odas sus previsiones se truncaron con el estado de alarma. Sandra Pastor y Fernando Zuñiga son socios de la microcooperativa Creato, fundada en noviembre de 2019. Hacen asientos pélvicos a medida para personas con atrofias musculares; se sirven de dos impresoras 3D que tienen en su propia casa. Es su segundo oficio, por ahora casi vocacional, ya que ambos trabajan en centros de salud. Para abril y mayo de este año tenían previsto participar en dos congresos para darse a conocer a nivel estatal. En pocos meses, el boca a boca les había conseguido numerosos pedidos. Empezaban a asomarse a su sector. Sin embargo, el estado de alarma implementado en marzo redujo las ambiciones de la pareja. Se cancelaron los encargos que tenían, y cayeron los congresos. Pastor y Zuñiga se mueven a los hogares de sus clientes para cogerles las medidas específicas y diseñar las sillas a medida. Muchos de los pacientes suelen pertenecer a grupos de riesgo frente al coronavirus, por ello, priorizan la salud y aplazan el encargo para evitar el contacto social. No ha entrado ni un euro a las cuentas de Creato desde marzo.

Las restricciones sanitarias extraordinarias establecidas en marzo abrieron el debate entre la salud y la economía. ¿Qué priorizar? El estado de alarma sirvió para frenar una situación epidemiológica catastrófica, pero generó un paréntesis en la actividad económica. El PIB foral tuvo en el segundo trimestre de este año una bajada histórica del 18,8%. No obstante, en contra de las previsiones, la innovación y el emprendimiento no han parado, y el tejido empresarial navarro se ha mantenido vivo.

Según los datos del Gobierno de Navarra, la pandemia ha reducido en un 32,5% el ritmo de la creación de nuevas sociedades mercantiles, si bien el ritmo de la destrucción de éstas ha tenido una rebaja aún mayor, de un 51,1%. En total, hay 283 sociedades mercantiles más que hace seis meses. En una situación parecida se encuentran los autónomos: desde febrero hasta finalizar el mes de julio, los autónomos de la Comunidad Foral registrados en la Seguridad Social solo se han reducido en un 0,4%, con una suma total de 46.883 personas. Alberto Morentin, vocal de la Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra (Anel), señala que todos los sectores económicos se han visto afectados por la incertidumbre generada por la pandemia y los rebrotes actuales, pero los emprendedores que se aventuran a crear un negocio desde cero también son multisectoriales. Anel se dedica a acompañar y ayudar a las personas que quieran crear una empresa cooperativa, microcooperativa o una sociedad laboral, las tres formas organizativas de la economía social. "Respecto al año pasado se ha rebajado la cifra de nuevos proyectos, pero no hemos parado de asesorar a emprendedores", explica Morentin. En el conjunto de Navarra, sobran ejemplos de nuevos negocios que aprovechan un nuevo nicho para montar su negocio.

Si bien la hostelería es uno de los sectores que mayor impacto recibe por la situación pandémica, existen casos que se han amoldado a las nuevas maneras de consumo que ha estimulado la covid-19. Pallapizza vio una oportunidad en pleno estado de alarma. Tres socios abrieron la pizzería que lleva ese nombre en Etxabakoitz norte. Su reto: hacer la mejor pizza de Navarra. Ofrecen un producto, dicen, de mayor calidad que las grandes cadenas, basada en recetas de Italia. Entre los fundadores participa una italiana, Dalila Neri, quien trajo las recetas de Roma hasta Pamplona. Pero Pallapizza destaca por no tener mesas donde servir; solo cocinan pizzas para llevar.

Antes de la pandemia los socios habían abierto un local en Beriáin con el mismo concepto, pero no acabó de funcionar. Aprovecharon el estado de alarma para hacer el traspaso al barrio pamplonés y poder así llegar a un público mayor. "Ahora tenemos acceso directo tanto a Barañáin como a Pamplona", dice Pablo Luquin, uno de los socios de Pallapizza. El local abrió oficialmente en julio, coincidiendo con los no-sanfermines. Los tres socios habían estado sin ingresos hasta esa fecha, sin negocio. Ahora, empero, las cuentas del local van al alza.

Impulsados por las medidas sanitarias implementadas por la covid-19, los socios de Pallapizza decidieron prescindir completamente de los pagos en metálico. "En otros países se ha reducido mucho el efectivo, y es algo que llegará aquí; mientras se vayan sumando más negocios a este modelo de pago, la gente se acostumbrará y se educará en ello", asegura Pablo Luquín.

Las restricciones impuestas a la hostelería afectan en menor medida a Pallapizza. Según explica Luquín, se controla la cantidad de personas que hay dentro del local, pero, dice, a los clientes les resulta cómodo esperar fuera del local hasta que se les avisa que su pedido está listo. Desde julio, las ventas han ido poco a poco en aumento. Luquín asegura que enfrentan un otoño e invierno con buenas expectativas: "Mucha gente se queda en casa en los meses más fríos, y eso puede hacer que nos vaya incluso mejor que ahora". A medio plazo, Luquín explica que prevén abrir más establecimientos. El objetivo es funcionar como una franquicia: el local de Etxabakoitz servirá para crear la marca y el concepto para implementar en otros lugares.

Oportunidades en el mercado

La terraza atrae

Más allá de nuevos tipos de negocio, el tradicional bar también puede funcionar en plena pandemia. El Casco Viejo, normalmente tan frecuentado por clientes de la hostelería, atrae menos público comparando con años anteriores; las calles estrechas hacen imposible montar grandes terrazas. Así, mucha gente prefiere quedarse allá donde las aceras dejan colocar muchas mesas. El bar Animals 2.0 abrió en Ripagaina el pasado 23 de junio. En pocas semanas, el establecimiento se ha hecho su renombre en el barrio, y la afluencia de clientes es intensa. Según Juan López, uno de los socios del bar, Ripagaina tiene un defecto que puede convertirse en virtud: al ser un barrio de nueva construcción, apenas hay negocios; los servicios en Ripagaina son escasos. "A nada que hagas las cosas bien, los clientes vendrán", dice.

Junto a López, otras dos socias controlan el local. Son María Vicente y Felicidad Vicente. Como indica el nombre Animals 2.0, es el segundo local que impulsa la microcooperativa que forman los tres socios. Antes ya llevaban el bar Animals de Burlada, un negocio traspasado por los anteriores clientes y que siguen gestionando. El de Ripagaina, por tanto, es el primer bar que abren desde cero.

El Animals 2.0 ha conseguido cierta actividad, pero la pandemia ya dejó su mella. La fecha original para la apertura del bar estaba prevista para marzo. Con las inversiones hechas, los tres socios se vieron obligados a seguir con la verja bajada. "Hemos recibido las ayudas para autónomos y aplicado el ERTE a nuestros trabajadores; estos meses lo hemos pasado mal", asegura López.

Con la desescalada, no obstante, ha merecido la pena apostar por el nuevo bar. El Animals de Burlada solo tiene ocho mesas en la terraza, mientras que el 2.0 alberga una veintena. Con ese espacio, la situación de los rebrotes no está impactando de manera relevante a las cuentas de los socios. Lo que más les afecta, confiesa López, son las restricciones que se actualizan continuamente para la hostelería: "Tenemos incertidumbre sobre lo que nos vendrá en los próximos meses, y eso nos limita a la hora de hacer cualquier inversión", explica. Están ahorrando para poder sufragar posibles gastos en el futuro.

Mirada a largo plazo

Volver a comenzar

La economía se mueve, pero sin pasos firmes. Un reflejo de ello es la microcooperativa de diseño de moda Enneges. "La vuelta a la actividad tras lo peor de la covid-19 ha sido como volver a empezar", explica Carolina Ceballos Marzo, quien comparte el negocio con su hermano, Iñigo Ceballos Marzo. Crean líneas de ropa de pocas unidades, o de piezas únicas. Iñigo lleva desde 2013 compaginando un empleo con la creación de prendas de ropa, pero no fue hasta febrero cuando decidieron crear la microcooperativa.

Unos meses atrás, ambos hermanos habían decidido empezar a trabajar juntos de manera más concienzuda, un proyecto que llevaban tiempo pensando. Al poco de comenzar, llegaron a participar en la Madrid Fashion Week de enero de 2019, en la categoría Ego de nuevos diseñadores. Ese hito les sirvió para organizarse de manera más profesional. Sobre eso, el pasado febrero ganaron la Pasarela 948 del Baluarte. Así, empezaron a recibir encargos de todo el Estado. Pero en marzo todo se paró. "Habíamos conseguido introducise en el difícil mundo de la moda, empezábamos a tener mucha atención de gente, medios, clientes. Todos los encargos que habíamos recibido se han anulado o pospuesto", afirma Carolina Ceballos.

Ahora parece que poco a poco la actividad vuelve a iniciarse, si bien lo hace de diferente manera que antes de la pandemia. En un inicio, Iñigo y Carolina apostaron por la venta física. Según un estudio de mercado que habían realizado, la mayoría de sus clientes preferían probar las prendas, tocarlas antes de comprar. Es un consumo diferente al de los grandes fabricantes. Ahora se están centrando en desarrollar la línea de ventas en línea. Iñigo señala que la covid-19 ha transformado los hábitos de compra de muchas personas, y que eso les obliga a cambiar lo que habían planeado inicialmente.

Los pequeños diseñadores de moda necesitan más que antes el altavoz virtual para darse a conocer. "Los grandes desfiles o las sesiones de foto son actividades de contacto social, y están casi parados", cuenta Iñigo. Frente a ello, los dos hermanos han preferido centrarse en la colaboración con artistas para darle visibilidad a su ropa. Asimismo, cuando posean la capacidad suficiente de inversión, pretenden buscar una agencia de publicidad que les ayude a aumentar su visibilidad. "Dependemos de las circunstancias económicas para hacer gastos especiales; primamos la prudencia para meternos en nuevas inversiones", dice Iñigo. En el próximo año, los dos hermanos prevén recuperar los encargos individuales que habían conseguido antes de la pandemia. Carolina explica que son encargos para eventos especiales que se han pospuesto por la situación pandémica. "En algún momento se retomarán esos actos, y tendremos que ser hábiles en recuperar esos pedidos", dice.

La recuperación de Enneges está, entonces, puesta para un plazo medio o largo. Es la misma situación que Creato. Sandra y Fernando tienen la mirada puesta en el año que viene, cuando prevén retomar todos los pedidos que cayeron por el peligro del coronavirus. No obstante, la pareja precisa que una prolongada bajada de la actividad les repercutiría notablemente. El miedo al coronavirus aún se mantiene. Sandra y Fernando siguen dados de alta a la seguridad social como autónomos, pero aún no reciben ningún encargo. "Si bien no necesitamos de este negocio para tener ingresos, porque ambos trabajamos, tras el fin del estado de alarma se han parado todas las ayudas extraordinarias que se destinaron para los autónomos; cara a la legalidad, nosotros estamos abiertos, pero la realidad es que mantenemos las obligaciones fiscales mientras Creato no recibe ingresos de ningún tipo", explica Sandra Pastor.

El tejido empresarial

El reto de mantenerlo

Contra toda expectativa, el tejido empresarial navarro ha conseguido mantenerse a pesar del parón económico de primavera. Según explica la directora general de Política Empresarial, Proyección Internacional y Trabajo del Gobierno de Navarra, Izaskun Goñi Razquin, se ha seguido creando empresas en todos los sectores económicos, con un repunte en el sector sanitario, y la destrucción de empresas no ha sido acusada. Las medidas gubernamentales han servido para mantener parte de la liquidez de las empresas. Conocidos son los ERTE, o, en menor medida, las ayudas a los autónomos. Pero ha habido otras. Goñi señala que el Gobierno de Navarra, por ejemplo, ha multiplicado por 20 los fondos que se disponía otros años a las sociedades de garantía recíproca Sonagar y Elkargi; en total, se han destinado cinco millones de euros a avalar los créditos que las empresas navarras, grandes o pequeñas, necesitasen.

"Se están recuperando casi el total de las actividades económicas; la preocupación está sobre todo en la hostelería", explica Goñi. No obstante, desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) piden nuevas ayudas. "El incremento del número de contagios de coronavirus y las restricciones a la llegada de turistas hace urgente establecer desde ya un plan de emergencia", asegura Juan Carlos Equiza, presidente de la organización en Navarra. Según un barómetro de ATA, 8 de cada 10 autónomos ha visto reducida su facturación este año, y el 30% sufre morosidad. Además, para final de año, el 9,9% de los autónomos prevé cerrar su negocio.

En los datos se observa que por ahora el parón económico no ha impactado en la estructura del tejido productivo. No obstante, aunque se dan indicios de recuperación, los casos de nuevos emprendedores muestran una incertidumbre para afrontar los próximos meses. En opinión de Izaskun Goñi, habrá que aprender a convivir con el virus para ayudar a la economía: "Las medidas sanitarias han venido para quedarse; si las gestionamos con sensatez, estaremos ayudando a la recuperación".