pamplona

La crisis económica está pasando factura a CCOO y UGT. A la caída de afiliados por la menor tasa de empleo y a la pérdida de influencia en las grandes decisiones políticas se suman los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos y que perjudican aún más su imagen. El particular vía crucis sindical está siendo aprovechado por la derecha mediática española para hundir el dedo en la llaga y tampoco pasa desapercibido en Europa.

La fundación Fiedrich Ebert, uno de los principales think tank de la izquierda europea, exige a las dos centrales españolas "un giro" para "recuperar su reputación y credibilidad política" de manera que puedan volver a ser "una fuerza social efectiva" frente a las medidas de austeridad.

La fundación alemana, próxima a la socialdemocracia, indica en un informe que la apuesta de CCOO y UGT por el diálogo social, incluida la suscripción de reformas regresivas como la que incluía el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, hace que sean vistos por la sociedad como "parte del sistema" institucional, por lo que sufren "un desprestigio similar" al de partidos políticos, bancos o multinacionales.

A la pérdida de apoyo por sus decisiones políticas se suma "el debilitamiento" producido por su participación en los consejos de entidades financieras intervenidas o por la vinculación con la presunta trama de corrupción de los ERE de la Junta de Andalucía -el análisis es anterior a las últimas informaciones sobre la financiación irregular de UGT en esta comunidad autónoma, que ha llevado a la dimisión del secretario general de la federación-.

Esta pérdida de crédito es una de las claves que hacen que CCOO y UGT encaren un futuro delicado, pero hay más, según Fiedrich Ebert. Uno de los problemas, la caída del número de afiliados por la crisis, afecta directamente a la financiación, un apartado perjudicado también por la reducción de subvenciones públicas. CCOO contaba a finales del año pasado con 1.143.000 militantes, 60.000 menos que en el comienzo de la crisis. UGT, en su caso, pierde 36.000 desde 2009 hasta 1.169.000.

Hay una razón externa que explica este descenso, como es el menor número de trabajadores en activo y la menor capacidad adquisitiva para hacer frente a las cuotas sindicales. Pero en el informe se apunta otro elemento preocupante para las centrales, y es la falta de sintonía con la juventud. Se señalan los nuevos empleos precarios y temporales en los que recalan muchos jóvenes como uno de los espacios en los que los sindicatos deben mejorar y profundizar su labor.

Con estos ingredientes, el informe de la fundación alemana se cuestiona la posición en la que quedan los sindicatos en relación con los movimientos sociales, dando a entender que las centrales españolas llegaron a verse superadas por las protestas desarrolladas en 2011 por el 15-M.

No obstante, el análisis recuerda que, con casi dos millones y medio de afiliados, CCOO y UGT siguen siendo las organizaciones sociales con mayor peso del Estado español, convocantes de tres huelgas generales desde 2010 con un éxito notable. Se concluye que, revisando su estrategia, pueden recuperar su credibilidad y encontrar espacios de confrontación para hacer frente a las medidas de austeridad que impone Bruselas.

Más autonomía económica Pero, ¿por dónde deben ir estos cambios? El profesor de Relaciones Laborales de la UPV, Mikel De la Fuente, reflexiona a este diario sobre la salud del sindicalismo y reconoce que la "política de pactos que dura ya décadas" ha dificultado la capacidad de respuesta de CCOO y UGT "cuando las agresiones antisociales del Gobierno del PP han aumentado". A esto añade De la Fuente "la débil afiliación sindical" en el Estado, "un grave obstáculo a la autofinanciación que favorezca la autonomía económica de los sindicatos y les haga menos dependientes de subvenciones públicas".

No obstante, entiende que "los sindicatos son imprescindibles" para defender las condiciones laborales.

"Los intentos de suprimir la representación sindical en el sector público, la propuesta de recortar el derecho de huelga y la utilización por los medios de la derecha política y empresarial de la corrupción sindical en Andalucía muestran que a la patronal y al Gobierno español, como a todos los defensores de la política neoliberal, les estorban los sindicatos", denuncia.

De la Fuente, que cree que los movimientos sociales no son rivales sino que "pueden estimular y presionar al cambio de la práctica de las direcciones de CCOO y UGT en un sentido más democrático y más radical y consecuente".

Francisco Rodríguez, profesor de Economía de la Universidad de Deusto y delegado de CCOO, comparte la sensación de que el futuro de los sindicatos es problemático "no solo porque ya venían perdiendo credibilidad desde inicios de los noventa", sino porque la crisis y sobre todo la reforma laboral ha contribuido a debilitar su capacidad negociadora.

"El exceso de pactismo en los tiempos de bonanza les ha llevado, salvo actos simbólicos, a renunciar a una verdadera presión social. Se sentían más cómodos haciendo política de acompañamiento social, en la que la práctica sindical reivindicativa ha brillado por su ausencia".

Rodríguez entiende que el inicio de las medidas de ajuste en 2010 les pilló "desorientados". "Han respondido con tres huelgas generales más testimoniales que reales".

El profesor de Deusto señala que la pérdida de credibilidad ha diluido el efecto de sus movilizaciones. "Ahora el problema es que carecen de fuerza para oponerse a las políticas impuestas por la troika. No pueden cambiar su estrategia excesivamente volcada hacia la búsqueda de consensos porque supondría un salto en el vacío y carecen de capacidad movilizadora significativa", explica Rodríguez, que cree que los problemas de credibilidad generan un rechazo especialmente nítido entre la juventud, aunque matiza que "tampoco los jóvenes están expresando grandes anhelos de cambio".

"La atomización de los asalariados les lleva más bien a buscar horizontes individuales, con independencia de que la estrategia sindical sea negociadora o rupturista. Este es un elemento estructural que va a conllevar un mayor debilitamiento de los sindicatos en el futuro. Su fuerza se basará en su representación en las elecciones hasta que la abstención crezca de forma significativa", indica el economista, que coincide en que la representación sindical siempre será necesaria.

"Como trabajador veo claro que hemos de reivindicar a los sindicatos para limitar las tropelías de las fuerzas del dinero y de sus gobernantes. Si muchas veces son percibidos como un mal, siempre serán un mal menor respecto al que imperaría si no existieran", afirma.

separación Respecto a ELA y LAB, encabezan una mayoría sindical y social que, salvo contadas excepciones, mantiene una hoja de ruta separada de la de CCOO y UGT. Pero, ¿significa esto que están libres de la pérdida de confianza en el sindicalismo? De la Fuente tiene claro que ELA y LAB "mantienen una oposición más consecuente" a los recortes y reformas laborales. En este sentido, ambas organizaciones han encabezado seis huelgas generales desde el inicio de la crisis y no han participado prácticamente en ningún foro de diálogo social e institucional.

No obstante, los sindicatos aber-tzales "también experimentan dificultades de articulación y unidad interna, así como para favorecer procesos unitarios que incluyan a todos los sindicatos y favorezcan las victorias de los trabajadores", opina De la Fuente. De los ocho paros generales convocados en la CAV durante la crisis, solo en uno, el del 29 de marzo de 2012, han coincidido los cuatro grandes sindicatos.

"La crisis actual tiene un componente internacional del que se beneficia el capital mientras que los sindicatos tienen dificultades de encarar. Es inexplicable el papel de la CES -Conferencia Europea de Sindicatos- con acciones muy blandas frente a las medidas despiadadas de patronales y gobiernos. Para hacer frente a esos recortes es necesario avanzar en una mayor unidad de acción, especialmente en las grandes huelgas, que permita visualizar una mayor fuerza y que las convocatorias incluyan al mayor número de sindicatos, empresas y países posible", reclama.