Liédena, Quaderna Vía y Ochoa son las tres bodegas implicadas en el proyecto que tienen, como otras empresas vitivinícolas navarras, un compromiso de sostenibilidad que ya trabajan desde hace tiempo y que añade valor a sus vinos.

Bodegas Ochoa, de Olite, lleva años con el cultivo ecológico y dando pasos hacia un camino respetuoso con el medio ambiente. “Cuando salió Smart Wine, vine a la presentación y me pareció un proyecto súper interesante y dijimos que nos encantaría poder participar. Cuando acabó la primera fase nos llamaron y dijimos que sí sin dudarlo”, cuenta Adriana Ochoa, directora técnica de Bodegas Ochoa. Su experiencia como participantes del proyecto, explica, esta siendo “muy importante”, ya que “el alma de Smart Wine es tener un sistema sencillo que te diga cómo puedes mejorar ya que muchas veces no sabes cómo hacerlo”.

Una vez dentro del proyecto, la empresa comenzó a dar más pasos hacia este estilo de producción. “Hay cosas que quizá puedes mejorar de manera sencilla y otras que cuesta más. Este proyecto te ayuda y te guía En viñedo ya teníamos mucho hecho y nos centramos en la bodega”. Dentro de la bodega comenzaron a trabajar con el sistema free cooling, que consiste en aprovechar las bajas temperaturas exteriores para enfriar las instalaciones. “Pusimos ventiladores para generar una manera de poner climatización natural en la bodega y evitar utilizar aires acondicionados o equipos de calor”, explica Ochoa.

Esta medida es un ejemplo de las herramientas que pueden adoptar las bodegas para beneficiarse tanto ellos como el medio natural. “Energéticamente hemos bajado el consumo y hemos aprovechado los recursos naturales que tenemos, que es el objetivo. Esto nos ha dado paso a nuevas inversiones a futuro que vamos a ir haciendo que no entran dentro del proyecto pero que nos han abierto la vía”. Algunas de esas inversiones son la implantación de contadores inteligentes o las placas solares.

Realizar estas inversiones, asegura, “es difícil”, pero es una garantía para el sector vinícola y todo lo que ello engloba. “Smart Wine no es solo pensar en la factura de la luz, sino que entran en juego las personas, cómo se les trata y cómo se trabaja. Es apostar por gente local, la calidad y una serie de beneficios para la economía que es importante. Smart Wine podría ser un paraguas que nos tapase a todos los vinos de Navarra y tener así una certificación propia de cómo estamos haciendo las cosas”, asegura la directora.

La Bodega de Liédena, fundada en 1939, es uno de los iconos de su municipio y parte fundamental de su historia del último siglo, ya que todas y cada una de las familias de Liédena han tenido, en algún momento de este último siglo, viñas en propiedad y han sido socias de su Bodega. Así lo explica Miguel Ángel Vicente, socio y administrador de la Bodega Liédena. “Nuestra bodega busca la rentabilidad económica, por supuesto, pero siempre procurando contribuir al bienestar social de nuestro pueblo y haciendo un esfuerzo muy grande en el mantenimiento y en la recuperación del paisaje vitícola propio de nuestro pueblo”, asegura Vicente. Esta cooperativa busca adquirir compromisos “no siendo cortoplacistas” con el objetivo de que su bodega pueda permanecer en Liédena durante generaciones. “El proyecto Smart Wine, desde mi punto de vista , puede ser muy positivo para que el mercado y la propia sociedad pueda disponer de una herramienta que permita reconocer, objetivamente, el valor del trabajo bien hecho, del trabajo sostenible”. Uno de los objetivos principales de esta bodega es el mantenimiento de su paisaje para que las viñas no tengan un mero objetivo económico sino también de mantenimiento de la biodiversidad.

A partir de su colaborado en la elaboración y en el testeo de esta herramienta, la Bodega Liédena a realizado una serie de inversiones para reducir sus costes energético y mejoras en la climatización y control de la calidad del aire en el interior.

Cerca de Estella, en Igúzquiza, se encuentran la bodega y viñedos Quaderna Vía, una empresa que produce vinos ecológicos desde 1998. En estos 25 años, el equipo ha trabajado por aumentar la biodiversidad de sus viñedos con una serie de iniciativas. “Tenemos placas solares, hemos hecho dos veces la huella de carbono para estimar dónde podemos disminuirla, tenemos una acreditación suiza, que es una certificación muy elevada y más complicada de obtener que la certificación bio”, asegura Raúl Ripa, cofundador de Quaderna Vía.

VALOR AÑADIDO

Todas estas medidas son un plus que el consumidor valora la hora de consumir el producto y a la hora de realizar turismo vitivinícola. “Intuimos que la gente le da importancia a esta sostenibilidad, al hecho de que los vinos sean todos ecológicos y que haya esa sensibilidad en nuestra producción. Cuando les mostramos los hoteles de insectos, los puntos calientes o las formas sencillas para combatir placas, los comentarios que nos llegan son muy positivos. No nos extraña porque la palabra sostenibilidad está cada vez más presente en la gente”, afirma Ripa.

Cada día son más la bodegas navarras que apuestan por integrar todas estos criterios económicos, ambientales y, sobre todo, sociales a su producción y que supone un valor añadido para los vinos que surgen del sector vinícola de estas zonas rurales.