Navarra tiene ante sí un reto colectivo, en el que no sobra nadie.

Llevar agua de calidad a la Ribera procedente de Itoiz es uno de nuestros mayores deseos.

El reto es mayúsculo en importancia. Y, les garantizo, que está bien encaminado ya que trabajamos con el objetivo de que se puedan licitar las obras de la 2ª fase del Canal de Navarra a finales de 2023, con una inversión prevista de 250 millones de euros.

Es innegable que nuestra comunidad tiene un debe importante, desde hace años, con la Ribera: con sus vecinos y vecinas, con sus empresas, con nuestra agroindustria, con nuestros agricultores… Pero, cada vez, estamos más cerca de cumplirlo.

En los últimos tres años varios han sido los hitos que hemos alcanzado para encarrilar este proyecto, teniendo que hacer frente a más de una dificultad.

1º hito: consenso entre Navarra y Estado

Si hay una fecha que marca un antes y un después en el impulso decidido a una infraestructura tan estratégica como el Canal de Navarra es el 27 de octubre de 2020.

Aquel día, los gobiernos de Navarra y del Estado llegamos a un acuerdo para llevar agua de calidad a la Ribera mediante la construcción simultánea de dos tuberías sin decalaje.

Durante los meses previos trabajamos de manera discreta: escuchando, debatiendo, empatizando, equilibrando, y, sobre todo, dialogando de manera constructiva. En todo momento, mantuvimos la firme voluntad de alcanzar una solución de consenso.

Precisamente, ésa es la esencia de la política: la capacidad de llegar a acuerdos en beneficio de la ciudadanía.

Y fuimos capaces de acordar pensando, ante todo, en mejorar la calidad de vida de los vecinos y vecinas de la Ribera, al garantizar las necesidades de agua para consumo humano, de riego e industrial; en avanzar en el desarrollo económico de la zona; así como en mitigar los efectos del cambio climático.

2º hito: redacción del proyecto constructivo

Tan sólo 18 meses después de este primer hito, pudimos conocer, a través del proyecto constructivo, cómo íbamos a llevar finalmente el agua a la Ribera. Un nuevo hito, sin lugar a dudas.

La Presidenta de Navarra, María Chivite, fue la encargada de hacernos imaginar cómo será la 2ª fase del Canal de Navarra. Se trata de una conducción de acero a presión de 71,4 kilómetros de longitud, que empezará en el final actual del Canal de Navarra en el término municipal de Pitillas, y terminará en la laguna de Ablitas. Cruzará en su recorrido los ríos Aragón, Ebro y Queiles, así como las Bardenas Reales y las autopistas A-68 y AP-68 entre otras infraestructuras. Además, se construirán dos balsas de regulación, la primera situada al principio del nuevo recorrido con una capacidad de 107.000 m3, mientras que la segunda, y más importante, se situará en las proximidades de Tudela con una capacidad de 7,95 millones de metros cúbicos.

Me gustaría poner en valor que la Balsa de Tudela va a ser trascendental para la garantía tanto en calidad como en cantidad de este bien tan preciado que es el agua para consumo humano, de riego e industrial. Esta reserva de agua va a blindar a la Ribera ante el cambio climático en las próximas décadas. La función de esta balsa consiste tanto en el almacenamiento como en la regulación de la reserva hidráulica. En la práctica la balsa irá acumulando agua a lo largo del año y en la época de máxima demanda, julio y agosto, el agua a suministrar provendrá tanto de la nueva conducción como de la balsa.

3º hito: la llegada del proyecto constructivo a la CHE

Un tercer hito de suma trascendencia sucedió hace apenas unos días. El pasado mes de noviembre el proyecto de la 2ª fase del Canal de Navarra llegaba a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), tras haber finalizado una supervisión previa por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Se constataba así un nuevo avance que evidencia que nos encontramos en la recta final de la tramitación administrativa con la revisión del proyecto constructivo por parte de la CHE y el trámite de exposición pública, así como la correspondiente tramitación ambiental.

La 2ª fase del Canal como palanca de reactivación económica

La 2ª fase del Canal va a conllevar en la práctica una garantía para que más de 70.000 habitantes de la Ribera puedan consumir agua de calidad, y la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas, lo que nos permitirá avanzar en el desarrollo territorial sostenible de la comunidad y en el desarrollo económico de la Ribera.

De igual modo, va a suponer un impulso a la igualdad de oportunidades en el mundo rural en el que las actividades agrarias y agroindustriales son esenciales. Se trata de un proyecto que va a dotar de un factor de producción imprescindible, como es el agua, para el conjunto de industrias que pudieran establecerse y que posibilitará la modernización de infraestructuras agrarias. Disponer de hectáreas modernizadas de regadío tendrá como consecuencia la mejora de la productividad del agro navarro.

Pero es que, además, esta infraestructura va a dotar de una ventaja competitiva a nuestra producción agraria frente a otras que todavía dependen del agua de riego con bombeo, al reducir sus costes energéticos, mejorando asimismo su huella de carbono. 

Cabe destacar, además, que el Canal de Navarra supondrá un blindaje a la agricultura ante el cambio climático, permitiendo mitigar sus efectos. 

Quiero incidir en el papel estratégico que tiene el proyecto del Canal de Navarra como pilar clave de la reactivación económica, también, en otros sectores. A modo de ejemplo, tan solo la construcción de la segunda fase va a generar durante los próximos años más de 3.500 puestos de trabajo en la zona.  

Las obras de la 2ª fase del Canal, para 2024

Navarra, insisto, tiene ante sí un reto colectivo, en el que no sobra nadie.

Llevar agua de calidad a la Ribera procedente de Itoiz es uno de nuestros mayores deseos.

Y, desde el actual Gobierno de Navarra, trabajamos con la ilusión y el propósito de que se inicien las obras de la 2ª fase del Canal en 2024. l