bilbao. Mientras demócratas y republicanos siguen enzarzados discutiendo quién tiene la culpa de la rebaja de la calidad de la deuda de EE.UU. y el Gobierno mantiene que el resultado es irreal, Standard and Poor's, lejos de dar marcha atrás a su veredicto, insistía ayer en que las perspectivas que la agencia mantiene sobre la deuda "son negativas de aquí a dos años", lo que en la práctica supone que "hay una de cada tres opciones" de que se aplique en ese tiempo una nueva degradación, explicó un portavoz de S&P.
La reapertura hoy lunes de la gran mayoría de bolsas mundiales tras el fin de semana, estará marcada por la decisión de la agencia de recalificación de bajar un escalón la calidad de la deuda de EE.UU. por primera vez en la historia, una decisión cuyo alcance es difícil de prever pero que desde luego augura graves caídas. Como ejemplo, la bolsa de Israel, que sí está operativa los domingos, tuvo que permanecer ayer cerrada durante unas horas tras la enorme caída de la apertura. Al cierre, la pérdida fue del 7%.
Una tendencia similar está prevista hoy para el resto de plazas, a pesar de que Standard and Poor's intentó ayer restar importancia al impacto de su degradación de la nota de la deuda de EEUU, al subrayar que lo que preocupa a los mercados es la posible ralentización de la economía mundial. En declaraciones a una cadena televisiva estadounidense, el jefe global de S&P, David Beers, afirmó que no esperaba "demasiado impacto financiero" en los mercados internacionales cuando abrieran hoy.
El mensaje suena más a un intento, tal vez vano, de calmar la tormenta que se puede desatar. En este sentido, los líderes del G-7 y del G-20 han mantenido durante todo el fin de semana diversos contactos con el fin de tratar de restar peso a la decisión de S&P, valorando incluso la opción de emitir un comunicado conjunto durante la madrugada, justo antes de la reapertura de las bolsas asiáticas, para calmar a los mercados.
Lo cierto es que la rebaja de la nota de la deuda de EE.UU., que según el gabinete de Obama se debe a un error al medir el gasto público del Estado, no podría haber llegado en peor momento, justo después de una semana negra con bajadas de en torno al 10% en la bolsa española. Milán bajó el 13,12% en cinco días, Fráncfort cedió el 12,89% y París perdió el 10,73%. Parece difícil que los mensajes de tranquilidad puedan dar la vuelta a esta situación.