- Con la epidemia descontrolada, la movilididad se resiente, los ciudadanos dejan de comprar, las empresas ingresan menos y no lograr generar el dinero suficiente que les permita devolver la deuda que han contraído en los últimos meses. Porque los llamados créditos ICO, préstamos bancarios con aval público, habrá que comenzar a devolverlos a partir de la próxima primavera y las empresas contaban con poder ingresar los suficiente durante estos meses para hacer frente a los primeros pagos.

Una recuperación mucho más lenta -todo hace prever que el cuarto trimestre será peor que el tercero- afectaría de lleno a este propósito. Y en Navarra 6.220 empresas y autónomos han recibido 1.492,1 millones a través de 9.118 operaciones de la Línea de Avales para Liquidez del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Hacer frente a los vencimientos se está convirtiendo ya en la principal preocupación de muchas de estas empresas, que han comenzado a reclamar, a través de sus patronales, una mayor flexibilidad. Una de las opciones sería alargar el periodo de carencias (12 meses en la mayor parte de los casos), para que las empresas dispongan de más tiempo para llenar la caja. La segunda, extender los plazos totales de vencimiento de los créditos (cinco años) genera dificultades en Bruselas.

Ampliar el periodo de carencia de los préstamos no es responsabilidad del ICO, que no podría problemas al respecto, sino de las entidades financieras que han concedido el préstamo, y que son las que conocen la realidad financiera de las empresas. Y es en ese punto donde se genera la incertidumbre. ¿Hasta qué punto conviene mantener con vida a empresas sin posibilidades de revivir? Cada vez son más las voces que apuestan por emplear los fondos públicos para diseñar instrumentos que inyecten directamente capital en las empresas que lo necesiten y que, al mismo tiempo, contribuyan incrementar el tamaño medio de las empresas.