Pamplona - Faltan todavía varios meses para que arranque la campaña de recogida, pero el sector de la aceituna navarro ya sabe que la de 2019-2020 no será precisamente una buena campaña. Los agricultores estiman una caída de hasta el 30% en la producción de aceituna, que batió el año pasado todos los registros y que, en esta ocasión, arrojará una cifra muy por debajo de los 27 millones de kilos recogidos el pasado invierno.

“Un otoño lluvioso puede ayudar, pero lo que no cuajó a finales de primavera ya no tiene remedio”, explica Francisco Urzaiz, de Fontellas, propietario de Aceites Artajo. Sus estimaciones coinciden con las que se realizan a nivel nacional, donde la previsión apunta a una caída todavía superior, cercana al 40%. “La proporción de regadío que tenemos en Navarra es algo superior”, explica Urzaiz y eso puede ayudar a que el descenso no resulte tan acusado como, por ejemplo, en Andalucía.

Las causas del descenso hay que buscarlas tanto en el comportamiento normal del árbol del olivo como en la meteorología. Lo primero responde al nombre de vecería (el árbol descansa y a un año de cosecha excepcional le sigue otro mucho más modesto) y provoca por ejemplo que haya distribuciones muy irregulares, unas con la producción completa y otras prácticamente vacías. Lo segundo se explica por “el golpe de calor de finales de mayo y comienzos de junio”, que arruinó una parte de la floración. A ello ha seguido un verano especialmente seco, sin lluvias aprovechables. “Las que ha habido se han producido en forma de tormenta”, explica Urzaiz.

Este situación la vivieron de primera mano en la Zona Media, con fuertes tormentas en la primera mitad de julio. Desde entonces apenas ha caído una gota. Y las casi 3.000 hectáreas de secano dedicada a los olivares en Navarra lo han sufrido especialmente. “Una aceituna que pasa estrés hídrico en verano tiene posteriormente una maduración precoz”, explica Urzaiz, con consecuencias indeseadas en la calidad del fruto, que también se resiente. Todo ello hace prever al sector una cosecha claramente por debajo de la del año pasado, aunque un otoño lluvioso podría mitigar la caída. “Esto haría que la oliva cogiera más pulpa, calibre y riqueza grasa, pero la realidad es que hay menos fruto que el año pasado y eso ya no tiene remedio”.

Esta mala campaña, que situará la producción en unos 22 millones de kilos llega además después de la mejor cosecha de la historia, tanto en Navarra como en el conjunto de España, donde se recogieron 1.800.000 toneladas. “Esto hizo que los precios se desplomaran”, dice Urzaiz, quien señala que de momento no han repuntado. “Hay que tener en cuenta que la mitad de lo que se recogió el año pasado todavía está en stock”, señala, por lo que lo más probable es que la caída en la recolección de este año se compense con lo del pasado. A nivel europeo, las estimaciones para Italia y Grecia apuntan a incrementos de la producción superiores al 50%, después de una campaña anterior que fue calificada en su momento como “catastrófica”. A pesar de estos aumentos, la propia Comisión Europea ya pronosticaba antes del verano una producción europea un 8% inferior a la pasada, cifra que tendrá que ser revisada. En estos momentos, UPA (Unión de Pequeños Agricultores) estima una producción europea un 20% inferior a la pasada.

Aceites Artajo, que tiene toda su producción en ecológico y que busca posicionarse en aceites de mayor calidad, se ve afectada menos por las oscilaciones de los precios. Pero en el conjunto del sector, los precios a granel se sitúan por debajo de los 2,5 euros, con lo que apenas se cubren ahora mismo los costes de producción. “Una ruina -dice Urzaiz-, que llega después de dos años buenos, si bien en los anteriores hubo dificultades”.

La prueba de que el mercado, aunque a menor velocidad, ha seguido creciendo se encuentra en la evolución de la superficie cultivada, que crece en 802 hectáreas (un 14%) en los últimos cinco año, con aumentos tanto en secano como en regadío.

54%

en regadío

Más de la mitad de la superficie cultivada dedicada al olivo en Navarra se encuentra ya bajo el sistema de regadío. La proporción era 20 puntos inferior (un 34%) a comienzos de siglo, cuando el número total de hectáreas era de 4.128, frente a las 6.513 de 2018. El regadío garantiza unos niveles de calidad superiores.