No por esperado el reto deja de ser mayúsculo. La llegada del coche eléctrico a las principales plantas de producción, que en la Comunidad Foral será una realidad a partir de 2025, obligará a modificar la actividad no solo de Volkswagen Navarra, sino de buena parte del sector de componentes. Según un estudio elaborado por Sodena, cerca de 1.400 empleos se encuentran directamente afectados. Si sus empresas no se reconvierten -la buena noticia es que la mayor parte de las firmas maneja ya planes para ello- estarían abocados a desaparecer.

"El riesgo del sector se encuentra relativamente controlado", concluye el informe, elaborado por Josetxo Zugaldía, que ha elaborado un mapa de riesgos y oportunidades para el vehículo eléctrico, autónomo y conectado, en el que analiza el impacto en función del tipo de actividad, así como las oportunidades. Nuevos componentes que no forman parte del sector automovilístico se incorporarán en los próximos años a la cadena de valor. "Además en estos momentos, el 26% de las empresas ya está suministrando productos para vehículos eléctricos y un 5% ha diseñado un producto que está ofertando a las empresas", recuerda el estudio.

Así, el informe concluye que, además de los componentes llamados a desaparecer (11% del empleo), en torno a un 34% de los puestos dependerán de que sus empresas acometan un rediseño general (5%) o un cambio tecnológico y/o de materiales (29%). Y advierte en cualquier caso de que los coches eléctricos requieren hasta un 40% menos de piezas, con una sensible reducción de los tiempos de trabajo.

"Desde el punto de vista de producción, la diferencia entre los coches de combustión y los eléctricos no es mucha", explica Miguel Ángel Grijalba, director de producción de Volkswagen Navarra. "Vamos a seguir ensamblando vehículos igual, donde sí tenemos que adaptarnos mucho más es cuando llegue todo el cambio de la digitalización. Pero no vamos a perder competitividad fabricándolos", dice.

13.000 empleos en juego

En total, el sector de automoción en Navarra supone el 7% del PIB y factura unos 6.500 millones de euros. Y genera unos 13.000 puestos de trabajo directos, 5.000 de ellos en Volkswagen Navarra. El resto, unos 8.000, en un grupo de unas 120 empresas, de las que algunas son proveedoras de Volkswagen, pero otras cuentan con distintos tipos de clientes.

Dentro de los proveedores asentados en Navarra, las principales piezas que adquiere Volkswagen Navarra para la fabricación de su Volkswagen Polo, su Volkswagen T-Cross y su VW Taigo son el salpicadero (en la empresa SAS), los asientos (Faurecia), el frontal (Grupo Sesé), el revestimiento de puertas (Grupo Antolín), el eje posterior (Benteler), los conjuntos de soldadura (Gestamp, KWD y Grupo Cosmos), los tubos de escape (Faurecia Emissions), desarrollos de piezas (Gonvauto), los parachoques (SMP y Plastic Omnium) y los insonorizantes (Pelzer Tafalla). El grado de afección del cambio al eléctrico es muy variable en función de los componentes.

"El mayor impacto se da en todo lo que tiene que ver con el motor", señala el informe. En el caso de Volkswagen, motores y cajas de cambio son fabricados en República Checa y Alemania. Pero tanto los sistemas de escape (Faurecia) como los depósitos de combustible (TI Automotive) se fabrican en la comarca de Pamplona, por lo que se trata de dos componentes críticamente afectados. En total el informe detecta "dos o tres casos muy complicados", si bien con un impacto marginal en el empleo.

El principal riesgo, explica el informe, son los volúmenes de producción que finalmente reciba Volkswagen Navarra -no hay cifras y la adjudicación final está pendiente de las ayudas públicas-, si bien la información que ha llegado al comité de empresa es alentadora. "Nos han dicho que van a ser buenas", explica Alfredo Morales, presidente del comité de empresa.