uharte arakil - El domingo anterior de Navidad, San Miguel de Aralar volvió ayer a acoger el Mendigoizaleen eguna, la fiesta de los montañeros, un día de encuentros para despedir el año. Además, la meteorología se unió a la celebración, con una mañana fría pero sin lluvia que animó a cientos de personas a calzarse las botas y subir a lo alto de Aralar. Desde Uharte Arakil, el ascenso más duro, o desde Madotz, Iribas o Guardetxe, cada cual dentro de sus posibilidades. Era la 54ª edición de esta cita. Su origen se remonta a 1964, cuando fallecieron tres montañeros por diferentes causas en el monte. Al año siguiente se instituyó como jornada de recuerdo y de hermandad montañera. Por ello, nunca falta una misa en la memoria de las personas que se han ido, ni tampoco un almuerzo.

Así, son más de cinco décadas de esta fiesta que no se debe perder, según destacaba Juanjo Beaumont, responsable de Boscos, club anfitrión junto a Amaya. "Hace tres años lo organizamos solos, el pasado año con Iratxo y éste con Amaya", observó Beaumont. Y es que quisieron volver a la esencia de esta fiesta, con la implicación de los clubes, aunque optaron por una fórmula mixta; entre la llevada a cabo los años anteriores, en la que el bar restaurante de Aralar se encargaba de todo, o hacerlo por cuenta propia. Así, delegaron las labores que exigían fuegos, es decir, la preparación del caldo además de txistorra y tocineta, y del resto, del queso y jamón además de servir, se hicieron cargo los voluntarios. Se prepararon 600 raciones así como 70 litros de caldo, agotados en poco más de media hora. No en vano, después del esfuerzo y en una mañana fresca apetecía llevarse a la boca algo caliente.

De animar el encuentro se encargaron las trikitixas, que hicieron bailar a más de uno y una, sobre todo a las personas que volvieron en autobús, con una decena esperándoles en aparcamiento. Para entonces, hacía ratos que otros muchos ya habían tomado el camino de vuelta. Por otro lado, algunos grupos prefirieron celebrar la fiesta en el refugio.

Entre mucho rostro veterano, personas con mucha montaña en las piernas, la media de edad se redujo con dos grupos de chavales de entre 10 y 14 años, uno de Muthiko Alaiak, 32 en total, y otro de Mendillorri, con 55 chavales que participan en los Juegos Deportivos de Navarra. Con este último iba Martín Montañés, presidente de la Federación de Navarra de Deportes de Montaña y Escalada, que destacó la importancia de fomentar la afición a la montaña entre las nuevas generaciones. Al respecto, recordó que el pasado fueron 11.062 licencias, 600 más que el anterior, una cifra que esperan superar este año. En relación a la fiesta, destacó que "es un día muy especial para el mundo de la montaña. Por ello, desde la Federación buscamos la implicación de los clubes".

Si bien la mayoría de las ediciones se han celebrado en este emblemático lugar, en los años 70 se trasladó a otros lugares como San Adrián, Zuberoa de Garde o Iran-tzu. Pero en 1983, cuando Juan Mari Feliú, uno de los impulsores de esta cita, fue nombrado presidente de la Federación Navarra de Montaña, instituyó que fuera en lo alto de Aralar. Ayer este veterano montañeros no faltó a esta cita.