cristiano Ronaldo, Messi y Neymar poseen mayor impacto. El día de la contratación de James y gracias a la estrategia de comunicación, tal y como destacan desde la entidad, se logró llegar a 400 millones de personas. Su fichaje fue anunciado en el Times Square de Nueva York, en la costa de Miami o en la Torre Colpatria de Bogotá, entre otros lugares que se vistieron de azul aquel día. El Everton es hoy más reconocido si cabe. James ayudará al club a cumplir "mucho más rápido sus ambiciones globales", asegura Kenyon.

El expansionismo es un objetivo de la gestión que encabeza el propietario, el británico-iraní Farhad Moshiri, que desde que se hizo con el control del Everton en 2016 busca devolver la gloria al club con contrataciones como la del propio James, la del brasileño Allan, procedente del Nápoles por 25 millones, o la del francés Doucouré, fichado del Watford por 22 millones. Son las últimas incorporaciones de un equipo que ha encontrado un caladero en el Barcelona, desde donde han emigrado André Gomes, Digne o el también colombiano Yerry Mina, anfitriones para la comodidad del hispanohablante James. La pizarra de Ancelotti ha convertido a Allan y Doucouré en los pretorianos de la dulzura de James, que tiene por delante a dos velocistas buscadores de espacios como Calvert-Lewin y Richarlison para completar un esquema ofensivo que ha encumbrado al Everton, cuyos fans disfrutan de un nuevo caramelo, con aromas cafeteros y sabor a victoria.

James Rodríguez, que llegó al Everton a coste cero, está siendo el fichaje más lucido de la Premier, con 3 goles y 2 asistencias en 4 jornadas

Al éxito deportivo se suma el impacto mediático de un colombiano que, según su club, es el octavo deportista más seguido en las redes