Los dos bancos más grandes de España, BBVA y Santander, que cuentan con miles de accionistas en Navarra, han anunciado esta semana un significativo incremento en el dividendo que pagarán este otoño. Una buena noticia para quienes poseen valores de estas dos entidades, pero también para Hacienda Foral de Navarra, cuyos ingresos en el IRPF mediante las retenciones al capital crecen en 2024 más de un 33% tras casi 15 años prácticamente estancados en el entorno de los cien millones de euros al año.
El cierre del actual ejercicio dejará seguramente una cantidad muy superior, pero minúscula en todo caso si se compara con las retenciones procedentes del trabajo, que en 2023 aportaron 1.724 millones de euros y que, en el actual ejercicio, siguen mostrando un vigor envidiable. Con un alza del 10%, apuntan de nuevo a una recaudación récord, aproximándose ya a los 2.000 millones de euros. En poco más de diez años, los ingresos que obtiene Hacienda del trabajo se han duplicado, mientras que los que extraer de los rendimientos del capital (o del ahorro, como también se los conoce), han permanecido estables.
Y solo han repuntado en los últimos meses, al calor del pago de mayores dividendos, pero también de la liquidación de intereses procedentes del ahorro, tras un lustro largo de depósitos y cuentas corrientes sin remuneración. Y aumenta la recaudación también cuando cobra fuerza de nuevo la idea de hacer más progresiva la tributación al capital, que procede fundamentalmente de contribuyentes con rentas medias y altas.
Aproximarlo a las rentas del trabajo
Lo planteó con claridad hace ya un par de semanas EH Bildu, que desea modificar, por la parte alta, los tipos que se aplican a las rentas procedentes del capital. El objetivo último es hacerlo más progresivo y aproximarlo a las rentas del trabajo, con un tipo máximo marginal del 52%, muy superior al que se aplica a las rentas del capital, que tributan como máximo al 28% para ingresos por rentas a partir de 300.000 euros. Dicho de otro modo: que quien gane dinero solo por el cobro de rentas pague del mismo modo que quien gana dinero trabajando.
El margen, en todo caso, no parece muy amplio en este sentido, sobre todo si se comparan los tipos que se aplican en Navarra con el de otras comunidades. En la Comunidad Autónoma Vasca, por ejemplo, la retención máxima se queda en el 25% para ingresos de más de 30.000 euros. Y en el caso de la Hacienda estatal, el tipo máximo para ingresos superiores a 300.000 euros es el mismo que en Navarra.
Un incremento en los tipos máximos que no fuera acompasado con el resto del Estado situaría por tanto a la Comunidad Foral como uno de los territorios más agresivos con las rentas de capital más elevadas. Un bocado seguramente difícil de digerir para el PSN, que controla la consejería de Economía y Hacienda y que ya ha anticipado que no toca hacer grandes movimientos en fiscalidad.
Una mirada al resto del continente, o por lo menos a aquellos países donde se tributa por los dividendos, muestra asimismo que los tipos máximos que se aplican en Navarra se alinean con la media europea. Solo en Dinamarca (42%), Noruega (37,8%), Francia (34%), Finlandia (34%) e Irlanda (33%) son claramente más altos. Pero todo el este de Europa, Alemania, Reino Unido e Italia cuentan con tipos inferiores. Y en política, ya se sabe, tanto el espejo de lo que sucede en otros lugares como la oportunidad del momento, lo son casi todo.
Los alquileres, como renta del trabajo A diferencia de las acciones, los fondos de inversión o los intereses que generan otros capitales, el cobro de alquileres, otra de las grandes fuentes de rentas para miles de contribuyentes, no computa como rendimiento del capital, sino del trabajo. Esto significa, teóricamente, que los tipos son mucho más progresivos, pero hay otros factores que conviene tener en cuenta. Medianos y grandes tenedores suelen declararlos mediante sociedades, un impuesto lleno de grietas. Y los pequeños cuentan con deducciones par aliviar sensiblemente la factura: desde la amortización del inmueble, a los gastos financieros, los seguros, las obras
Porque aproximar al IRPF del trabajo los tipos que se aplican a los ingresos procedentes del capital no es solo una pretensión de EH BIldu. La OCDE, en un informe de 2014, ya recomendaba al Gobierno de España que unificara de nuevo ambas tablas, que nacieron unidas a finales de los años 70 y que posteriormente terminaron por separarse. “Porque la realidad –explica Carlos Cruzado, técnico del Ministerio de Hacienda– es que quien ingresa un millón de euros en rentas paga un tipo del 28%, por lo que tributa igual que quien cobra 42.000 o 43.000 euros trabajando”.
Sin grandes fortunas
El impuesto se encuentra además con otras dificultades a la hora de aportar en mayor medida al conjunto de la recaudación de la Comunidad Foral. La más importante, la ausencia de muy grandes patrimonios y muy grandes rentistas, o por lo menos su relativa escasez. Navarra es una comunidad con apenas 670.000 habitantes y que en los últimos años se ha encontrado además con una dificultad añadida: Madrid, aprovechando la sobrefinanciación que aporta la capitalidad, ha optado por suprimir o rebajar al máximo los impuestos que abonan los más ricos, especialmente Patrimonio, con lo que ha atraído a nuevos contribuyentes que, de forma automática, pasan a tributar allí el IRPF.
Y existe asimismo otro factor relevante. La crisis de 2008-2013 dejó un país más pobre, un sistema financiero mucho más prudente, que dejó de retribuir por el ahorro, y recortó los dividendos de muchas empresas. Solo ahora, tras la lenta digestión de aquel empacho y el shock del covid, la economía parece revivir. Y con ella, las propias ganancias que genera el capital.