Lo pinten como lo pinten la crisis del capitalismo es permanente y creciente: el agotamiento de los recursos naturales no da para el modelo desarrollista y competitivo; la creciente financiación de una economía especulativa es incompatible con la vida. La precariedad se va adueñando de cada vez más ámbitos personales y colectivos: de lo laboral a la vivienda, a los cuidados, servicios públicos, la cultura, el transporte, la energía... A esto se suma una criminal política de fronteras para frenar los flujos de personas exiliadas y migrantes producidos por las guerras y hambrunas de muchas zonas del planeta, y también un modelo patriarcal opresor de la mitad de la población mundial.

Hemos permitido que conceptos como “crecimiento” y “competitividad” ocupen un lugar central en la construcción de nuestro modelo económico, social y productivo, lo que nos ha llevado inexorablemente al consumismo, al individualismo y al desarrollismo, y estos, sin remedio, a la profundización de las desigualdades entre clases y a la irreversibilidad de los daños medioambientales.

Ante esta coyuntura y la constancia de que los diferentes gobiernos actúan como simples correas de transmisión del capitalismo, se hace imprescindible la toma de conciencia y la reorganización de la clase obrera al margen de las vías institucionales, fortaleciendo los sindicatos de clase, los colectivos de barrio y los movimientos sociales, para ir alcanzando nuevas conquistas que nos permitan fortalecernos e ir avanzando hacia el final de este sistema de explotación.

Al margen de nuestros desacuerdos con las formas en que esta convocatoria de huelga se ha realizado, nos parece una oportunidad que no podemos desaprovechar para poner freno a la vorágine a la que nos conducen, reclamando otro modelo económico, medioambiental, social y vital. Somos conscientes de que estamos muy lejos de alcanzar ese escenario generador de esa otra realidad que buscamos y necesitamos. Será necesario que antes demos una serie de pasos previos. El primero, sin duda, es la toma de conciencia de lo absolutamente dramático de la situación, una toma de conciencia que nos lleve a actuar con convicción a la hora de perseguir determinadas metas concretas, tales como: la derogación de la reforma laboral y la ley mordaza; la reducción de la jornada de trabajo a 30 horas; el reparto del empleo y los trabajos (de cuidados y domésticos); el fin de la brecha salarial de género; el fortalecimiento de los servicios públicos; garantizar unas pensiones dignas; la retirada de proyectos megalómanos y desarrollistas, como el TAV o el recrecimiento de Yesa; y garantizar vías seguras para migrar y que se reconozcan los derechos de todas las personas.

No nos acercaremos a estos objetivos si no somos capaces de ampliar nuestra capacidad de movilización, difusión y convencimiento, motivo por el cual este 30 de enero convocamos huelga general e instamos a salir a la calle junto con otras organizaciones, personas y colectivos para avanzar hacia una sociedad libre e igualitaria, en equilibrio con el medio. El jueves 30 a las 11.00 nos concentraremos en la plaza del Vínculo de Pamplona y haremos mitin.Los autores son Maura Rodrigo (CGT) y Gorka Gulliver (CNT)