Congelados de Navarra, como historia de éxito
Con apenas 15 años, la firma de Benito Jiménez Cambra ha sido incluida en una selección de 20 empresas que triunfan
Hay historias de éxito que discurren casi en silencio. De hecho, muchas veces son las empresas que más crecen y mejor salud demuestran las que menos hablan de sí mismas. Las que prefieren hacer en lugar de contar. Contratar e invertir en silencio, labrando un futuro y ganando mercado cuando más desfavorable parece el clima. Congelados de Navarra, con sede en Arguedas, es una de ellas. En solo 15 años de vida se ha convertido en un gigante que factura más de 82 millones de euros y que es capaz de exportar más del 65% de su producción.
Esta historia, que no puede desligarse de la de su fundador, Benito Jiménez Cambra, está recogida en el libro Los que dejan huella, 20 historias de éxito empresarial. Una obra coordinada por José Martínez de Rioja, editada por la firma de auditoría KPMG y en la que se repasan las trayectorias de diferentes compañías españolas. Por sus páginas, además de Benito Jiménez Cambra, pasan Juan Lladró, de la prestigiosa de firma de porcelanas; José Cosmen, de los autobuses Alsa; Juan Carlos Ureta, de Renta 4; María Benjumea, de Infoempleo; Josep Ferrer de Freixenet y José María Rivera, de Estrella Galicia, entre otros.
En primera persona, los emprendedores que pusieron en marcha sus respectivas empresas describen cómo fueron transformando sus ideas e iniciativas en actividades empresariales. Y en uno de sus capítulos, titulado El valor de la diferencia, Benito Jiménez Cambra repasa la puesta en marcha de su empresa en 1998, cuando decidió montar una empresa de congelados por su cuenta. "Me decían que era imposible", recuerda antes de aclarar que la suya es la última empresa creada en Europa en el sector de las verduras congeladas.
En un sector por lo tanto maduro, Congelados de Navarra trató de diferenciarse desde el comienzo y tuvo también que asumir riesgos "Yo conocía el negocio, compré el solar, hicimos un proyecto técnico, pedimos dinero al banco y nos lo prestaron. Vendí mi casa e invertí hasta el último euro que tenía y recibí algunas ayudas del Gobierno de Navarra. Así construimos la fábrica de congelados de Arguedas", relata en el libro. La fábrica requirió de una inversión inicial de 700 millones de pesetas (unos 4,5 millones de euros), de los que 104 aportó Benito Jiménez junto a su familia, 26 millones un grupo holandés y el resto, los bancos. "Eran bancos locales, confiaron en nosotros", cuenta.
Tres años después, Unifrost, fabricante belga, entró en el accionariado, para salir unos años más tarde y dar paso en 2008 a la Corporación Empresarial de Caja Navarra. Hoy la propiedad se reparte entre Benito Jiménez y su familia, que controlan el 75% de la empresa y CaixaBank, que tras quedarse con Banca Cívica posee el otro 25. La empresa se parece en poco a la que comenzó a producir en el verano de 1999. Cuenta con otra planta en Fustiñana, ocupa a más de 400 personas en temporada alta, produce 110.000 toneladas de verduras congeladas al año, tiene una inversión acumulada de 101 millones de euros y cuenta con un plan de implantación internacional. Sirve a Dia, Tesco y Carrefour, entre otros clientes. "Las empresas de gran distribución son nuestros socios. Siempre procuramos diferenciarnos de nuestra competencia, porque si vamos a lo que hace todo el mundo el único argumento que te queda es el precio. Creo que se le pueden ofrecer soluciones a la gran distribución".
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