La industria navarra atraviesa un momento delicado por el incremento continuado de costes energéticos y de materias primas, y por el retraso o escasez de piezas o bienes intermedios debido a los problemas de suministro en el canal logístico que alteran su ritmo de fabricación y servicios. 

En esta situación la producción industrial, con datos de julio, arroja un dato negativo, con un descenso del 7,6% interanual en Navarra, según el INE, basado en los últimos datos disponibles de los Índices de Producción Industrial. Sin embargo, este porcentaje también está influenciado por la paralización de la producción de la factoría de VW y sus proveedores en ese mes por el periodo vacacional. A pesar de tener en cuenta este matiz, el porcentaje resulta preocupante.

EL PESO DE LA ECONOMÍA

El sector industrial representa más del 30% del PIB foral y si su actividad se resiente, repercute de manera directa y negativa en la economía navarra. La Comunidad ha apostado por una industria basada en la automoción y mecatrónica, agroalimentación, energías renovables, y medicina y farmacéutico, entre otros, que ha favorecido que su peso en la economía represente el doble que en el PIB nacional. Por eso, si la actividad industrial se frena el impacto negativo en el crecimiento es mayor que en el Estado.

Varios indicadores estadísticos constatan que el sector vive una situación compleja.

MÁS PESIMISMO

La última Encuesta de Coyuntura Industrial que analiza la confianza empresarial sobre la evolución de esta actividad refleja opiniones más pesimistas. Así lo expone el Instituto Navarro de Estadística (Nastat) en su informe del 1 de septiembre, correspondiente a julio respecto al mes anterior.

“La mejora de la confianza en las ramas minerales y metales, minerales no metálicos y la industria agroalimentaria no logran compensar las opiniones más desfavorables observadas en el resto de ramas (papel e impresión; química, caucho, plástico y otras manufactureras; material de transporte y productos metálicos). Textil, cuero y calzado; y madera y muebles presentan un perfil de estabilidad respecto al periodo anterior”, analiza Nastat.

Además el informe manifiesta que “el indicador del Clima Industrial de España y de la Unión Europea también muestran una pérdida de confianza respecto al periodo anterior”.

EL CALVARIO DE PRECIOS

Por otro lado, los precios en la industria crecieron un 25,5% interanual en julio, según el último dato disponible de Nastat. El Índice de Precios Industriales (IPRI) tiene como objetivo medir mensualmente la evolución de los precios de estos productos, fabricados y vendidos en el mercado interior, en la primera etapa de su comercialización, desde la perspectiva de la oferta (productor). En España alcanzó el 40,4%.

El coste energético se ha duplicado en un año para la industria (exactamente un 106%), y los precios de materias primas han aumentado un 23,2% en el mismo periodo.

Estas subidas de costes restan competitividad a empresas en el mercado, y como consecuencia aparece el peligro de disminuir la cartera de clientes, como ya ha ocurrido en determinadas compañías del metal en la Comunidad, que consumen de manera intensiva energía.

Esta semana la Asociación Navarra de Empresarios del Metal (ANEM) advertía de “la situación crítica que estaban pasando organizaciones de este sector por el aumento del precio de la energía y de la luz, e incluso alguna de ella, con riesgo de cierra”.

El papelero, presente en la Comunidad Foral, también es intensivo en consumo de energía y en este momento fabricar productos resulta “significativamente” más caro que el año pasado. “Nos encontramos en un contexto sin precedentes. Estas subidas repentinas de costes han provocado que empresas de papel y tisú en el país suspendan su producción o se lo estén planteando”, detallan desde este sector, con la consiguiente aplicación de ERTE a las plantillas.

Por ejemplo, Essity (Papelera de Allo), especializada en tisú, destaca que “durante los últimos meses, la industria del papel está enfrentando subidas de costes masivas, especialmente en lo que concierne a la celulosa, la energía y el transporte”.

Essity intenta “absorber el aumento de precios” y , trabajar “para identificar iniciativas de ahorro sin comprometer la calidad”. Actualmente sus centros de producción siguen funcionando pero son conscientes de que esta situación requiere de “actuación inmediata”.

En línea con el resto de papeleras y de industrias que operan en otro tipo de actividades -como el metal, por ejemplo-, Essity ha tenido que aumentar los precios de venta del producto final para mantener el suministro y compensar la fuerte inflación. Además subraya que deberá seguir subiendo esos precios “si la escalada de costes no remite de inmediato”.

CRISIS Y TRANSICIÓN

Este alarmante escenario coincide con el plan impulsado desde la UE para afrontar la transición energética hacia la economía verde. El actual modelo debe evolucionar hacia uno eficiente y respetuoso con el medio ambiente, y para impulsarlo ha confeccionado los fondos Next Generation -ayudas públicas para favorecer este cambio-. 

Independientemente de estas subvenciones, la industria pide más apoyo de los gobiernos, tanto estatal como autonómico, para evitar perder más competitividad ante los disparados costes que la están lastrando.