"No puede ser que la saturación de la red eléctrica en Euskadi cortocircuite proyectos de inversión". El mensaje de hace unos días del lehendakari, Imanol Pradales, sonó a urgencia, una voz de alarma que ha sido muy bien recibida en el sector industrial, preocupado en los últimos años por el cuello de botella que están generando las actuales redes eléctricas en la transición energética. Pradales fue directo y señaló al Gobierno español, de quienes todos están esperando un movimiento que está tardando: el cambio regulatorio que permita la inversión necesaria para su ampliación.
"Debe implicarse para aumentar la capacidad de la red eléctrica vasca. Debe hacerlo desbloqueando las capacidades que hoy están latentes; es decir, activando los megavatios ya disponibles e invirtiendo decididamente en las redes de transporte y distribución con mayor potencia", apuntó Pradales. El diagnóstico está hecho: hay un cambio de ciclo, entramos en la era de la electrificación y esto tiene reflejo en las solicitudes de conexión a la red eléctrica por parte de las industrias. En los últimos años, en Euskadi, el número de peticiones de conexión se ha multiplicado por ocho y la potencia que demanda cada conexión lo ha hecho por tres. "El reto es de tal magnitud que la demanda de conexión reciente equivale al histórico de capacidad conectada", explica Javier Arriola, director de la Región Norte de i-DE, la empresa de distribución de Iberdrola.
"Entre la demanda ya conectada a la red y las reservas para peticiones previas se ha saturado la capacidad en muchos puntos y esto implica que se desaprovechan oportunidades ligadas a proyectos industriales"
El resultado es que, actualmente, se deniegan alrededor de la mitad de las conexiones pedidas. "Entre la demanda ya conectada a la red y las reservas para peticiones previas atendidas, se ha saturado la capacidad de la red actual en muchos puntos y esto implica que se desaprovechan oportunidades –algunas muy maduras– ligadas a proyectos industriales, tanto de descarbonización de industria existente como de creación nueva industria", apunta Arriola. Esta semana, el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, advirtió de que hace falta una potencia adicional de al menos un 20% en Euskadi y lamentó que han sido "demasiados" los negocios que se han visto frustrados por este tema en los últimos años.
La red eléctrica
El problema parece serio pero antes de seguir avanzando, va un poco de pedagogía para entenderlo mejor. Hay dos niveles de red eléctrica: la red de transporte –constituida por líneas, subestaciones, transformadores y elementos eléctricos que permiten transmitir grandes cantidades de energía a larga distancia–, que gestiona Red Eléctrica en todo el Estado, y las redes de distribución –el elemento intermedio entre la red de transporte y los consumidores finales–, que en cada territorio gestiona una o varias empresas.
En Euskadi es mayoritariamente i-DE, de Iberdrola, que cuenta con la capacidad financiera y tecnológica para hacer las inversiones necesarias para su ampliación pero lo que no tiene es la autorización. "Es necesario liberar los límites de inversión vigentes, fijados por ley en España y estables desde el año 2012 y asegurar unas condiciones competitivas con nuestro entorno para atraer capital", apremia Arriola.
Las Reservas
Cuando de manera corriente se dice que no hay enchufe hay dos temas, el primero es del que más se habla, que la actual estructura de red se queda pequeña para las nuevas peticiones y hay que invertir más para ampliarla. Pero el segundo es cómo se prioriza y se usa la capacidad libre que tiene la red. "A día de hoy lo que prima es el orden de llegada de la petición, lo cual lógicamente no prioriza las inversiones más viables y maduras, que corren el riesgo de deslocalizarse. Consideramos que sería positivo hacer una liberación de capacidad reservada y no usada y una asignación más eficiente de la capacidad de la red", apunta Arriola. Y esto está relacionado con la petición de Pradales de "activar los megavatios ya disponibles".
Por poner un ejemplo práctico, un proyecto de parque renovable, con la independencia de su madurez, puede pedir una cantidad de megavatios que quedan automáticamente reservados. El proyecto puede ser finalmente rechazado, cuatro o cinco años después, pero durante ese tiempo esos megavatios no han estado disponibles. "En algunos casos, algunos de esos nudos de la red están saturados por proyectos, vamos a decirlo así, dudosos", reconoce José Ignacio Hormaeche, director general del Cluster de Energía del País Vasco.
Proyectos en marcha
La misma semana que Pradales daba la voz de alarma, comenzaban las obras de ampliación de la subestación eléctrica de Abanto para reforzar el suministro a la zona, en concreto al parque tecnológico. Entre las principales actuaciones de Red Eléctrica en Euskadi destacan también las ampliaciones de las subestaciones de Luminabaso, también en Bizkaia, esta última destinada a dar suministro a la Y vasca, y las de Barrundia y Mercedes, en Araba. Asimismo, se construirá una nueva línea de 400 kV desde Itsaso, en Gipuzkoa, hasta Castejon-Muruarte, en Nafarroa. Se trata de una infraestructura orientada a evacuar energía renovable para la industria.
Los proyectos que están en marcha en estos momentos pertenecen a la planificación de la red de transporte 2021-2026, pero el sector está esperando como agua de mayo la publicación de la propuesta para 2025-2030, que debería conocerse en breve. "No es lo mismo una planificación con el tope actual que sin tope o con uno diferente", explica Hormaeche. El pasado junio, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, realizó una consulta pública sobre la modificación del límite de inversiones en redes.
"Los proyectos actualmente en marcha contribuyen, lo que estamos diciendo es que hace falta mucho más"
"Prácticamente todos los agentes del sistema eléctrico, los distribuidores, los transportistas, los consumidores, las asociaciones sectoriales, nosotros como cluster de energía, hicimos aportaciones a esa consulta. Unos decían que había que aumentar el tope, otros eliminarlo. El gobierno es consciente de que existe esa limitación. Han pasado nueve meses y todavía no sabemos nada", lamenta. "Los proyectos actualmente en marcha contribuyen. Las dos redes, la de transporte y distribución, están interconectadas. Y, claro, la red de distribución se debe reforzar, pero a su vez también la conexión. Al final no deja de ser una red eléctrica única, así que son bienvenidas a todas las inversiones, todo suma. Lo que estamos diciendo es que hace falta mucho más", concluye Hormaeche.