El Banco de España advirtió ayer de que la incertidumbre sobre el alcance de la crisis económica sigue siendo “muy elevada” y considera que las entidades financieras tendrán que hacer aún un “esfuerzo importante” en provisiones este año para encarar el aumento de la morosidad, ya que no es suficiente con las medidas excepcionales adoptadas el año pasado.

Al final de 2020, la morosidad de la banca española era del 4,51%, el nivel más bajo desde abril de 2009, por lo que tendría que triplicarse para alcanzar los niveles máximos de la crisis anterior.

El organismo supervisor reconoce, no obstante, que el curso pasado los bancos ya reunieron importantes provisiones ante la crisis y podrán ir consumiéndolas a medida que aumenten los impagos, pero tiene claro que se necesitarán más y el volumen dependerá de cuánto suba la morosidad, que en última instancia estará condicionada por la evolución de la pandemia.

La rentabilidad del sector se verá de nuevo impactada por la necesidad de hacer provisiones y ello se reflejará en el ROE, el retorno sobre el activo, aunque en el Banco de España confían en que no haya un impacto muy fuerte en la rentabilidad recurrente, la que va ligada al propio negocio.

En este contexto, las fusiones podrían ayudar a reducir costes, si bien el Banco de España insiste en que este tipo de decisiones las toman las entidades y el supervisor se ocupa de analizarlas, sin mostrar ninguna preferencia en función del tamaño de las entidades.

A pesar del proceso de concentración vivido en los últimos años y acentuado con la unión entre CaixaBank y Bankia, así como la de Unicaja Banco y Liberbanken, Pablo Hernández de Cos, presidente del Banco de España, asegura que el Estado está “lejos de un oligopolio” y basta con salir a la calle para ver la competencia.

Al margen de los procesos de fusión que se puedan dar, el Banco de España augura más cierres de sucursales y reducciones de empleo, al menos en los puestos tradicionales, ya que serán necesarios nuevos perfiles, asegura.

A medida que los productos financieros son más digitales, las oficinas pierden protagonismo y ello supondrá menos sucursales y menos personal, sostienen; aún así destacan el esfuerzo del sector por evitar la exclusión financiera y las alternativas que ofrecen, entre ellas, agentes financieros, acuerdos u oficinas móviles.

Al margen de estas previsiones, Hernández de Cos considera que el paquete de ayudas directas para empresas aprobado la semana pasada por el Gobierno debe ser asignado de forma rápida y homogénea y debe centrarse en compañías viables pero con problemas de solvencia.

En una carta que sirve como introducción a la Memoria de Supervisión Bancaria de 2020 publicada este jueves, añade que es importante que se evalúe “permanentemente el volumen de fondos comprometidos” a la luz de la evolución de la pandemia. Y en el caso de las empresas no viables, cree necesario que se agilicen los procesos de liquidación para evitar que se consuman en ese proceso recursos que podrían ser más beneficiosos en otras actividades.

Transparencia y protección de la clientela. El Banco de España impuso sanciones a ocho entidades en 2020, a pesar de la suspensión de los plazos administrativos entre el 14 marzo y el 1 de junio debido al estado de alarma decretado por el Gobierno frente al coronavirus, abrió tres nuevos expedientes y reanudó uno suspendido durante años contra una caja. La transparencia y protección de la clientela sigue siendo el área en la que se concentran más sanciones, cinco de los doce expedientes, tres contra bancos, uno contra una cooperativa de crédito y otro contra un establecimiento financiero de crédito.