- En pleno debate acerca de la conveniencia de implantar un ingreso mínimo en España, Navarra publicó el viernes sus datos de renta en los hogares, que permiten medir la incidencia de la pobreza y el riesgo de caer en ella. Los datos corresponden a 2018, una eternidad en momentos como el actual, pero muestran el impacto que la renta garantizada ha tenido en la Comunidad Foral. Las tasas de riesgo de pobreza severa han caído, según explicaba ayer el Departamento de Derechos Sociales, entre un 41% y un 45%.

En el último año, la tasa de riesgo de pobreza severa, que considera como umbrales el 30% y el 40% de la mediana de la renta por unidad de consumo, se produjo un descenso de 2,9 y 4,8 puntos porcentuales respectivamente. No todos los indicadores presentan sin embargo la misma evolución. Y si la renta garantizada reduce la pobreza severa, en el último año crece en 1,4 puntos el porcentaje de personas que vive por debajo del umbral de la pobreza, Según los datos de Nastat, se situó en el 23,1% de la población navarra.

“La población en riesgo de pobreza es un indicador relativo que mide desigualdad, es decir, no mide pobreza absoluta sino cuántas personas tienen ingresos por debajo del umbral de pobreza en relación al conjunto de la población” explica Nastat. Respecto a 2017, destaca el ascenso de esta tasa para las mujeres con edades comprendidas entre 30 y 44 años y para las de 65 y más años (de 2 y 1,8 puntos porcentuales, respectivamente).

La renta media de los hogares navarros se situó en 2018 en 34.225 euros, un 3,4% más que un año antes (33.106 euros), mientras que la población en riesgo de pobreza creció en el mismo periodo en un 1,4%.

Para los hogares con un miembro la renta anual media fue de 18.043 euros, con dos 29.896, con tres miembros 39.033, con cuatro 45.843 y con cinco miembros 49.162 euros

Por zonas geográficas la renta neta media por persona fue más alta en Pirineos (14.010 euros) y la menor a la Ribera de Tudela (11.066), mientras que en Estella fue de 12.763, en Tafalla de 12.983, en Baztán de 13.000, en la zona centro de 13.491 y en Sangüesa de 13.748 euros.

La estadística refleja que el ingreso neto medio por persona se situó en 12.917 euros, con un aumento del 3,3%, y el ingreso neto medio por unidad de consumo (el cociente entre ingresos y unidades de consumo adultos y menores con valores entre 1 y 0,3) en 19.382 euros, un 3,5% más.

Los datos arrojan sin ambargo diferencias en la renta anual neta por hogar dependiendo de que el perceptor principal sea hombre o mujer, ya que si es hombre los ingresos medios fueron de 37.274 euros, colectivo que se concentra en su mayor parte en los estratos de rentas intermedios y altos, mientras que si el principal ingreso proviene de una mujer la renta por hogar fue de 35.015 euros y se concentró en los estratos bajos.

Y en este sentido precisa que el 11.5% de estos hogares tenían rentas de entre 9.001 y 12.000 euros.

El Instituto añade que también la renta disponible de cada persona estuvo determinada, entre otras variables por el sexo y la edad, unas diferencias repercuten en la renta anual neta media por unidad de consumo, ligeramente superior para los hombres y con los valores más elevados entre personas de entre 45 y 64 años.

Así la renta anual media por persona menor de 16 años fue de 9.105 euros (9.113 hombres y 9.096 mujeres), entre 16 y 29 años 11.370 (11.669 y 11.062), subía a 12.739 euros entre 30 y 44 años (13.543 y 11.914), alcanzaba los 14.346 entre 45 y 64 años (14.592 y 14.094) y llegaba hasta los 15.434 euros entre los mayores de 65 (16.020 y 14.965).

En cuanto a la tasa de riesgo de pobreza (ingresos por debajo del umbral de pobreza en comparación al conjunto de la población situado en 2018 en 11.629 euros, 24.421 en hogares con dos adultos y dos menores) la estadística apunta que en 2018 se situó en el 23,1% de la población navarra, frente al 21,7% registrado el año anterior, un ascenso de 1,4 puntos porcentuales.

Destaca con respecto a 2017 el ascenso de esta tasa para las mujeres con edades comprendidas entre 30 y 44 años y para las de 65 y más años, entre las que el riesgo de pobreza se incrementa en un 2% y un 1,8% respectivamente.

Por edades la mayor tasa de riesgo de pobreza correspondió a las personas menores de 16 años, siendo 8,0 puntos superior a la del conjunto de la población, mientras que por sexo la diferencia llegó al 3,1% ya que entre la población de 65 y más años, cuando los ingresos por pensiones son la principal fuente de renta y resultan notablemente inferiores entre las mujeres, 9.766 euros frente a los 17.812 para los hombres.

En cuanto a la distribución de ingresos, el Instituto señala que hay un incremento del 1,8% en el índice de Gini, lo que supone un aumento en la desigualdad de renta y un ligero descenso entre la renta disponible total del 20% de la población con ingresos más elevados con relación a la del 20% con ingresos más bajos.

Por su parte la tasa de riesgo de pobreza severa, considerando como umbrales el 30% y el 40% de la mediana de la renta por unidad de consumo, sufre un descenso de 2,9% y 4,8%, respectivamente.

Según el origen de los ingresos, los salarios constituyen el ingreso más importante en el 59,7% de los casos, seguido de las pensiones ( 24,0%), otros ingresos como capital mobiliario o bienes inmuebles (11,1%), otras prestaciones como dependencia o renta de inserción (3,1%) y prestaciones por desempleo (2,1%).