Casi el 40 % de las empresas navarras prevén que la facturación disminuya en los próximos tres meses respecto al 23 % que creen que aumentará.

Para el conjunto del año 2020, el 43,5 % prevé que se producirá una menor facturación que el año anterior, siendo superior ese porcentaje en los servicios, frente a un 19,3 % que prevén un aumento.

Así lo recoge la encuesta sobre el COVID-19 y sus repercusiones elaborada por el Instituto de Estadística de Navarra, que pregunta sobre la percepción que tienen las empresas sobre el periodo de recuperación necesario para volver a alcanzar los niveles de actividad anteriores a la crisis.

Para ellas, la recuperación de la facturación será paulatina y no es hasta el segundo trimestre de 2021 cuando el 81 % de las empresas prevén recuperar sus niveles de facturación, quedando todavía casi un 20 % que tardarán más en hacerlo o no lo harán, dado que un 6 % se está planteando el cierre definitivo de la empresa.

El informe pretende medir el impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19 en Navarra con un primer diagnóstico de la situación económica y social de la llamada nueva normalidad, desglosado en los cuatro bloques de actividad productiva, empleo, administraciones públicas y expectativas.

El dato del primer trimestre del Producto Interior Bruto (PIB) de Navarra recoge ya los efectos de las semanas de parón hasta finales de marzo sufriendo un descenso del -3,0 % en términos interanuales y del -4,4% respecto al trimestre anterior.

Los indicadores de actividad de abril y mayo muestran un ahondamiento en la tendencia descendente iniciada en marzo, de forma que los índices de producción industrial (IPI) y de actividad del sector servicios (IASS) obtienen en abril tasas negativas del -40,1 % y del -31,6 % respecto al mismo mes del año anterior.

Entre las ramas de actividad más afectadas destaca el turismo donde el cierre total de los establecimientos de alojamiento turístico ha hecho que las pernoctaciones en abril sean 0 y en mayo obtengan una cifra casi testimonial en la única estadística disponible a día de hoy que es la encuesta de ocupación hotelera.

Esta caída de la producción se refleja en las exportaciones, en las que el dato de abril registra una tasa interanual del -57,6 %. El hecho de que los principales mercados de las exportaciones navarras también sufran una situación similar permite suponer que hasta que su demanda no se recupere no lo harán las exportaciones, ni tampoco la producción industrial ni los servicios asociados a la misma.

Los indicadores relativos a la construcción, especialmente los relacionados con la vivienda, muestran un parón en el mercado inmobiliario a través de las estadísticas de transmisión de derechos de propiedad y de hipotecas.

Si bien estos indicadores no se relacionan directamente con la construcción, dado que los momentos de construcción y compra son diferentes, implican además del descenso actual (cifrado en un -6 % en el primer trimestre 2020), un indicio de una pérdida de actividad en un futuro.

La segunda encuesta COVID con datos de mayo refleja también la pérdida de actividad que afecta especialmente al sector servicios, donde el 45 % de los establecimientos han estado total o parcialmente cerrados en mayo.

El mercado de trabajo presenta unos indicadores en cuanto a ocupación y paro con un impacto mucho más contenido que lo que cabría esperar tras ver el descenso observado en la producción y es así por los ERTE.

El número de desempleados alcanza a finales de junio las 40.464 personas demandantes no ocupadas en las oficinas de empleo, un 1,6 % menos que el mes anterior, pero 6.489 más que las registradas en febrero (19,1 %). Esta cifra de nuevos parados registrados es casi coincidente con el descenso de 6.606 personas menos afiliadas a la Seguridad Social.

Además de esas aproximadamente 6.500 personas que han perdido su empleo, hay actualmente 6.060 empresas con ERTES activos que afectan a 25.810 personas (30 de junio).

Por otro lado, la diferencia entre ingresos (derechos reconocidos netos) y gastos (obligaciones reconocidas netas) del Gobierno de Navarra en mayo de 2020 supone un déficit de 113 millones de euros, cifra que contrasta con los 133 millones de superávit que registraban las cuentas públicas en este mismo periodo de 2019.

Si bien la recaudación no es lineal y depende de circunstancias como el calendario impositivo, que ha sido alterado por los aplazamientos concedidos, se observa un mayor porcentaje de gasto ejecutado respecto al presupuesto inicial y una menor recaudación sobre el total previsto respecto a 2019.

Las previsiones para los próximos meses tienen que tener en cuenta diferentes escenarios condicionados por la situación sanitaria, aunque las mismas fuentes señalan que teniendo en cuenta esta situación, se observan síntomas que señalan el inicio de una recuperación paulatina.

Así, el indicador de clima industrial de mayo, a pesar de tener un valor muy negativo (-19) frena su caída respecto al mes anterior lo que significa que no se produce un deterioro mayor en las opiniones empresariales y que puede iniciarse una recuperación paulatina de la confianza con algún síntoma positivo como la mejora de la producción prevista y la cartera de pedidos para el mes siguiente.

Además, el índice de confianza del consumidor, acentúa el descenso ya mostrado en el primer trimestre y señala una percepción negativa de la situación y evolución de la economía por los hogares.