ES más que probable que en el Departamento de Comunicación de Toyota España y en algún concesionario de la marca se mosqueen con este redactor cuando lean que un servidor está convencido de que el Yaris es el mejor turismo de toda la gama Toyota. Con la salvedad del Land Cruiser, que no es un turismo sino un todoterreno y que además juega en otra liga, la de las estrellas y también la de vehículos míticos, creo sinceramente que el Yaris, dentro de su segmento, es mejor que los Auris, Verso, Avensis o Prius en sus respectivas categorías.
En relación a sus mínimas dimensiones (3,785 metros de largura, 1,695 de anchura, 1,530 de altura y 2,460 de distancia entre ejes), ningún otro modelo de la firma me parece que ofrezca tanta habitabilidad, maletero (variable entre 272 y 363 litros), visibilidad (el Yaris es una auténtica burbuja de cristal), agilidad (diámetro de giro de 9,4 metros), facilidad de manejo en ciudad y a la ahora a aparcar y economía de consumo (6,2 litros en ciudad, 4,5 en carretera y 5,1 litros de promedio). Y todo esto más sus cinco estrellas en los test de choque EuroNCAP, su distribución mandada por cadena, que reduce el mantenimiento frente a los motores de correa y tanto en gasolina como en diésel, y un detalle difícilmente visto en otros modelos del mercado: cuenta con 15 huecos portaobjetos a disposición de conductor y copiloto.
Es cierto que también tiene sus pequeñas pegas, como la antena a rosca, fácil de robar; la ausencia de espejo retrovisor exterior izquierdo con efecto panorámico, también muy fácil de corregir en fábrica; la rueda de repuesto de emergencia, su paragolpes frontal un poco bajo para la aceras más altas, un montante posterior que limita algo la visibilidad hacia atrás y la falta de reloj de temperatura de motor (racanería que no se repite en el Auris, por ejemplo). Sin embargo, a pesar de estos pequeños peros, casi todos fáciles de resolver si Toyota quiere, el balance general es francamente admirable.
SILENCIO Y ECONOMÍA Son dos de las cualidades que más van a apreciar los afortunados usuarios del Yaris que se decanten por la versión probada en esta ocasión, la equipada con el motor 1.33 VVT-i con caja manual de seis marchas, carrocería de cinco puertas y acabado TS. El cuatro cilindros de 1.329 centímetros cúbicos (cc), 101 CV a 6.000 revoluciones por minuto (rpm), 132 Nm de par máximo a 3.800 vueltas, 175 km/h de velocidad punta, 11,7 segundos en el paso de 0 a 100 km/h, consumos de 6,2 litros en ciudad, 4,5 en carretera y 5,1 de promedio, y emisiones medias de CO2 de 120 gramos por kilómetro, es un prodigio de suavidad, finura mecánica, silencio de trabajo y economía de gasto. Apoyado en el sistema de parada y arranque automáticos en las detenciones y contando con unos desarrollos de la caja de cambios bastante largos (a 2.000 rpm rueda a 84 km/h en sexta marcha), en este Yaris Toyota ha querido que primase la economía de consumo, con unas prestaciones más que suficientes en velocidad máxima y de crucero, unas aceleraciones correctas y unas recuperaciones más bien modestas.
En realidad, sólo en pendientes pronunciadas de autovía se echa de menos un desarrollo de caja más corto, así como cuando deseemos practicar una conducción alegre o casi deportiva. En este último supuesto, lo cierto es que el bastidor, suspensiones y frenos no decepcionan a pesar de que pretendamos rodar deprisa, incluso hasta el control de estabilidad se antoja menos intrusivo que en el Auris, y además la estabilidad y nobleza de reacciones al límite son muy notables.
Sin embargo, donde más se disfruta del Yaris es en ciudad y en recorridos cortos, a pesar de que no se amilana ante los viajes más largos. Por la urbe sus contenidas dimensiones y sobresaliente agilidad lo convierten en el rey indiscutible, igualmente apoyado en una visibilidad soberbia. El agrado de manejo y la suavidad y finura del motor también ayudan, así como la consistente respuesta con un empuje más que satisfactorio y que permite cambiar a la siguiente marcha apenas se llega a 2.000 rpm. Las dos únicas pegas en la unidad probada hacían referencia a una cierta tendencia a quedarse acelerada al pasar de primera a segunda marcha con el propulsor frío y a que la primera resultaba algo dura de insertar en ocasiones.
Respecto a su diseño y calidad de terminación, este Yaris TS incorpora una atractivo cuadro de relojes situado en el centro del salpicadero, en una posición excelente, una valoración que cabe extender al resto del habitáculo, francamente bien resuelto. El equipamiento es otro de los puntos fuertes, con una dotación de serie que incluye: airbags frontales, laterales, de cortina y de rodilla, climatizador automático, manos libres Bluetooth, volante en piel con mandos de audio y teléfono, ABS con asistente de frenada y distribución electrónica, asiento trasero divisible al 60/40, reclinable y desplazable; cofre portaobjetos bajo el asientos del acompañante, ordenador de viaje, llantas de aleación con neumáticos en medidas 185/60 R15 84H, radiocd con lector de MP3, seis altavoces y entrada auxiliar, e indicador de temperatura exterior. Con esta dotación el precio final se va a 14.750 euros, a la que aconsejamos sumar el control de tracción y de estabilidad, que llega asociado a los frenos traseros de disco, por 450 euros más. Por 15.200 euros, un precio ni bajo ni desproporcionado, tendremos a cambio un excelente automóvil, ideal para solteros, parejas o familias con un niño y reducidas necesidades de maletero.