pamplona - Hace una semana se conocía la imputación del BBVA como persona jurídica por los pagos realizados durante años, al menos entre 2004 y 2017, al excomisario José Manuel Villarejo. La decisión judicial deja a uno de los dos principales bancos del Estado español contra las cuerdas y sitúa a Francisco González, presidente cuando se contrató a Villarejo, en un callejón sin salida. Ya retirado después de que la entidad forzara su relevo a medida que se conocía información sobre el caso, el banquero ve por un lado cómo su gestión termina de quedar en entredicho y, por otro, sigue cubriendo etapas en el camino que le podría conducir a prisión.

Que el banco contrató a Villarejo parece fuera de dudas a estas alturas, la cuestión es quién dio luz verde a esta operación y si FG, como se conoce a Francisco González, conocía la misma. El propio González trató de defenderse pocas horas después de la imputación de la entidad afirmando que la gestión del grupo financiero bajo su mando ha sido “intachable” y centrando las actuaciones irregulares en unas pocas manzanas podridas.

El problema es que buena parte de su equipo, incluidos su mano derecha por aquel entonces, Ángel Cano, y el jefe de seguridad, Julio Corrochano, ya está imputado. Parece difícil que quien era la cabeza visible de todos ellos no estuviera al corriente de la contratación de Villarejo, y de hecho varias informaciones periodísticas apuntan en esa dirección. Este extremo tendrá que ser en todo caso resuelto por el juez, que de momento no ha pedido la imputación de FG aunque es probable que lo haga a partir de septiembre, con lo que el exbanquero de Lugo podría enfrentarse a una pena de varios años de cárcel.

golpe a la imagen Lo que ya ha hecho el juez Manuel García Castellón, en el marco de una de las piezas dentro de la operación Tándem -que investiga las presuntas escuchas realizadas por el excomisario Villarejo-, es imputar al BBVA por delitos de cohecho, descubrimiento y revelación de secretos y corrupción en los negocios. En principio la noticia no ha lastrado el valor del banco en Bolsa, como ha remarcado durante la semana la entidad, que sí ha reconocido que la imputación tiene un impacto directo en la credibilidad y la imagen del grupo.

Pese a la poca claridad mostrada por los actuales responsables del banco, que se han limitado a decir que colaborarán con la Justicia, sí se han dado pasos drásticos para tratar de atajar el asunto. El más significativo ha sido la salida del que era responsable del control interno, Eduardo Arbizu. Se cree que otro nombre relevante en la investigación judicial es el de Antonio Béjar, responsable del área de Riesgos de la entidad hasta 2014 y que, imputado por haber contratado presuntamente los servicios de la empresa Cenyt -en la que Villarejo recibía sus ingresos a cambio de investigaciones-, está colaborando con la Justicia. Sus informaciones, como las del resto de directivos imputados, pueden ser trascendentales a la hora de clarificar si FG estaba al tanto de la relación entre el BBVA y Villarejo.

Más allá del futuro de FG, la vinculación con Villarejo ha levantado una tormenta dentro del banco. Por un lado está el malestar de la plantilla y, por otro, caído en desgracia FG, hay una guerra declarada por el control de la entidad. El exbanquero levantó ampollas entre importantes familias vinculadas al banco, muchas de ellas vascas, cuando aterrizó en la presidencia en 2000 de la mano de Argentaria. Algunos medios llevan meses dando cuenta de que estas familias, el clan de Neguri, estaría haciendo movimientos para recuperar el control del banco. Las autoridades financieras han mostrado su preocupación por cómo puede afectar esta crisis a la solvencia económica de la entidad. Ayer la agencia Moody’s advirtió de que puede pasar factura a su calificación crediticia. - D.N.

más de 11.000 millones por comisiones

Cobradas hasta junio. Los seis principales bancos españoles ingresaron un total de 11.051,5 millones de euros por las comisiones que cobraron a sus clientes en la primera mitad de 2019, lo que supone un descenso de unos 6,2 millones respecto al mismo periodo de un año antes. La diferencia es prácticamente nula en términos relativos, lo que implica que el sector logra mantener sus ganancias por esta vía. Ante el contexto de bajos tipos de interés, una de las vías para mejorar la rentabilidad que tienen los bancos resulta de elevar las comisiones por los servicios que prestan, si bien la elevada competencia frena el uso de esta estrategia.

Francisco González. El expresidente del BBVA -lo fue entre 2000 y 2018- dice no saber nada de los pagos a Villarejo y asegura que bajo su mando la gestión del banco fue “intachable”. El juez investiga si conocía o no los contratos con la empresa del excomisario y podría sumarse a la causa como imputado a partir de septiembre.

Ángel Cano. Mano derecha de FG hasta que acabó distanciándose del gallego al ser relevado como número dos por Carlos Torres, actual presidente. Está imputado y sus declaraciones pueden ser claves para el caso.

Julio Corrochano. Responsable de seguridad en los años en que se pagó a Villarejo, también está imputado.

Antonio Béjar. Se cree que su testimonio -está colaborando plenamente con la Justicia- está siendo vital en el desarrollo de la investigación. Está imputado por realizar pagos a la empresa de Villarejo para conseguir información de empresarios morosos.

Carlos Torres. El actual presidente del banco se ha mostrado decidido a colaborar con la investigación y ha dicho que su prioridad es aclarar lo ocurrido. Su primer gran movimiento ha sido cesar a Eduardo Arbizu, responsable del control interno.

Eduardo Arbizu. Ha sido cesado esta semana pasada horas después de la imputación del BBVA, si bien él no se encuentra entre los ocho directivos investigados.