Viguetas Navarras está dispuesta a pisar el acelerador que impulse la construcción industrializada en Navarra. Y ahora busca, especialmente en el Gobierno de Navarra, el apoyo necesario para alcanzar este objetivo, que pasa por ampliar hasta prácticamente duplicar su nave de Barásoain, donde fabrica estructuras complejas de hormigón listas para ser ensambladas en obra.

La firma, con sede en Huarte y que adquirió en 2019 las instalaciones de Dinescon en Barasoain donde ya ha invertido 25 millones de euros, ha presentado al Gobierno de Navarra un plan que contempla invertir “otros 25 o 30 millones de euros” para atender la creciente demanda de una solución técnica que permite ahorrar tiempo a las empresas constructoras. Y que, a juicio de Luis Ilundáin, CEO de la empresa, servirá para abaratar costes de manera sensible una vez que el mercado adquiera el tamaño suficiente. “Ahora mismo no es más barato, pero o se construye de esta manera -explica Ilundáin- o no seremos capaces de levantar las viviendas que ahora mismo se necesitan”.

María Chivite, presidenta del Gobierno de Navarra, ha visitado en la mañana de este miércoles las instalaciones de Viguetas y señalador estar “impresionada” por un desarrollo industrial muy poco frecuente en el sector de la construcción.

Chivite dijo que hay que apoyar “este tipo de iniciativas” y se ha comprometido a licitar “a finales de enero o principios de febrero” el proyecto del centro nacional de construcción industrializada con el que Navarra quiere convertirse en una referencia para el sector. “Estamos hablando con el Ministerio de Vivienda para que formen parte del patronato del centro”, señaló.

Reducir tiempo y dinero

Viguetas, con 62 años de historia y tres generaciones familiares presentes, es una de las empresas españolas punteras de una transformación a la que también se van sumando otros actores, como Saltoki, que apuesta por los baños prefabricados desde su centro de Zaragoza. La apuesta de la empresa de los Ilundáin es, en todo caso, muy relevante, al permitir no solo la instalación de techos y suelos, sino de paredes completas, con las ventanas ya instaladas e incluso preparadas para la instalación de los suministros eléctricos o de otro tipo. “Estos sistemas -explican- permiten reducir hasta en seis meses, un 40%, los tiempos de fabricación”. 

Centro de control de la nave de Viguetas Navarras Patxi Cascante

En la nave de Barasoain, Viguetas cuenta con una verdadera cadena de producción de muros prefabricados de hormigón, donde los rollos de malleado son estirados, cortados y soldados de manera automática, de tal manera que se evitan residuos y excedentes. “Cada proyecto es diferente, así que se trabaja a medida, al milímetro, con láser, aquí no verás un metro como en las obras”, explica David Ilundáin para explicar un proceso automatizado, donde el hormigón es vertido en los moldes con malla, para pasar posteriormente a un horno que acelera el fraguado. 

La firma navarra tomó definitivamente el camino de la industrialización avanzada a partir de 2012, cuando tuvo que salir a Francia para encontrar el mercado que en España, hundida tras la crisis financiera de 2008 y los posteriores recortes, se le negaba. “Ahora mismo exportamos el 50% de la producción”, explica Luis Ilundáin.

Los muros prefabricados son cargados de manera automática en camiones especializados y viajan de este modo a su destino. En 2023, Viguetas facturó unos 32 millones de euros, según los datos presentados ante el registro mercantil. 

Trabajadores en la cadena productiva de Viguetas Patxi Cascante

Conocer otro mercado, comprobar que en Alemania la construcción se iba pareciendo cada vez más a una industria y menos al oficio tradicional que era al sur de los Pirineos, aportó a Viguetas la motivación que necesitaba para saltar el muro de su sede de Areta y adquirir Dinescon, especializada en construcción prefabricada. En sus naves se encuentra ahora “el único carrusel de fabricación que hay en España. En Alemania hay unas 300 instalaciones similares”, explica Ilundáin, quien explicaba que durante el año pasado llegaron a trabajar a tres turnos. 

Hoy funcionan a dos, pero Viguetas prevé que la demanda siga creciendo. “No hay mano de obra. Y este es un modo más eficiente de construir”, explicaba el responsable de la empresa, quien admitía que las constructoras son “reacias a los cambios”, pero que introducir a la construcción en la industria va a permitir asimismo incrementar la presencia femenina, muy baja ahora mismo en esa actividad. 

Luis Ilundáin explica el funcionamiento de la fábrica a María Chivite Patxi Cascante

Duplicar las instalaciones no solo permitirá aumentar la producción y supondrá un incremento relevante de la plantilla, que en estos momentos supera el centenar de personas entre Barásoain y Huarte. También permitirá incrementar el tipo de productos que fabrica, destinando una línea a producciones más lentas y otra a las más rápidas o estandarizadas, de tal manera que no se generen cuellos de botella que limiten el crecimiento.

Luis Ilundáin detalló asimismo que empresas e instituciones de otras zonas de España, como Barcelona, Madrid y Cádiz se han puesto en contacto con ellos para replicar la construcción de fábricas de prefabricados de hormigón.