BILBAO - En los últimos años, Euskadi ha alcanzado cifras récord de exportaciones. De hecho el buen desempeño de las empresas vascas en los mercados exteriores ha ayudado de manera sustancial a la recuperación económica tras la crisis de 2008. Una de las compañías pioneras en vender sus productos, -herramientas de corte-, fuera ha sido Izar. La empresa, una sociedad anónima laboral con sede en Amorebieta, lleva 50 años exportando sus productos a medio mundo, según recuerda su director gerente, Carlos Pujana.

¿Qué peso tienen las exportaciones en las ventas totales de Izar y cómo están evolucionando?

-En la actualidad, las exportaciones suponen en torno al 62% de las ventas de Izar y el mercado español, el 38% restante. Han evolucionado bien estos últimos ejercicios pero no es nuestra cuota máxima que llegó al 67% hace unos años. De hecho en el pasado año, las ventas internacionales han crecido menos que las del mercado interno porque han estado muy afectadas por las políticas comerciales y de todo tipo del presidente Donald Trump en Estados Unidos. Algo que ha incidido negativamente en mercados importantes para nosotros como pueden ser los de Turquía, Irán Rusia etc.

¿Cómo empezaron a vender internacionalmente?

-Las primeras operaciones fueron un poco por casualidad. A un distribuidor de Bélgica le habían hablado bien de nuestra empresa y de nuestros productos y allá por 1969 se presentó en Amorebieta y encargó las primeras herramientas. La empresa belga confió en nosotros y en nuestras herramientas de corte y medio siglo después seguimos colaborando. De hecho, la cosa fue tan bien que Beltracy, que es la compañía en cuestión, sigue siendo nuestro distribuidor en Bélgica. Creo que este hecho habla mucho, y bien, de la empresa, del producto que fabricamos y de las relaciones humanas.

¿Qué elementos son claves para poder ser competitivos en los mercados exteriores?

-En resumen. Producto de calidad, innovación, marca y servicio. En nuestro caso para estar donde estamos en los mercados internacionales, primero hemos tenido que llegar a liderar el mercado interno español. Y para poder crecer en exportaciones es fundamental disponer de una marca y un producto de calidad. Ello implica invertir en innovación. Además hay que prestar un gran servicio. Nuestro objetivo es seguir aumentando las exportaciones, en especial en los mercados europeos cercanos. Hay una relación virtuosa entre internacionalización, que te obliga a competir con los mejores fuera de tu zona de confort, e innovación, que te lleva a tener que mejorar constantemente tus productos para ofrecer algo más o mejor. Si innovas exportas más porque los retos viene de fuera.

¿Con la globalización, el servicio es importante?

-Sin duda. Nuestros productos más demandados son las brocas. Para competir hay que estar innovando y esta innovación te obliga a presentar soluciones para cada problema. Elaboramos brocas muy elaboradas para titanio, para inoxidable, etc que son mucho más complejas pero la clave que nos da una ventaja competitiva es el servicio. Somos capaces de abastecer en 24 horas en todo nuestro hinterland. Para dar este servicio, más allá de la logística de transporte que no depende directamente de nosotros, trabajamos mucho en la organización interna. Aquí la digitalización que llega de la mano de la industria 4.0 no va a ayudar. Ahora hacemos lotes más cortos y somos capaces de resolver la petición de un cliente en 24 horas. Si alguien nos demanda unas brocas antes de las seis de la tarde, tiene el pedido en 24 horas. Si el cliente está en Euskadi y su zona de influencia y el pedido se realiza antes del mediodía está abastecido ese mismo día por la tarde. Dar este nivel de servicio supone, entre otros muchos aspectos, ser muy flexibles y ser muy rápidos en el tiempo de fabricación de la broca. Y esta es una carrera que no se acaba nunca.

¿Qué objetivos tiene la compañía para los próximos ejercicios?

-De la mano de nuestro plan estratégico 2019-2022 buscamos crecer, tanto en facturación como en exportaciones. A medio plazo pretendemos que las ventas en el exterior aumenten del 62% actual a cotas del 80%. Queremos convertirnos en el segundo gran fabricante europeo de herramientas de corte cuando ahora somos el quinto. Respecto a la facturación, el pasado año alcanzamos los 30 millones de euros y pretendemos llegar a los 38 millones de euros al final del plan estratégico.

¿Cuáles son los mercados más importantes para Izar?

-Nosotros consideramos nuestro mercado natural el formado por Francia, España y Portugal. Somos un fabricante regional del sur de Europa que quiere ser el líder en dicho mercado. Para ello contamos con la posibilidad de dar un gran servicio aunque todavía tenemos algún problema para servir con la misma celeridad en, por ejemplo, Burdeos que en Pamplona. Es verdad que las fronteras físicas ya no existen en la Unión Europea pero todavía hay barreras logísticas. Por ejemplo el transportista que lleva nuestros productos a Francia, consolida cargas antes de proceder a su transporte y eso nos supone la pérdida de unas horas preciosas en el plazo de entrega. Hoy por hoy vendemos en unos 90 países. Alemania se nos resiste mucho, allí solo quieren su propia marca y de hecho vendemos pero con marcas ajenas. Luego queremos crecer en Estados Unidos, Italia y China. En este país tenemos de distribuidor un socio local con tiendas propias. Lo del socio local es importante en muchos mercados exteriores. Al final los negocios los hacen las personas, es verdad que internet está ahí, pero el factor humano es básico.

Izar tiene una marca potente pero ¿fabrican también para terceros?

-Sí. En algunos países tenemos fabricantes locales que complementan su gama con productos nuestros que elaboramos con marca blanca y que supone un 30% de las ventas de Izar. Pero nuestro esfuerzo se centra en potenciar la marca Izar. En estos últimos años hemos diversificado la base de clientes. Trabajamos mucho las líneas de pedidos y cuidamos a todos nuestros clientes, incluidos los más pequeños.

¿Se puede exportar herramientas de corte fabricando en Euskadi?

-Sí. Nuestro argumento de ventas es que elaboramos un producto de calidad, con una amplia gama. Para refrendar la calidad, por ejemplo, fabricamos nuestras herramientas con acero europeo, no chino. Se puede vender fuera fabricando en Euskadi pero no es fácil porque en el País Vasco tenemos que afrontar unos costes de energía y de cotizaciones sociales más altos que muchos de nuestros principales competidores europeos. Y seguimos siendo competitivos porque aquí nos centramos en los productos de calidad y en las gamas altas. Las brocas para madera, por ejemplo, no las hacemos aquí, no las hace nadie en Europa. Las traemos de fuera pero nosotros nos encargamos de supervisar todos los procesos y certificar la calidad de los proveedores.

Izar es una empresa del sector de economía social.

-Somos una sociedad anónima laboral en la que los trabajadores son los propietarios, son los verdaderos empresarios. Por eso la información es muy transparente. Somos una empresa que prevé facturar este año 32 millones de euros lo que supone un incremento de más de un 6% aunque estamos notando la desaceleración económica. Tenemos una plantilla de unos 185 trabajadores activos. Y este año vamos a invertir unos 2 millones de euros.

¿El mundo empresarial necesita más apoyo social?

-Sí. Hay que dejar de ver a la empresa como el enemigo y valorarla como lo que es, una fuente de generación de riqueza y de empleo. Y para lograr esto es preciso propiciar un contexto que facilite la vida empresarial porque ello genera riqueza, empleo y todo eso facilita alcanzar unos ingresos fiscales. Y si alguien tiene dudas de esto, no hay más que ver la realidad de como se vive en los países donde no hay empresas. El problema es que a la derecha se le juzga por su actos y a la izquierda por sus ideas. Ahora viajo mucho por países del Este de Europa y hay que ver lo que han hecho años de intentar llevar a la práctica ciertas ideas. La empresa es un bien a preservar. Gracias a disponer de empresas tenemos un Estado de Bienestar. Y el que nos podemos permitir no puede ser a costa de la empresa. No podemos pretender contar con un Estado de Bienestar más potente que el tejido empresarial del que disponemos. Si tenemos más empresas y más empresas de calidad y que funcionan bien tendremos una sociedad mejor.