Ni la guerra de Ucrania, ni las tensiones inflacionistas ni el endurecimiento de tipos y la crisis financiera han secado el crecimiento de la economía navarra, que avanzó tres décimas en el primer trimestre de 2023. Un crecimiento modesto, muy inferior al 0,8% del último cuarto de 2022, pero suficiente para que en el último año el crecimiento acumulado sea del 2,45 y para que el Gobierno de Navarra prevea un avance cercano al 1,4% a lo largo de este año. 

“Se trata de un avance más modesto -concedió Elma Saiz, hasta ayer consejera de Economía y Hacienda, al valorar los datos de Nastat-, que se produce eso sí en un contexto global difícil, con una inflación elevada, tipos de interés al alza, inestabilidad geopolítica y tensiones en los mercados financieros". 

Sucede en buena medida que, tras el intenso crecimiento del último trimestre del año, la serie corrige. Y se acusa asimismo los efectos de la incertidumbre en una industria que renquea, que ni produce al máximo de su capacidad, como sucede en el caso de la automoción, ni invierte tanto como el año anterior, algo lógico teniendo en cuenta el endurecimiento de las condiciones financieras. La subida de tipos también se deja sentir en la construcción y el inmobiliario, que modera ritmos de ventas. 

Este menor ritmo inversor se compensa en parte gracias al repunte del consumo final y, sobre todo, del gasto de las familias. Además del ahorro existente, que sigue siendo importante, en los últimos meses se ha notado ya el incremento en el ritmo de las matriculaciones, como consecuencia sobre todo de la mayor disponibilidad de vehículos. También las ventas minoristas mantienen cierto vigor a pesar de la subida de los precios, un comportamiento al que no puede ser ajena la buena marcha del empleo e, incluso, la mayor estabilidad que ha aportado a los contratos la reforma laboral. Mejora también la confianza de los consumidores por segundo trimestre consecutivo.

Esta dinámica positiva que proyecta la demanda interna y, en particular, el consumo, contrasta con la pérdida de tono de la demanda externa en los primeros meses del año. Así, la caída de las fábricas de automóviles habría frenado el avance de las exportaciones, que crecieron en Navarra en menor cuantía que las importaciones, reduciendo así el saldo comercial. En consonancia con todo ello, “los datos muestran un debilitamiento de la producción industrial, que cae un 1,6% en los dos primeros meses del año, y de la construcción, mientras que los servicios mantienen su dinamismo”. 

La consejera de Economía y Hacienda se ha encargado de trasladar estas conclusiones al tiempo que ha analizado otras variables significativas a la hora de analizar los datos del PIB. Respecto a la evolución del mercado de trabajo, Saiz ha recordado que "las estadísticas laborales del primer trimestre del año ofrecen señales ambiguas, que recomiendan tener mucha cautela a la hora de valorar las cifras de ocupación y paro". Según el Gobierno foral, "los datos procedentes de registros administrativos, como las afiliaciones y el paro registrado, sugieren una evolución del empleo más coherente con la trayectoria de moderación que marca la actividad, mientras que los resultados de la EPA apuntan a un deterioro del mercado laboral, que no se evidencia, al menos de momento, en las cifras del PIB".

Tampoco en los datos de afiliación a la Seguridad Social, quizá la fuente más consistente, y que ya en marzo confirmaba una aceleración en el empleo, tras haberse superado de nuevo los 300.000 cotizantes.

Por otro lado, Saiz ha señalado que la inflación confirma su moderación desde el inicio del año. En ese sentido, 2023 arrancaba con una tasa de 6,4%, y en marzo la cifra ha caído hasta un 3,5%, debido sobre todo al efecto base de la energía. A pesar de ello, los precios han seguido aumentando en estos tres meses y la inflación subyacente se ha mantenido prácticamente sin cambios.

Respecto a los posibles escenarios que se manejan por parte del Gobierno de Navarra en cuanto a la marcha de la economía, Saiz ha recordado que las previsiones globales de crecimiento para 2023 han mejorado, "en buena medida por la reapertura de China y la disminución de los precios energéticos".

Aun así, las condiciones de financiación continúan endureciéndose y la inflación se mantiene todavía lejos del objetivo del BCE hasta el próximo año. Además, la economía tiene que seguir enfrentándose a la inestabilidad geopolítica que representa la guerra entre Rusia y Ucrania y a las recientes turbulencias en los mercados financieros, que ponen en riesgo la estabilidad del sistema bancario.

Las decisiones del BCE

Bajo estas premisas, según Saiz, "la política monetaria juega un papel determinante". "La evolución de la economía a corto y medio plazo va a estar condicionada, sobre todo, por las decisiones que adopten los bancos centrales en los próximos meses para combatir la inflación y blindar la confianza que garantice la estabilidad de los mercados financieros", ha explicado, considerando también que será fundamental una política fiscal coherente con este escenario y equilibrada, que evite un endurecimiento monetario más agresivo.

Sobre el crecimiento económico de Navarra por debajo de la media nacional, Elma Saiz ha señalado que "finalizamos el año mejor que la economía española y hemos empezado con una ligera diferencia" (a peor, se entiende). "El mensaje importante es que la economía navarra sigue creciendo, cerramos con unas diferencias mínimas. La economía navarra ha recuperado ya el nivel prepandemia y España, no", ha asegurado.