CaixaBank salvó el año de la pandemia con 1.381 millones de beneficio y la sensación de que los próximos años serán mejores. La entidad presidida todavía por Jordi Gual -José Ignacio Goirigolzarri le dará el relevo en unas semanas- absorberá en 2021 a Bankia y parece lista para mejorar sus márgenes y su capacidad para generar un resultado que el año pasado cayó un 19% tras provisionar 1.252 millones por el impacto del coronavirus.

En un año especialmente complicado, en el que la economía mundial ha sufrido el impacto del coronavirus, la entidad ha logrado mantener los ingresos derivados del negocio bancario -margen de intereses, comisiones y seguros-, con 8.310 millones de euros (-0,1%), y ha reducido tres décimas la tasa de morosidad, hasta el 3,3%. También ha mejorado en áreas como cuotas de mercado, eficiencia, rentabilidad, fortaleza financiera o volumen de negocio, alcanzando el nivel más alto de su historia, con 659.332 millones de euros.

“Estamos muy orgullosos de los resultados obtenidos”, destacó el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, en la que previsiblemente ha sido su última presentación de resultados anuales, ya que dejará el cargo cuando se materialice la fusión con Bankia, en el primer trimestre del año.

Precisamente, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, afirmó que la fusión con Bankia avanza a buen ritmo y que la operación depende ahora de la concesión de las pertinentes autorizaciones de las entidades reguladoras y de competencia. Explicó que los equipos de ambas entidades trabajan actualmente en cuestiones preparatorias “sensibles”, como el reparto de los cargos o el ajuste de plantilla y oficinas, temas de los que ha eludido ofrecer detalles.

De hecho, el consejero delegado dijo tener la sensación de que se está avanzando “muy rápido” teniendo en cuenta que la integración afecta a dos grandes entidades y que Bankia es, a su vez, fruto de muchas integraciones, por lo que la complejidad del proceso es aún mayor.

Gual aprovechó la presentación de resultados para anunciar el reparto de un dividendo de 2,68 céntimos por acción a cargo de los beneficios de 2020, después de que el Banco Central Europeo haya autorizado a las entidades a realizar estos pagos por un máximo del 15% de las ganancias. La nueva flexibilidad dada por el BCE permitirá pagar en efectivo estos 2,68 céntimos por acción, lo que supondrá que CaixaBank destinará a este objetivo unos 216 millones de euros.

De este modo, y a la espera de que se pueda flexibilizar este criterio, Fundación Caja Navarra recibiría apenas 1,43 millones de euros. La Fundación, los restos del hundimiento de Caja Navarra como entidad financiera, posee 53,6 millones de acciones de CaixaBank. Y el cobro de los dividendos supone su principal fuente de ingresos para sostener su obra social.