Todos los factores se deben reunir y soplar a favor para que en el Bernabéu no termine la visita en derrota. En desastre incluso si hay patinazo en cualquier detalle. Mediatizado por una exigencia máxima, Osasuna hizo un partido notable con su aparato defensivo, pero un resbalón en un decisión fue suficiente para que un encuentro correcto concluyera en derrota.

El debut de Lisci ofrece buenas sensaciones porque ya hay equipo, es decir, el ensamblaje de futbolistas partícipes de una idea. Ahora es necesario encontrar el equilibrio que quiere el técnico. No se pueden sacar conclusiones más allá de este vuelo corto e inicial de noventa minutos porque el rival no sirve para la medida.

No hay buen momento para hacerle una visita al Real Madrid, porque estos grandes equipos no están sometidos a todas las leyes de la competición –hacerlo mejor para ganar– y, por su peculiaridad, no necesitan poner muchos argumentos sobre el césped para llevarse los puntos. El equipo que entrena Xabi Alonso ha cambiado y tiene solidez, es distinto al del proyecto anterior, pero mantiene el mazo como argumento. A Osasuna se le fue el partido en una acción puntual y discutible en su veredicto. Mbappé se enredó en una acción confusa con Juan Cruz. El defensa rojillo quizás no midió el ímpetu y el francés, en el incidente, se sintió derrumbado. El penalti es uno de esos de los que da que hablar, también la sentencia para Osasuna.

El partido resultó a la postre una buena recolección de sensaciones para Osasuna, que en la búsqueda del equilibrio avanzará sin dudas en el bagaje ofensivo. Es el peaje que se debe pagar ante un grande.

Primer once de Lisci

La primera alineación de Osasuna no tuvo sorpresas más allá de algún hombre –la titularidad de Moi no fue tal– y el sistema se mostró como una de las señas de identidad del proyecto Lisci. Tres centrales y dos laterales profundos, con trabajo extra en el trabajo de vuelta y las ayudas, para proponer un equipo atrevido, centrador. Siempre que se pueda, o se quiera. La primera parte fue un monólogo del Real Madrid que tuvo los metros que quiso para llegar hasta el campo de Osasuna y, entonces, sufrir el apagón. El conjunto rojillo defendió muy bien, con todo el personal ayudando en la faena, cerrando caminos e incomodando el juego interior. El Madrid tenía el balón, pero no acababa de disfrutarlo en las distancias cortas. De hecho, los disparos de Huijsen y Militao, desde fuera del área, intentaron encontrar un premio que Sergio Herrera impidió. En el añadido, un remate acrobático de Mbappé fue la otra oportunidad clara de los locales.

REAL MADRID Courtois; Trent Alexander-Arnold (Carvajal, m. 68), Militao, Huijsen, Carreras; Tchouaméni, Fede Valverde, Güler (Dani Ceballos, m. 90); Brahim (Mastantuono, m. 68), Vinicius (Gonzalo, m.78) y Mbappé.

OSASUNA Sergio Herrera; Rosier, Boyomo, Catena, Juan Cruz (Raúl García de Haro, m. 85), Abel Bretones; Moncayola, Lucas Torró, Aimar Oroz (Moi Gómez, m. 78), Rubén García (Víctor Múñoz, m. 66); y Budimir.

Gol 1-0, m. 51: Mbappé, de penalti.

Árbitro Adrián Cordero, del Comité cántabro. Amarillas a Mbappé, por parte del Real Madrid, y al entrenador de Osasuna, Alessio Lisci. Además expulsó por roja directa al jugador del conjunto navarro Abel Bretones en el minuto 95 de partido.

VAR Daniel Jesús Trujillo, del Comité canario.

Estadio Santiago Bernabéu. 68.407 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Javier Lambán, ex presidente del Gobierno de Aragón y reconocido madridista, las víctimas de los incendios en España y los socios madridistas fallecidos la pasada temporada.

El balance de Osasuna en el primer tiempo fue el recuento de una intensa labor defensiva que estaba dando sus frutos. El riesgo de la situación, siempre con el juego a pocos metros del área de Sergio Herrera, sin apariciones por el otro lado, era evidente. El riesgo llegó a lo máximo en la jugada definitiva, en la acción del penalti. Los rojillos no estuvieron mal en la parte de la reacción, porque levantaron la cabeza y miraron al frente. Rosier y Boyomo hicieron un tándem con bríos en las misiones ofensivas, porque el asunto defensivo lo tenían controlado –a Vinicius ni se le vio–. Osasuna se dejó ver con Rosier y sobre todo con un remate de Budimir, la ocasión más clara y el Madrid estuvo a punto de sacar provecho en alguna acción llegada desde el lógico desorden.

Hubo una interesante imagen general. Aunque en el Bernabéu siempre pasan cosas. Hasta una expulsión increíble en el minuto 94.