- El presidente de la Cámara Navarra de Comercio cree imposible el chupinazo el 6 de julio, dada la evolución de los acontecimientos y la dificultad de recuperar una total normalidad para entonces . En su diagnóstico general de la situación económica, antes y después de conocer el confinamiento total, Taberna prevé una recuperación lenta.

¿Cuál es su diagnóstico sobre la situación?

-Esta es la peor crisis que hemos pasado en los últimos ochenta años, desde la Segunda Guerra Mundial. Pero esta tiene un perfil distinto. La circunstancia en el actual caso es crítica, porque esta pandemia va por fases. En primer momento fue China, luego ha venido a Europa, y después va a ir a América. Con lo cual, lo que más preocupa desde mi institución es que la recuperación va a tardar mucho más de lo que pensamos, por esta dilatación secuencial, y va a durar prácticamente todo este año.

Un escenario global que no es tranquilizador.

-Esta es la gran preocupación que tenemos. Cómo vamos a recuperarnos; y va a ser lento. Necesitamos, y esto es lo más importante, el impulso del sector público, de la administración del Estado, dirigido fundamentalmente a fomentar la inversión, prepararnos también para cualquier otro repunte epidémico y aprovechar este momento para darnos cuenta de que somos frágiles. Utilizando todos los mecanismos que tenga el Estado para que esta recuperación sea más rápida, dotando de liquidez a las empresas, facilitándoles todo tipo de apoyo, impulsando a través de medidas fiscales el fomento de la contratación, de I+D, o de liquidez de las familias para que sigan consumiendo.

El consumo es parte fundamental del engranaje.

-Y se va a retraer, y muchas inversiones que podíamos tener pensadas las vamos a aplazar. Todo el mundo va a sufrir mucho en nuestras economías y eso va a retraer el consumo privado. Por lo tanto nos enfrentamos a una auténtica crisis, muy potente, y creo que tenemos que estar unidos. Me da mucha tristeza cuando veo que la gente sigue manteniendo sus trincheras ideológicas, cuando tenemos que pensar en el futuro de España y de Navarra, y dejarnos de enfrentamientos estériles, que no van a hacer más que retraer esa recuperación económica. Estoy convencido de que la pandemia en España pasará, como pasa todo.

¿Y sobre las medidas tomadas por el Gobierno de Navarra, cuál es su análisis?

-La verdad es que hemos tenido un diálogo fluido y además fructífero, porque se necesitaba liquidez, y se consigue con préstamos y avales, pero mucho más en estos momentos con aplazamientos y moratorias para los pagos. Por otro lado, los poderes públicos tienen más capacidad hoy de endeudarse y conseguir dinero prácticamente a cero por ciento de interés. Es el sector público el que se tiene que endeudar, mucho más que las empresas y ciudadanos, y tiene que apoyar de forma valiente y hasta agresiva a toda la sociedad, para que nos recuperemos cuanto antes.

A todos los niveles administrativos es importante la anticipación.

-Las medidas hay que tomarlas previamente. Y no mantener aquel discurso de principios de la epidemia, cuando los poderes públicos decían que tomarían medidas cuando se diesen las circunstancias. Al revés, hay que tomar medidas para que no se den las circunstancias.

Teniendo en cuenta el carácter global de la pandemia y las dudas de cómo afecte el calor, no es fácil tener esa capacidad prospectiva.

-Creo que es fácil si somos realistas. Y el realismo dice que nos va a costar. Primero, porque estas medidas que hemos adoptado, absolutamente necesarias como son el aislamiento y el confinamiento, van a durar, y van a hacerlo hasta junio, entiendo yo. Porque hasta que no haya ningún infectado en la calle, no vamos a poder hacer una vida normal. Lo malo que tiene este virus es que es muy voraz , de muy fácil contagio. Si nos vamos a junio, América estará muy mal. Teniendo esto en cuenta, hay que hacer ya previsiones realistas, desde hoy, para cuando se den estas condiciones, que vendrán seguro.

¿Ven factibles los Sanfermines en julio?

-No, en absoluto. Como digo, si las cosas van bien y hemos podido contener la virulencia de este virus, y en junio podemos empezar a hacer una vida normal, eso significa poder empezar a sacar a los hijos a la calle, ir a trabajar, aumentando y manteniendo el teletrabajo si es posible, pero no puede ser aconsejable ninguna aglomeración de gente, en ningún sitio, pero de aquí a septiembre u octubre.

¿Esto toca explicarlo ya?

-Sí, yo creo que sí, que hay que decirlo así de claro, que las cosas son como son y abandonar el discurso que pospone las medidas.

¿Asistimos a un cierto reseteo en las recetas económicas? ¿Todo el mundo se tiene que resituar dada la gravedad de la situación?

-Por supuesto que sí. En momentos de urgencia tienen que desaparecer las trincheras, las ideologías radicales, los populismos, las demagogias€

¿Y las ortodoxias liberales también?

-Se adaptan. Soy un liberal convencido, pero en estos momentos estoy apelando al Estado. Para estas circunstancias es para lo que vale, para situaciones dramáticas o críticas. Estamos en una guerra contra la pandemia. Y en una guerra se limitan derechos, y todo el mundo tenemos que pensar que hay que apoyar a los poderes públicos, que son los que tienen en la mano que esto se acabe pronto. También la crítica constructiva, sin insultos y sin fanatismos, puede ser buena, propositiva y colaborativa. Si las compras centralistas no han funcionado, como se ha visto, tendremos que hacer que las propias autonomías vayan comprando lo que necesitan. Creo que se puede hacer mucho mejor. Hay que ser eficientes. Ahora cuando más, y hay que informar bien. Ya somos mayores de edad todos. Podemos entender la gravedad de la situación, y nos hemos portado mejor cuando nos han dicho la verdad. Esto es muy grave, no tiene nada que ver con la gripe, esto es otra historia. Una pandemia mundial.

Le tengo que preguntar por la última hora, el anuncio de un confinamiento total. -Sin conocer todavía el redactado, ha faltado previsión para las empresas, que hoy domingo trabajaban y facturaban. Se va a perder clientes, porque se van a ir a otras empresas del mundo, porque esto está globalizado. No se puede hacer un sábado, de improviso, y con efectos para el domingo. Si esto es un permiso retribuido, ya me contarán la recuperación que se puede hacer.

"Esta es la peor crisis que hemos pasado en los últimos ochenta años, desde la Segunda Guerra Mundial"

"No se puede hacer un anuncio como el de ayer un sábado, de improviso y con efectos para el domingo"