El sector agroalimentario navarro vive una espera con incertidumbre ante el anuncio de Trump de empezar a aplicar aranceles a los productos europeos a partir del martes 2 de abril.
Tras la UE –principal destino de los alimentos y bebidas navarras en el exterior–, EEUU es un mercado potente para las empresas de la Comunidad Foral. La guerra comercial iniciada por Trump llega después de que el sector agroalimentario haya cerrado 2024 con cifras récord de exportación a este país.
El informe de DataComex –la estadística de comercio exterior de bienes de España y la UE– desvela que Navarra exportó en 2024 por valor de 71,58 millones de euros a EEUU, cifra que no se había registrado hasta el momento, por la actividad desarrollada por 194 empresas.
“Hay empresas que están buscando intermediarios y otras se están planteando producir allá”
Principalmente, las compañías comercializan congelado y productos gourmet, entre otros. Si se compara la evolución de estas exportaciones desde 2019 –entre medio, se produjo la crisis por la covid–, se observa que esas ventas han crecido de manera consecutiva en estos años hasta duplicar en 2024 el volumen de 2019. Ha pasado de 35,7 millones a los 71,58 millones.
El número de empresas ha aumentado en 60, de las 134 a las 194 en ese periodo. Sin embargo, si se observa la evolución del número de compañías exportadoras, en 2021 se llegó al récord de 216, y a partir de ahí han disminuido hasta las 194 actuales.
A pesar de ese descenso de organizaciones, el volumen de exportación ha aumentado, por lo que aquellas que venden a EEUU de manera regular han intensificado su comercialización. “Las empresas navarras se caracterizan por la regularidad en este mercado”, explica Diego Galilea, director general de Alinar (la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón). “Además, estos datos prueban que las pymes de la Comunidad han superado el miedo a lanzarse a nuevos mercados, una internacionalización que favorece su competitividad”, remarca.
Más que una cuestión comercial
Galilea destaca que el sector agroalimentario, que supone casi el 6% del PIB foral –al sumar agricultura, ganadería e industria– muestra cautela ante todo lo que está ocurriendo actualmente. “Desgraciadamente la imposición de aranceles a los alimentos va más allá de una cuestión comercial, ya que se produce por una estrategia política para alcanzar un fin determinado. Somos un arma arrojadiza, del que sale perjudicado el propio sector”, analiza Galilea.
El director general de Alinar cuenta que algunas empresas ya están trabajando alternativas ante la probabilidad de que se apliquen estos aranceles: “Algunas compañías están buscando intermediarios y otras se están planteando la posibilidad de producir en EEUU”.
“Los aranceles de Trump son negativos para la economía; y la respuesta de la UE de aranceles a EEUU es positiva”
Por el momento, la inseguridad de un Trump impredecible se extiende por la industria agroalimentaria.
Este miércoles la Unión Europea informó de que impondrá a partir de abril aranceles por valor de hasta 26.000 millones a una amplia gama de productos procedentes de EEUU en respuesta a los aranceles “injustificados” del 25% que la nueva Administración de Donald Trump aplica desde ayer a las importaciones de acero y aluminio europeo.
De manera indirecta
El secretario general de la Asociación Navarra de Empresarios del Metal (ANEM), José Manuel Ayesa, resalta que, en un principio, estos aranceles no van a perjudicar a sus asociados, porque no se dirigen a ese mercado. Pero reitera que “sí indirectamente, ya que una guerra comercial perjudica la economía y retrae el consumo, que gasta menos”.
Promoción y otros países
El presidente de UAGN, Félix Bariáin, afirmó ayer que “la presidencia de Trump llega marcada con amenazas al mercado global por la imposición de aranceles que afectarán al sector agroalimentario”, por lo que propuso “incentivar la promoción y buscar mercados en otros países”. Bariáin destacó que el Parlamento emplazó al Ejecutivo a realizar un estudio sobre el impacto de estas aduanas en el sector primario y la agroindustria, pero a su juicio “la administración debe primar medidas efectivas que esquiven el golpe en las personas productoras y sus empresas”.
En relación a la reacción de la UE a Trump, considera que “ha respondido de manera positiva con la imposición de aranceles a productos que proceden de EEUU, después de que el presidente de este país haya apostado por una política arancelaria, negativa para todos”.
Estos vaivenes no benefician a las economías –con repercusiones negativas en los mercados bursátiles y con aumento de la inflación–, un escenario que “tiende a paralizar las inversiones previstas de las empresas ante la falta de un escenario seguro”, concluye Ayesa.