Cada gesto diario está relacionado con la energía: el despertador, encender la luz, preparar el café, usar el ascensor, desplazarse a cualquier lugar, hacer compras, usar el móvil€ La energía es imprescindible para la vida cotidiana y para el crecimiento de la sociedad y el desarrollo económico. En los últimos 100 años el consumo de energía ha aumentado de forma constante, al mismo ritmo que ha crecido el nivel de vida de nuestra sociedad, según el EVE. Sociedad del bienestar y consumo energético van de la mano.

El consumo actual tiene consecuencias en varios ámbitos. Por ejemplo, el transporte diario tiene impacto en la economía y en el medioambiente, ya que, para que funcione, antes debe producirse prospección y producción de la energía, cadenas de suministro y redes de consumo, acciones que pasan desapercibidas. Pero las formas de generación, distribución y consumo de energía están cambiando, y las nuevas tecnologías y participantes están creando nuevas dinámicas, explican desde el Cluster de Energía. Además, el consumidor es cada vez más exigente, y está concienciado con la sostenibilidad y el ahorro económico y energético.

La generación de renovables es importante. Es la energía obtenida de fuentes naturales que se renuevan continuamente y son inagotables, aunque intermitentes. Las renovables deberán sustituir a las fósiles. Un objetivo que muestra el Balance Energético de Navarra 2020 presentado recientemente, según el cual la electricidad generada por estas fuentes en ese año equivale al 53%, mientras en 2019 fue del 47% de la electricidad total generada. La Comunidad Foral cumple los objetivos 20/20/20, pero las metas de 2030 son la generación de, al menos, un 40% de total de la energía por medio de fuentes renovables. Es la apuesta del Gobierno foral en un nuevo Plan Energético para Navarra con el horizonte de 2030.

Sin embargo, las renovables tienen limitaciones de producción para abastecer toda la energía que necesitamos, más aún en una sociedad altamente industrializada. Por ejemplo, si hay viento se obtiene energía eólica; de día hay energía solar pero no durante la noche, y en ocasiones no coinciden las horas de mayor demanda de energía con las horas de producción. Las ventajas son que no producen emisiones responsables del efecto invernadero; aprovechan las fuentes de energía locales; impulsan la industria y el empleo; reducen las importaciones energéticas; y son muy eficientes, en general. La descarnonización es vital para lograr una economía global con bajas emisiones CO2 a través de la transición energética.

Energía solar

La energía solar fotovoltaica ha alcanzado en los últimos años una posición muy destacada a nivel global, como en China, Estados Unidos, India, Japón y Vietnam, y países europeos como Alemania y España progresan con fuerza. El precio de las celdas y módulos solares ha bajado, por lo que ha aumentado su competitividad frente a otras fuentes. Este menor coste ha dado lugar a un autoconsumo fotovoltaico para el que se precisan sistemas de almacenamiento, añade el Cluster Energía. Además, hay un "gran crecimiento que va a experimentar el sector fotovoltaico" en el proceso de transición energética en los próximos años promoviendo la innovación tecnológica, mejorando su competitividad y explorando nuevos modelos de negocio que ayuden a consolidar su posicionamiento internacional.

Energía eólica

El paisaje se ha poblado de hélices enormes girando, empujadas por el viento. La eólica se ha convertido en los últimos años en la principal fuente de energía renovable con fuerte presencia en China, España, Alemania o EE.UU. La terrestre tiene aún margen de crecimiento, y los principales mercados se han diversificado sobre todo en países emergentes. Pero el desafío ahora es impulsar la energía eólica off-shore: parques eólicos instalados en el mar. Para ello se está desarrollando tecnología específica con aerogeneradores de alta potencia y se busca reducir los costes optimizando los procesos de instalación, operación y mantenimiento.

La biomasa

La biomasa es la principal fuente de energía renovable de Euskadi. Es una materia abundante y heterogénea, ya que está disponible en múltiples formatos (madera, pellet o astillas) y compite en precio con las fuentes de origen fósil. A lo largo de la historia, el hombre la ha utilizado como leña para el fuego de los hogares, o el carbón vegetal como combustible en las ferrerías tradicionales. Hoy en día, se aplica en instalaciones de calefacción, climatización e industriales, y es un pilar fundamental en la Política Energética vasca para alcanzar los objetivos de uso de fuentes renovables en sustitución de otras energías menos limpias.

El agua

Otra opción es el aprovechamiento de la energía del movimiento de las olas, o energía undimotriz. El alto potencial energético de la costa vasca hace de la energía marina de las olas una apuesta estratégica de la CAV. "La puesta en marcha en Euskadi de una infraestructura como el BIMEP (Biscay Marine Energy Platform), dirigida a la experimentación y prueba de tecnologías y desarrollos sobre energías marinas, está permitiendo desarrollar la oferta científico-tecnológica y posicionar al País Vasco como referente internacional en energía undimotriz", explica el Cluster Energía.

El agua de ríos y arroyos también ha proporcionado energía desde muy antiguo. La evolución de las maquinas hidráulicas ha transcurrido en paralelo a la historia de la humanidad. Los egipcios 3.000 a.C. parece que fueron los primeros en aprovechar la energía del agua. Los romanos usaron la rueda hidráulica o molino romano. En la Edad Media se perfeccionó el funcionamiento y permitió el desarrollo de la industria textil y metalúrgica. En el siglo XIX se inventaron las turbinas. Hoy en día, es una de las energías renovables más importantes y efectivas.

La geotermia

La geotermia es una tecnología altamente eficiente que permite captar la energía almacenada en el suelo para transformarla en energía útil para la climatización de edificios y viviendas. Se basa en la temperatura constante de la tierra, donde a los 10 metros de profundidad el calor almacenado prácticamente no varía de temperatura a lo largo de todo el año. Se aplica principalmente en sistemas de obtención de agua caliente sanitaria, aporta energía para la calefacción y permite la refrigeración de los edificios, todo ello con una notable reducción del consumo de energía.