Unos 66.500 ocupados en Navarra podrían utilizar la opción del teletrabajo según la profesión y el puesto que desempeñan, según se desprende de un informe elaborado por Randstad, empresa de recursos humanos, y basado en datos del Instituto Nacional de Estadística. Estos trabajadores suponen el 23% del total de empleados con actividad actualmente en la Comunidad Foral; pero el año pasado apenas un 3,9% usó el modelo no presencial, unas 11.000 personas -porcentaje por debajo de la media estatal que se situó en el 4,8%-. Hasta hace unos meses, las empresas no tenían extendida esta modalidad y los trabajadores escasamente la demandaban de manera voluntaria. Pero la pandemia del coronavirus precipitó su desarrollo de un día para otro para evitar la propagación del covid-19 en los centros de trabajo y para continuar con la actividad económica y así amortiguar el impacto del virus en las cuentas de los diferentes negocios.

Por obligación, el teletrabajo comenzó a implantarse en muchos hogares, pero surgieron infinidad de interrogantes por la falta de regulación laboral de este sistema no presencial -un dato que revela la ausencia de cultura del teletrabajo tanto en Navarra como en el resto de comunidades autónomas-. Por el momento, no existen datos oficiales de cuántas personas ocupadas en Navarra han podido realizar su profesión fuera de la empresa desde marzo y continúan todavía. Este periódico consultó al Observatorio de la Realidad Social, dependiente del departamento de Derechos Sociales, para conocer si disponían de esas cifras, pero indicaron que por ahora carecen de ellas.

El análisis de Randstad -elaborado en plena pandemia el pasado marzo- desvela que los profesionales que disponen de la opción del teletrabajo se refieren a los perfiles de técnicos y científicos e intelectuales; a empleados contables, administrativos y otros empleados de oficina; a directores y gerentes; a técnicos y profesionales de apoyo; y a trabajadores de industrias manufactureras y construcción. Navarra se posiciona como el cuarto territorio con más capacidad para afrontar el teletrabajo, después de Madrid, Catalunya y la CAV, debido a su propio tejido empresarial. El director de Randstad Research, Valentín Bote, destaca que "el teletrabajo permite a los profesionales seguir con su tareas al mismo tiempo que ahorra tiempo improductivo, que a su vez les permite conciliar la vida personal con la laboral. Además, la empresa contribuye a la satisfacción del empleado, aspecto que redunda en una mayor eficacia, y en consecuencia, en resultados de negocio más positivos".

El secretario de Acción Sindical de la Federación de Servicios de CCOO, Rubén Belzunegui, subraya que "la cultura presencial está muy arraigada en las plantillas", pero que a través de la pandemia, los trabajadores y las empresas han comprobado que "este sistema funciona cumpliendo con los parámetros de productividad exigidos por cada compañía". Recalca que "las personas ocupadas quieren teletrabajar y las empresas deben amoldarse". Sin embargo, redunda que la patronal debe negociar con los sindicatos su regulación. Una cuestión en la que coinciden el resto de centrales con más representación en Navarra, UGT, ELA y LAB.

La secretaria de Política Sindical de UGT, Marisol Vicente, reitera que "desarrollar el trabajo al 100% fuera de la empresa no es bueno, ya que debe existir contacto con el resto de la plantilla en el ámbito de la empresa". ELA y LAB muestran preocupación porque el teletrabajo impulsa el individualismo en detrimento del concepto de grupo que representan los empleados. "La falta de relaciones interpersonales puede provocar la pérdida de pertenencia al colectivo que deben sentir los trabajadores y trabajadoras", resalta Imanol Pascual, coordinador de ELA en Navarra. La responsable de la Federación de Servicios Privados de LAB, Berta García, culpabiliza al "capitalismo de fomentar el teletrabajo para impedir el poder de reacción colectiva para defender los derechos laborales".

los pros y los contras Estos meses de confinamiento en el que se ha propagado el teletrabajo se han detectado las ventajas y las deficiencias de este modelo, que el Ministerio de Yolanda Díaz ya quiere regular, como se ha conocido esta semana. Entre los beneficios, el ahorro de tiempo al no desplazarse hasta el centro de trabajo y la consiguiente disminución de emisiones de dióxido de carbono por no usar un vehículo; y la posibilidad de usar esos espacios de tiempo para provecho personal.

La escasa regulación sobre esta materia ha originado la proliferación de dudas entre los empleados que han realizado su actividad en el domicilio o en otro espacio que no es la empresa. Por eso, el Gobierno quiere normalizar esta nueva realidad para conjugar, por un lado, los derechos de los trabajadores y, por otro, los derechos de las empresas para legislar las obligaciones "exigibles y medibles" y su impacto en la productividad. Por ahora, se han redactado "borradores" que deberán negociarse y concretarse en el diálogo social, y trasladarse a los convenios mediante la negociación colectiva. Incluso Imanol Pascual (ELA) reivindica "la aprobación de una normativa general en Navarra para luego adaptarla a las diferentes empresas por medio de los convenios".

UGT, CCOO, ELA y LAB han atendido numerosas preguntas relacionadas con el teletrabajo durante los tres meses del estado de alarma (entre mediados de marzo y hasta el 21 de junio), sobre todo, por la falta de un sistema que registre el horario, por el desconocimiento de quién aporta las herramientas para trabajar de manera no presencial, por quién asume el coste de la luz o internet, o por el derecho a la desconexión digital. Vicente (UGT) remarca que esta pandemia también ha reflejado la brecha digital entre las diferentes zonas de Navarra: "Hemos registrado casos de personas que no podían conectarse desde su localidad, un impedimento que el Gobierno foral debe solucionar cuanto antes". Rubén Belzunegui (CCOO) recuerda que algunos trabajadores consultaron si podían llevarse mobiliario de la oficina a su domicilio para prevenir riesgos ergonómicos. "Algunos han trasladado a sus casas sillas, mesas, e incluso, impresoras", detalla. Además cita que hay que reglar "la temporalidad del teletrabajo, las retribuciones, los costes, la formación o facilitar la presencia de estos ocupados en sus centros". Pascual (ELA) reitera que actualmente la clase trabajadora "está asumiendo gastos (internet, electricidad o mobiliario adecuado) que corresponde abonar a la empresa". Berta García incide en que las compañías deben "valorar los riesgos laborales en los nuevos lugares de trabajo, como las viviendas, y aportar el material necesario para proteger la salud de sus plantillas: pantallas de ordenador adecuadas, sillas ergonómicas, etc".

la igualdad Además, los cuatro sindicatos confirman una preocupación: el retroceso de la mujer en el camino de la igualdad con la extensión del teletrabajo. "Debemos reglamentar el modelo no presencial desde la perspectiva de género. Tememos que incremente el número de mujeres que elija esta opción para compatibilizar con la conciliación y el cuidado de dependientes -ya sean de corta edad, personas mayores o con otras patologías-", enfatiza Marisol Vicente (UGT).

Rubén Belzunegui (CCOO) hace hincapié en esta cuestión, ya que mayoritariamente la conciliación siempre recae en las mujeres, que la han cubren con reducciones de jornada o excedencias. "La fórmula del teletrabajo puede aumentar el número de mujeres que use el modelo no presencial para conciliar, y no queremos que esto se produzca de una manera que les perjudica. Por ese motivo, habrá que adoptar medidas en los planes de igualdad que eludan este escenario". Imanol Pascual (ELA) manifiesta que "el impacto del teletrabajo tiene una lectura de género porque durante el confinamiento, cuando más se ha extendido este sistema, las mujeres han asumido en mayor proporción que los hombres las labores domésticas y de cuidados".

¿Podrá ocurrir que el teletrabajo sustituya a las excedencias y reducciones de jornada? Berta García (LAB) rechaza el modelo no presencial: "No es bueno que se convierta en la nueva manera de trabajar. Seguramente puede haber un retroceso en la igualdad, ya que mucha gente que en el confinamiento ha cubierto sus tareas desde casa ha sido mujer a pesar de tener pareja. Todavía la corresponsabilidad no puede considerarse real". Además esta sindicalista insiste en que si se permite "la combinación del teletrabajo y la conciliación, empleos relacionados con el cuidado de personas dependientes y de limpieza van a destruirse".

carácter voluntario Imanol Pascual y Berta García repiten la importancia de que el teletrabajo sea "voluntario y no impuesto por la empresa para impedir abusos". Marisol Vicente aclara que las personas que se acojan a esta modalidad deben "contar con los mismos derechos laborales que los empleados presenciales", como defiende Rubén Belzunegui: "Teletrabajar es trabajar sobre una normativa laboral y de salud semejante a la de los centros de trabajo". Pascual rememora que ELA entendió que "debía impulsarse esta forma de trabajar excepcionalmente para afrontar la pandemia", pero ahora le inquieta que "se establezca de manera estructural con el aislamiento de los trabajadores y sin medidas adaptadas". Todos los sindicatos señalan que el teletrabajo "ha venido para quedarse", pero creen que "debe hacerse con una condiciones dignas".

CCAA/Ocupados*/% sobre el total

4. Navarra66.413 (23%)

España4.405.319 (22,3%)

Fuente: Randstad e INE; *Este dato hace referencia al número de ocupados que podría teletrabajar en cada comunidad autónoma de acuerdo a su profesión

3,9%

Aunque el 23% de la población ocupada en la Comunidad Foral tendría la posibilidad de utilizar esta opción, únicamente en 2019 solo el 3,9% la utilizó. Este porcentaje equivaldría a unos 11.000 trabajadores. La media navarra está por debajo de la española, al elevarse esta última al 4,8%. Sin embargo, ambos datos se encuentran por debajo de la media de la UE, con un 5,3%.

68%

Un análisis de Randstad de 2019 revelaba que el 68,6% de los empleados en España quería teletrabajar, pero que no podía porque "su empresa no permitía esta opción", indican desde esta empresa de recursos humanos.

45,7%

Una encuesta elaborado por UGT durante el confinamiento en el Estado destaca que el 45,7% de las personas que participaron carecía de medios para registrar la jornada desde casa; un 42,2% había incrementado su jornada durante el estado de alarma al aplicar esta modalidad; y a un 31% no se le garantizaba el derecho a la desconexión. Unos 1.400 profesionales respondieron este cuestionario.