La situación de Sunsundegui se sigue complicando. Agobiada por las deudas, dependiente del auxilio público y con la tesorería al límite, la histórica firma de Alsasua, dedicada al carrozado de autobuses, anunció este jueves a su plantilla su decisión de presentar un ERTE masivo a su plantilla, que tendría una duración de tres meses y con el que intentaría evitar que su endeudamiento, al borde ya de los 50 millones de euros, siga creciendo.

La decisión no cuenta todavía con el respaldo del informe preceptivo, por lo que el comité no dispone todavía de la información, pero el anuncio era esperado por la plantilla. Sobre todo después de que esta misma semana se conociera que la empresa negociaba con acreedores y posibles inversores y entrara en situación de preconcurso de acreedores.

Tras haber contratado a unas 150 personas en 2023 para atender los pedidos del acuerdo con Volvo, finalmente frustrado, la plantilla actual supera las 400 personas y se encuentra sobredimensionada, según el informe realizado por una consultora, que entiende imprescindible adecuar el volumen de personal a la carga de trabajo existente.

"Carga de trabajo tenemos, el problema ahora mismo es financiero", explican fuentes del comité de empresa, que achacan a la anterior dirección la responsabilidad máxima de la adversa coyuntura de la firma, que ya adeuda cerca de nueve millones de euros a proveedores y 39,9 al ICO, a Sodena, a Fonred, así como en préstamos hipotecarios. La firma tiene pedidos para facturar unos 80 millones y carrozar unos 500 autobuses en 20

Una crisis en realidad antigua

"Seguimos trabajando como hace 50 años", señalan fuentes del comité en relación a la falta de innovación tecnológica y de procesos de las últimas décadas. De hecho, los problemas de Sunsundegui son una constante desde hace casi dos décadas. Tras batir récords de facturación, pero también de pérdidas en 2008, entre 2008 y 2013 la firma vivió una crisis profunda, que terminó con la salida de la antigua dirección, así como con un relevo en la propiedad tras un concurso de acreedores.

Se produjo entonces la intervención del Gobierno de Navarra a través de Sodena. Y se impulsó la toma de control de un grupo de directivos, con José Ignacio Murillo (ex director general de Kybse) al frente. Se confiaba en su experiencia y prestigio para sacar adelante una compañía que nunca abandonó sus problemas recurrentes de rentabilidad, por mucho que no faltaran los clientes. De hecho, en este periodo, el Gobierno de Navarra ha aportado cerca de 40 millones de euros para salvar la empresa.

El acuerdo con Volvo, un espejismo: Sunsundegui no cumple

La pandemia supuso un golpe duro a la actividad de la firma, fundada en 1944 como un taller de reparación de vagones y otro material ferroviario. Pese a ello, el acuerdo de exclusividad con Volvo, abrió la puerta no solo a la consolidación de la empresa, sino a su crecimiento futuro. La firma alsasuarra preveía duplicar su plantilla y pasar a carrozar también autobuses eléctricos para marcas chinas.

Pronto se vio que esto no iba a resultar tan fácil. Los autobuses se atascaban en la línea de producción de la empresa, aumentando el stock y disparando los costes financieros, que han terminado por ahogar a la empresa navarra, intervenida de nuevo por Sodena y que cuenta con un nuevo equipo directivo.

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El comité recuerda asimismo que la plantilla ha padecido en los últimos años al menos dos recortes salariales y una congelación, por lo que entienden que los trabajadores ya han hecho los esfuerzos necesarios. Las sucesivas direcciones apuntan asimismo al "desmesurado absentismo" como uno de los problemas principales de la empresa en estos momentos.

8,9 millones a proveedores y 39,9 millones de deuda financiera -préstamos hipotecarios, ICO, Sodena y Fonred y líneas de circulante.