Una lectura rápida al mirar el retrovisor: un accidente en el Beotibar de Tolosa, una derrota que podía llegar, Jokin Altuna frotó la lámpara y salió el genio. Una consecuencia clara: un traspié. Una solución: evitar la nostalgia, anclarse en el pasado, y pasar página. El resultado: la resurrección de Danel Elezkano y José Javier Zabaleta, actuales campeones del Parejas, que se reencuentran consigo mismo en el espejo del Labrit de Iruñea.

Es la cuarta jornada del Parejas, sí; pero su combinación siempre desborda regularidad. Es la solución. El antídoto para cualquier pinchazo por el camino. Viajan a velocidad de crucero.

UNA PAREJA QUE FUNCIONA

Unai Laso, un pelotari contestatario y con ganas de protagonismo, y Ander Imaz, líderes hasta este sábado, se han ahogado en su océano de pegada, resolución y solidez. Es decir, en la esencia de Danel y Zabaleta. Buena receta. En los momentos decisivos funcionan como pareja. Clave.

“Son los favoritos al título”, ha acabado diciendo el guardaespaldas de Oiartzun. Queda mucha tela que cortar aún y Altuna III-Martija demostraron que son vulnerables, pero la sensación es de que Zabaleta camina con la certeza de estar un punto por encima del resto. Es determinante siempre.

Además, Danel entiende a la perfección la partitura del etxarrendarra. Es efectivo, pero también inteligentísimo. Camaleónico. Ha acabado con nueve tantos hechos y solo tres errores, una buena dinámica; ha cedido el protagonismo a Zabaleta y se ha enriquecido. El de Sakana ha finalizado el partido con tres tantos hechos y tres errores. Donde manda patrón...

LASO, ERRORES A CONTRAPELO

En cualquier caso, a pesar del 22-11 en contra, no se puede decir que la actuación de Laso e Imaz haya sido para olvidar.

El delantero de Bizkarreta-Gerendiain quiso imponer su ritmo, pero las apreturas en el luminoso y las distancias creadas por Zabaleta han provocado que buscara el triple salto mortal. Sin red. Sin suerte. No siempre salen las cosas.

Hasta el 9-8 ha habido cierta pimienta, pero después se le ha acabado el tufillo picante al partido. José Javier se ha puesto a dominar, restañanado ligeras dudas del inicio, con pelotas nuevas y más rápidas, y Danel ha recompuesto su hoja de servicio: su tercer yerro, el último, ha sido el 8-7; después: sobriedad y efectividad. El antídoto. Regresan.